Debates académicos y activismo político
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ANDREW
LIGHT, Ph. D., Universidad de California, da
una respuesta afirmativa a la pregunta de si los filósofos pueden contribuir en la práctica a mejorar el medio ambiente.
Justifica esta afirmación en que la crisis medioambiental que nos rodea es un hecho de la experiencia y que es un imperativo que la filosofía mire hacia ella para analizar lo que esto significa, sus causas y sus posibles soluciones.
Justifica esta afirmación en que la crisis medioambiental que nos rodea es un hecho de la experiencia y que es un imperativo que la filosofía mire hacia ella para analizar lo que esto significa, sus causas y sus posibles soluciones.
El trabajo de Light está basado
en el legado del pragmatismo clásico
norteamericano.
Light dice que este legado es el que puede proporcionar el guion para una ética práctica que nos capacite para participar en la resolución de problemas medioambientales reales.
Light dice que este legado es el que puede proporcionar el guion para una ética práctica que nos capacite para participar en la resolución de problemas medioambientales reales.
LIGHT, junto con JOHN O´NEIL, ha tratado estos planteamientos en un libro escrito
en el año 2004, “Environment and values”,
pero ya se había ocupado de estas cuestiones en 1996, “Environmental Pragmatism”, y en 1997, “Environmental ethics”.
Se
lamenta en estos trabajos de que los debates académicos sobre el medio ambiente
no tienen un impacto real sobre las deliberaciones de los científicos, los
activistas o los políticos.
Controversias con la filosofía ecológica de Daly
ANDREW LIGHT apoya el
activismo, la presencia en la calle y en los mediosl[2]. Se opone con ello a los
movimientos del tipo “Wise use” o “anti Takings”, que simplemente consideran una pérdida de tiempo
ocuparse de problemas que no son tales.
La
llamada a la acción también es criticada, aunque de forma mas moderada, por algunos defensores de la economía ecológica, perspectiva desde la que HERMAN DALY, autor de Valuing the Earth, un libro de 1993, defiende que una economía
sostenible es posible, que el problema está encauzado y que, por lo tanto, no
son necesarias grandes movilizaciones.
Debate con la ecología profunda
Desde
la ecología profunda se acusa al pragmatismo de Light de no entrar en los problemas de fondo.
BAIRD CALLICOT, aunque reconoce el estatus especial del ser humano, critica que se dé por supuesta la respuesta convencional a la pregunta de si son sólo los seres humanos los únicos que deben ser moralmente tenidos en cuenta.
Los pragmatistas se defienden frente a esto argumentando que los problemas no pueden esperar a que los filósofos se pongan de acuerdo en tal o cual intricado asunto teórico. Invocan a JOHN DEWEY cuando afirman que:
BAIRD CALLICOT, aunque reconoce el estatus especial del ser humano, critica que se dé por supuesta la respuesta convencional a la pregunta de si son sólo los seres humanos los únicos que deben ser moralmente tenidos en cuenta.
Los pragmatistas se defienden frente a esto argumentando que los problemas no pueden esperar a que los filósofos se pongan de acuerdo en tal o cual intricado asunto teórico. Invocan a JOHN DEWEY cuando afirman que:
“Los filósofos no son filósofos-reyes platónicos cuyos consejos han de seguir los menos
ilustrados. Algunos problemas requieren
actuaciones inmediatas, como por ejemplo, el problema del cambio climático”.
¿Cómo valora la gente el medio ambiente?
En la respuesta a esta pregunta, el estudio de Kempton de 1995 ( Environmental Values in American Culture) es un estudio de referencia.
Al menos para los americanos, existe un consenso sobre las cosas que se valoran de la naturaleza. Lo que parece revelar además el estudio de Kemptom es que la gente valora la naturaleza no sólo por razones antropocéntricas, sino también por motivos que tienen que ver con cierta conexión espiritual o religiosa con ella, y con una especie de ética de la tierra.
La valoración religiosa de la naturaleza tiene elementos no antropocéntricos. Hay una valoración de la naturaleza como creación divina con independencia del uso que el hombre haga de ella.
Existe también una valoración intrínseca, biocéntrica, de la naturaleza, de tal modo que una mayoría considera que las demás especies tiene el derecho de evolucionar con independencia de la especie humana.
Que la gente considera los valores intrínsecos de la naturaleza es pues un hecho empírico que la filosofía pragmatista no puede obviar.
Antropocentrismo y naturaleza
¿Dar una respuesta pragmática significa atender sólo a las necesidades humanas? ¿Tiene la naturaleza un valor por sí misma o sólo lo tiene en tanto que el hombre necesita de un medio adecuado para vivir?¿Cómo valora la gente el medio ambiente?
En la respuesta a esta pregunta, el estudio de Kempton de 1995 ( Environmental Values in American Culture) es un estudio de referencia.
Al menos para los americanos, existe un consenso sobre las cosas que se valoran de la naturaleza. Lo que parece revelar además el estudio de Kemptom es que la gente valora la naturaleza no sólo por razones antropocéntricas, sino también por motivos que tienen que ver con cierta conexión espiritual o religiosa con ella, y con una especie de ética de la tierra.
La valoración religiosa de la naturaleza tiene elementos no antropocéntricos. Hay una valoración de la naturaleza como creación divina con independencia del uso que el hombre haga de ella.
Existe también una valoración intrínseca, biocéntrica, de la naturaleza, de tal modo que una mayoría considera que las demás especies tiene el derecho de evolucionar con independencia de la especie humana.
Que la gente considera los valores intrínsecos de la naturaleza es pues un hecho empírico que la filosofía pragmatista no puede obviar.
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Intrinsic Value for the Environmental Pragmatist.
Pippa Callanan
Intrinsic Value for the Environmental Pragmatist.
Pippa Callanan
Portland State University Published online: 26 July 2010
Res Cogitans Volume 1 | Issue 1 Article 17
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LA ECOLOGIA COMO PROBLEMA FILOSÓFICO: LAS TRES ECOLOGÍAS DE FELIX GUATTARI Y LA ECOSOFÍA
[2] Dos libros, uno de Joseph DesJardins “ Environmental
ethics” (1999) y otro de Michael Zimmerman “ Environmental philosophy” (2004) , tratan estos debates.
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