CARLOTA PEREZ afirma
que la existencia de un cierto paradigma
tecnológico no implica necesariamente que éste determine el curso de los
acontecimientos sociales.
De
hecho, cada crisis, cada transición tecnológica, es un momento de
indeterminación en el que queda un amplio espacio para distintas evoluciones posibles.
Ahora bien, si se establece una relación, como parece hacer C. PEREZ, cuya secuencia principal va de lo tecnológico hacia lo social, queda por explicar cómo factores sociales e institucionales influyen sobre las elecciones tecnológicas, y sobre todo queda pendiente establecer los mecanismos concretos por los que ambas secuencias se producen.
Ahora bien, si se establece una relación, como parece hacer C. PEREZ, cuya secuencia principal va de lo tecnológico hacia lo social, queda por explicar cómo factores sociales e institucionales influyen sobre las elecciones tecnológicas, y sobre todo queda pendiente establecer los mecanismos concretos por los que ambas secuencias se producen.
En
cualquier caso, una vez admitida la importancia del marco social, y en la
medida en que éste tiene mucho que ver con los ámbitos nacionales que definen
los estados, aparece de forma natural la pregunta por la existencia de modos
específicos nacionales de innovación.
A
esta cuestión algunos autores[1] evolucionistas
responden introduciendo el concepto de Sistema
Nacional de Innovación (SIN).
Un
sistema nacional seria algo así como el conjunto
de elementos y relaciones que
interactúan en la producción, difusión y uso
de conocimiento nuevo y económicamente útil, dentro de las fronteras de
un estado nacional.
Con
independencia de que distintos autores ponen el foco de atención en diferentes
aspectos de la cuestión, puede
destacarse la relación de este asunto
con los procesos de globalización económica.
La
perspectiva de los sistemas nacionales de innovación da razones para pensar que las especificaciones
nacionales siguen siendo relevantes a pesar de la creciente globalización.
El
problema es evaluar hasta qué punto, esto es, hasta dónde llegarán los procesos de homogeneización cultural que se
oponen a las idiosincrasias nacionales caracterizadas por la forma de
organizarse las empresas, las relaciones entre ellas, el papel del sector
público, el marco financiero, el modo de
organización de I+D, o el sistema nacional de educación. Sin duda,
algunos de estos elementos presentan
fuertes inercias frente a los cambios.
[1] Lundvall (1992):
“National systems of innovation. Towards a theory of innovation and interactive
learning”. También
Nelson y Freeman
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