martes, 19 de enero de 2016

SABER Y PODER EN EL SIGLO XIV. MARSILIO DE PADUA. UN NUEVO DISCURSO POLÍTICO PARA UNA NUEVA SITUACIÓN

Dominicos, franciscanos y averroistas latinos

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En el siglo XIII, principalmente en  la universidad de Paris, santo Tomás de Aquino construye un sistema filosófico completo, una suma teológica, que explica y sirve a la revelación cristiana.

Aquino es un dominico, y pertenece por lo tanto a la orden de predicadores fundada por Domingo de Guzmán, una orden religiosa con el carisma de predicar los dogmas y de combatir la herejía mediante la fuerza del discurso.

En la universidad de París no sólo hay dominicos. Las cátedras se disputan con los franciscanos y con los averroístas latinos.

Si la filosofía de base de los dominicos es la de Aristóteles, adaptada para resolver algunas incompatibilidades con los dogmas revelados, la de los franciscanos se basa fundamentalmente en san Agustín, mientras que los averroístas latinos son aristotélicos radicales, en el sentido de que no han cambiado lo que ellos creen que es aristotelismo auténtico.

La emergencia de dominicos y franciscanos no es casual. Por un lado, son frailes que viven en conventos urbanos, y no monjes que viven en monasterios en el campo. Por otro lado, cada una de ellas tiene un carisma que le es necesario a la Iglesia para combatir las herejías promovidas por albigenses y cátaros. Los dominicos son especialistas en combatir versiones no heterodoxas de la doctrina. Los franciscanos son la versión de la pobreza evangélica que la Iglesia puede asumir.

Feudos y ciudades. Papas y emperadores.

En el siglo XIII, algunas cosas importantes habían cambiado con respecto de los siglos anteriores. En el mundo rural feudal se han ido incrustando las ciudades, con habitantes que tienen vidas e intereses distintos de los que habían tenido los habitantes del mundo rural.

Los habitantes de las ciudades, los burgueses, tienen preocupaciones y problemas cuya solución no parece que les pueda venir de una estructura de poder en la que al Papa se le atribuye el poder absoluto. 


A  la construcción del discurso que avalaba el poder absoluto  del papa, la plenitudo postestatis, había contribuido la doctrina de san Agustín, en los últimos tiempos representada por los franciscanos. 


Los dominicos, por su parte, con santo Tomás a la cabeza, construyen en el siglo XIII una doctrina política basada en la distinción entre la ley eterna, la ley natural y el derecho positivo, pero que en última instancia subordina también la legislación positiva a  ley natural.


Sin embargo, en los nuevos espacios urbanos aparecen nuevos tipos de conflictos a los que no da respuesta el esquema existente. Son conflictos en los que la tutela del papa no les parece adecuada a los burgueses que ven en el emperador y a los monarcas figuras más acordes con sus necesidades. la actividad emergente es el comercio y el personaje el mercader.


En el siglo XIV, la necesidad de una división de poderes entre el papa y el emperador, una nueva legislación y nuevo discurso que de forma a todo eso, se hace ya evidente. 


Una de las propuestas de ese nuevo discurso procede del averroismo latino que subsiste en la universidad de París, en concreto de su rector: Marsilio de Padua, que es también, no casualmente, consejero del emperador Luis IV de Baviera.

El nuevo discurso de Marsilio

Luis de Baviera reabre contra el papa Juan XXII las luchas de Felipe el hermoso contra Bonifacio VIII. El papa  acababa de denunciarle como protector de herejes y de excomulgarle ordenándole que deje dentro tres meses de administrar los asuntos del imperio.

El “Defensor pacis”, es el discurso que compone Marsilio como respuesta a la petición de consejo y ayuda por parte del emperador. El texto se presenta al emperador en 1326.

Marsilio defiende que la iglesia no tiene cabeza visible y que san Pedro no recibió más poder o autoridad que los otros Apóstoles, y que es dudoso que llegara a ir a Roma. El papa tiene solamente el poder de convocar un concilio ecuménico que es superior a él. Sus decretos no son obligatorios y solo puede imponer al pueblo aquello que el concilio general ha decidido e interpretado. La comunidad elige a los párrocos y supervisores y controla al clero en el cumplimiento de sus deberes. En pocas palabras, la comunidad o el Estado lo son todo, y la Iglesia juega un papel subsidiario. 

Este es el nivel práctico del discurso que  le interesa al emperador, pero el discurso de Marsilio tiene un nivel más profundo pensado para hacer frente a las controversias que pudieran surgir, especialmente entre sus colegas de París.

Marsilio trata de cambiar la relación entre fe y razón, que santo Tomás había dejado en la posición de que la filosofía sirve a  la teología. Da el predominio a la razón, y con ello, a lo laicos frente a los clérigos. 

Para ello cuenta con algo que no tenía disponible Abelardo en sus disputas con Bernado de Claraval cuenta con la lógica y con la metafísica de Aristóteles, ya plenamente disponibles; y cuenta con la forma de interpretar a Aristóteles que procede en última instancia de Averroes. Esto es, que las conclusiones obtenidas racionalmente no tienen por qué se coincidentes con las verdades reveladas, y cuando no lo son, hay que atender a la razón. porque la razón cuenta con el instrumento de la lógica.

Respuesta de Juan XXII

El discurso de respuesta del papa es menos elaborado y más visceral. 

Dice el Papa:


"1) Estos réprobos no dudan en afirmar sobre lo que se relata sobre Cristo en el Evangelio de san Mateo, la broma de que El pagó tributo…que lo hizo no por condescendencia y liberalidad, sino por necesidad – una afirmación que va contra las enseñanzas del Evangelio y las palabras del Salvador. Si uno fuera a creer a estos hombres se seguiría que toda la propiedad de la Iglesia pertenece al Emperador y que puede tomar posesión de ella de nuevo cuando quiera.


John22.jpg2) Estos hijos de Belcebú son tan atrevidos como para afirmar que el Apóstol san Pedro no recibió más autoridad que los otros Apóstoles, que no fue nombrado su jefe y más aún, que Cristo no dio cabeza visible a su iglesia y no nombró a nadie como su vicario aquí abajo todo lo cual es contrario a la verdad evangélica y apostólica.


3) Estos hijos de Belial no temen afirmar que el emperador tiene el derecho de nombrar, destronar y castigar al papa, lo que sin duda repugna a todo derecho.


4) Estos hombres frívolos y mentirosos dicen que todos los sacerdotes, sean papas, arzobispos o simples sacerdotes tiene la misma autoridad e igual jurisdicción, por la institución de Cristo; que todo lo que uno posee más que otros es una concesión del emperador que puede revocar lo que ha concedido – afirmaciones que son ciertamente contrarias las sagradas enseñanzas y tiene el sabor de herejía.

5) Estos blasfemos dicen que las enseñanzas de la iglesia universal no pueden infligir una pena coactiva a ninguna persona sin el permiso del emperador. Todas las proposiciones papales opuestas a las declaraciones de Marsilio de Padua y Jean de Jandun se prueban a al larga por las Escrituras, tradiciones e historia. Estas declaraciones están condenadas por ser contrarias a la Sagrada Escritura, peligrosas para la fe católica heréticas y erróneas y sus autores Marsilio y Jean por ser sin duda herejes y aún heresiarcas."

Secuela

El Emperador tomó la iniciativa. Después de una reunión en Trento con sus partidarios gibelinos, en marzo de 1327 entra en Italia, y en mayo, recibe la corona de hierro de los Lombardos en Milán.

Luis provocó la rendición de Pisa y fue recibido en Roma con gran regocijo. El 7 de enero de 1328 fue coronado en la iglesia de San Pedro, de manos del noble romano Sciarra Colonna. Luis IV respondió a los ataques pontificios mediante la deposición de Juan XXII y la designación como papa de Pedro de Corvara, que tomó el nombre de Nicolás V.


En cuanto a Marsilio, su suerte corre paralela la utilidad de su discurso.  

En Baviera, la vida de Marsilio adquiere otro rumbo, alejado del poder y del influjo sobre el emperador. 



A la muerte de Juan XXII, en 1334, el emperador Luis inicia negociaciones diplomáticas con el papado para superar la crisis y conseguir la aceptación de Avignon de su legitimidad imperial. 


Esas negociaciones estuvieron a punto de tener éxito, pero en definitiva fracasaron. Luis estuvo a un paso de lograr el reconocimiento de su estatuto imperial, pero una vez más la monarquía francesa impuso su veto irresistible y el curso posterior de sus esfuerzos se vio interrumpido por su muerte.

Durante esas negociaciones, Marsilio no solamente fue alejado del círculo de consejeros del príncipe, sino que corrió el grave peligro de ser entregado a la autoridad papal.

De todos modos, las ideas de Marsilio tenían el viento a favor. Guillermo de Ockham, franciscano, pero ya favorable a la separación de ciencia y revelación, y favorable a dar valora al individuo, siguiendo la línea iniciada por Scoto, recoge parte del ideario político de Marsilio. 

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LA ORIGINALIDAD DE MARSILIO DE PADUA

M. A. Barbuto
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Marsilio de Padua

L. Salembier


The Catholic Encyclopedia, Volume IX. Published 1910.
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MARSILIO DE PADUA:

DEFENSOR MINOR Y DE TRANSLATIONE IMPERII
Jordi Puigdomènech

Luis IV, emperador del Sacro Imperio (1282-1347).
Juan Miguel Moraleda Tejero

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miércoles, 13 de enero de 2016

LO QUE PLATÓN NO QUISO PONER POR ESCRITO. SECRETISMO, ESOTERISMO Y ESCEPTICISMO.

¿Está todo el pensamiento de Platón en los diálogos?

Aristóteles es un crítico bastante duro de su maestro Platón. No está en absoluto de acuerdo con el modo en que Platón resuelve las aporías a las que conduce la teoría de las ideas en su versión inicial. Es decir, no está de acuerdo en que la solución sea mantener la ideas separadas e introducir el mito del Demiurgo. 

Lo que queda por ver es si Aristóteles esta dirigiendo su crítica no sólo a los diálogos escritos, sino también a partes no escritas del pensamiento de Platón, que habría ido incluso  cambiando.

El esquema de posibilidades que se han ido planteando en el pasado puede ser el siguiente:

a) - Aristóteles distorsiona totalmente el pensamiento platónico y le atribuye teorías de otros miembros de la Academia como Espeusipo y Jenócrates. En suma, Aristóteles "no es de fiar" cuando habla acerca de las doctrinas platónicas.  Esta es la tesis de Cherniss: la filosofía de Platón es la que se encuentra en los diálogos y nada más que esa.

b) - Hay cambios sustanciales entre el Platón adulto y el Platón anciano, pero éste sólo ha expresado su último pensamiento oralmente, y lo que ocurre es que Aristóteles se está refiriendo a ese último pensamiento platónico que él conoce porque estuvo en la Academia todo ese tiempo. En consecuencia, para conocer el verdadero pensamiento final de Platón, los diálogos deben ser complementados con los datos provenientes de la tradición indirecta.

c) - Aristóteles está presentando el verdadero pensamiento de Platón, esto es, aquellas doctrinas a las que los diálogos sólo hacen alusiones pero no tratan directamente, porque los diálogos escritos no pueden elegir a su interlocutor y éste puede no estar suficientemente preparado para asimilarlas. Esta es la postura que adopta la denominada Escuela de Tubinga. Los diálogos no pueden ser correctamente entendidos en absoluto si prescindimos de la tradición indirecta.

En realidad, actualmente, después de la crítica realizada desde la mitad del siglo XX hasta ahora, especialmente el trabajo hecho por la corriente hermenéutica, no puede dudarse de que Aristóteles sea fiable ni de su fidelidad a Platón. Al mismo tiempo, que queda reafirmada su posición critica con respecto a las dos cuestiones fundamentales apuntadas: las ideas separadas, puestas en un mundo inteligible, y  la introducción  del mito del Demiurgo.

Caben pocas dudas también sobre el carácter progresivamente más pitagorizante del pensamiento platónico, algo que es claramente perceptible sin ir más allá de los diálogos escritos.  

A pesar de todo esto, la cuestión de cuál pudo ser el contenido del pensamiento no escrito sigue teniendo mucho interés. Y lo tiene también el motivo por el cual  Platón pudo haber optado por reservar algunas enseñanzas en el ámbito de la oralidad. Entramos aquí en solamente en el segundo asunto.

Este tema está relacionado con el secretismo o esoterismo dentro de la Academia. Ambos términos no son equivalentes por lo que se puede hacer primero un ejercicio de desambigüación.

Secretismo vs. esoterismo 

El "mantenimiento en secreto" conlleva una suerte de "juramento de fidelidad" que consolida un compromiso permanente del recién juramentado para con el grupo que lo juramenta (de hecho, la violación del juramento acarrea sanciones); contrariamente, la perpetuación esotérica de unas enseñanzas (de 'maestro' a 'discípulos', o de 'padres' a 'hijos') no precisa de una fidelidad consignada coercitivamente mediante juramento de ningún tipo, sino simplemente la consciencia de que tales enseñanzas no pueden ser asimiladas sin riesgo de tergiversación si se imparten antes de tiempo

Platón no es secretista

En el caso de las enseñanzas orales platónicas, esas "cosas más elevadas" (timiótera) que en los diálogos se posterga su tratamiento "para más adelante", lo que se pone a resguardo no es "secreto" (apórrheton), pero sí es esotérico en el sentido de que  "no es comunicable antes de tiempo" (aprórrheton).

La Escuela de Tubinga se ha distanciado de la representación de una 'doctrina secreta' de Platón. De hecho, el propio Platón se burlaba -en los diálogos Protágoras y Eutidemo- del "secretismo" propio de los sofistas). Valga clarificar pues, que contemplar como plausible la existencia de los ágrapha dógmata, del pensamiento no escrito,  no conlleva considerar a Platón como 'secretista'.

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ÁGRAPHA DÓGMATA: ACERCA DE LAS DOCTRINAS NO ESCRITAS DE PLATÓN


José Antonio Pastor Cruz


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LAS CRÍTICAS DE ARISTÓTELES A PLATÓN EN METAFÍSICA I,

Silvana Gabriela Di Camillo

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Quizás pueda servir un testimonio de Aristoxeno, un aristotélico, para arrojar un poco mas de luz sobre el asunto:

«Según Aristóteles contaba una y otra vez , esto es lo que experimentó la mayoría de los oyentes de la conferencia de Platón sobre el Bien. 

Cada uno acudió suponiendo que aprendería algo de los que son considerados bienes humanos, tales como riqueza, salud, fuerza, en suma una maravillosa felicidad. Pero cuando se hizo manifiesto que los argumentos (oi Xñyot) versaban sobre matemáticas, tanto de números como de geometría y astronomía, y, para colmo (tó irépw), sobre que [el] Bien es [lo] uno (la unidad), creo que les pareció algo completamente paradójico; y algunos desdeñaron el tratamiento, otros lo censuraron. Ahora bien, ¿a qué se debió toda esta perturbación? A que no habían alcanzado a informarse sobre la índole del tema, sino que, a la manera de los erísticos, habían ido en tropel boquiabiertos, atraídos por el mero título. Pero si se les hubiese brindado de antemano una exposición sumaria del tema, el posible alumno habría desistido de su intento, o bien, si le agradaba, habría permanecido hasta el fin. Por esa misma razón Aristóteles mismo acostumbraba a dar a sus posibles alumnos un resumen preparatorio del tema y del método de estudio»

Parece pues que muchos o algunos de los oyentes de Platón, incluso alumnos avanzados. no le entendían. la cuestión es si Plantón pretendía un dialogo abierto con sus interlocutores o por el contrario planteaba sus lecciones de forma dogmática. 

Una pista para resolver esto puede estar en la forma en que evoluciono la Academia. 

Arecesilao fue director de la Academia 66 años después de Platón. Bajo su dirección, la Academia ha dado ya un giro escéptico.


En cualquier caso lo que resulta evidente, es que sea por las lecciones no-escritas o por desarrollos posteriores de la obra escrita platónica, los principios platónicos de los seguidores de Platón diferían en mayor o menor medida de los expuestos por él. 

El giro hacia el escepticismo ha sido interpretado como no sorprendente, ya que desde su origen el pensamiento de Platón presentaba, por su carácter fuertemente indagativo, un edificio incompleto, no terminado, sólo esbozado, lleno de perplejidad y de dudas, como era necesario en todo pensamiento rico que tras esfuerzos y tentativas, tiende hacia una verdad no prefabricada. 

Quizá por estos motivos, las contradicciones dialécticas que alimentaron la fecundidad creativa de Platón se convirtieron, tras su muerte, en las más genuinas y propias recomendaciones del maestro a los herederos de la Academia. Así, es probable que los sucesores en la Academia se movieran, por el culto casi sagrado al fundador, en un clima de libertad que le hacia honor y que generaba no sólo ciertas contradicciones en la correcta interpretación de las doctrinas escritas o no escritas de Platón, sino, principalmente, una verdadera y profunda crisis de identidad filosófica.


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Son los agrapha dogmata las lecciones no escritas de Platón?

Ramón Román Alcalá

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También sobre esto la hermenéutica nos previene de que el asunto puede ser más complejo. 

En el dialogo El Sofista, Platón se ve en la necesidad de introducir el no-ser en el ámbito de la ideas. De hecho, introduce un especie de no-ser relacional, en el sentido de que la idea A puede estar relacionada con la idea B, pero puede que la relación de A con C sea un error. Esa relación no-es.

Para determinar qué relación es y cual no es, hace falta desde luego un criterio. A este tema dedica Platón no pocos esfuerzos, postulando un recta opinión o una opinión verdadera. 

Ahora bien, si el criterio para determinar lo que es recta opinión decae, decae junto con ello la doctrina que se apoya en las relaciones establecidas como verdaderas. Ya no tenemos claro lo que verdad y lo que error: estamos en el ámbito del escepticismo. 

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viernes, 8 de enero de 2016

PLATÓN RESCATADO POR ARQUITAS DE TARENTO

Las influencias recibidas


Cuando se piensa en las influencias recibidas por Platón aparece siempre lógicamente Sócrates.  Luego, en menor medida, Heráclito, en la versión de Crátilo, y también Parménides. Sin embargo, el nombre de Arquitas de Tarento queda normalmente mucho menos vinculado con la gestación del pensamiento platónico.


Pero es Arquitas el personaje que más puede ayudar a comprender el paso dado por Platón hacia la necesidad de postular otro mundo diferente al mundo sensible, el mundo del las ideas, para explicar por qué la justicia o lo justo es un valor absoluto que no depende del tiempo, ni del lugar, ni de las personas.


¿Quién era Arquitas de Tarento?


Arquitas no es un filósofo corriente. Si hubiera que compararlo con algún otro personaje griego quizás sería Perícles el más próximo en cuanto que Arquitas fue elegido siete veces estratega (general) por la asamblea de Tarento. Un general, que se dice, nunca fue derrotado.

Tarento no era una ciudad menor. Era una colonia de Esparta fundada en el año 706 a. de C., que tenía el mejor puerto de la costa sur de Italia.  

Con todo, lo primero que Diogenes Laercio cita de Arquitas es su intervención en el rescate de Platón.



Platón rescatado


En el año  361 a. de C.,  Platón estaba en Siracusa. Sus desavenencias con el tirano de la ciudad, Dionisio, habian llegado a u punto en el que Platón temía por su vida, así que escribió a Arquitas pidiendo ayuda, que le envió un barco para rescatarlo.

La relación de Platón con Arquitas venia de veinte años atrás.  Cuál era el vínculo intelectual entre ellos es algo que no sabemos con certeza, aunque pueden formularse hipótesis verosímiles. 

De los pocos testimonios existentes no parece deducirse una relación de maestro a discípulo, en ninguno de los dos sentidos. Más bien parece que Platón tenía un conocimiento más profundo en lo que ahora llamaríamos filosofía, pero que Arquitas tenía un conocimiento mucho mayor en matemáticas y geometría. 

Las matemáticas y la geometría eran precisamente la impronta de la escuela pitagórica. Que Arquitas fuese un pitagórico no es algo que pueda afirmarse tampoco con certeza, pero así se refieren a él no obstante algunos testimonios. El ámbito geográfico en el que se movía la escuela era justo ese, el sur de Italia. 


La escuela tuvo probablemente un versión fuerte según la cual  el mundo está hecho de números y una versión más débil en la que el mundo puede interpretarse mediante los números. Sea como fuere, los números, y con ello las matemáticas y la geometría son la clave de su cosmovisión. 


Esa concepción fue también clave para Platón, pues le ayudo a deshacer el del nudo al que había llegado a partir de la filosofía de Sócrates. 


Sócrates buscaba definiciones, definir con precisión los límites de los conceptos, y para ello practicaba una investigación introspectiva, buscaba dentro de sí, conociéndose a sí mismo. Platón siguiendo ese método no lograba llegar sin embargo a definiciones suficientemente concretas . Los diálogos primeros de Platón no llegan a a cerrar las definiciones que se plantean, avanzan en espiral sin llegar nunca al punto central.


Sin embargo la geometría muestra ejemplos de que las cosas pueden plantearse de otra manera.  En el mundo que percibimos con los sentidos existen círculos, pero ninguno de ellos es un círculo perfecto. Sin embargo puede definirse perfectamente un círculo como el lugar geométrico de los puntos que equidistan de uno dado. Ya tenemos una definición, una definición que no depende de las cosas sensibles, que existe independientemente de ellas, que está en otra parte, en otro mundo, un mundo inteligible a que no se accede por medio de los sentidos sino por la inteligencia, el mundo de las ideas.


La investigación científica de las definiciones generales ya no es introspectiva, mediante el dialogo con un mismo o con los demás, es dialéctica, investigando las ideas que están fuera. Cómo es posible acceder a ese afuera es otro problema que también los pitagóricos ayudaran a resolver. La solución en este caso ya no vendrá de los números sino de la mística órfica pero eso ya es otro tema.


Platón no fue pues sólo rescatado físicamente por Arquitas, sino que fue también rescatado intelectualmente de naufragar en la búsqueda de definiciones generales sobe las que asentar la ciencia, especialmente la ciencia política, que es en última instancia lo que a Platón más le interesa. Que ello le llevara a navegar por otros mares quizás más tormentosos aun, es también otro asunto. Es más, Arquitas no compartió al parecer la división en dos mundos que postuló Platón. Una posición, esta de Arquitas, que le valió sin embargo la atención de Aristóteles. 


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Archytas

First published Thu Jun 26, 2003; substantive revision Mon Jul 25, 2011

Huffman, Carl, "Archytas", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Fall 2011 Edition), Edward N. Zalta (ed.)

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lunes, 4 de enero de 2016

EL GRAN DEBATE INTELECTUAL DEL SIGLO XII. ABELARDO CONTRA BERNARDO DE CLARAVAL. RACIONALISMO E IRRACIONALISMO MÍSTICO


Si la razón da argumentos en apoyo de la la fe, o es, por el contrario, la fe la que esclarece y da sentido  a los juicios de la razón, fue un tema de debate profundo en las escuelas medievales a partir del renacimiento carolingio del siglo IX, que fue creciendo hasta convertirse en un tema clave en el siglo XII. 

Abelardo, docente en París en el siglo XII, estaba constitucionalmente inclinado a dar énfasis al primer principio. Esto es, a utilizar la argumentación racional para descifrar los misterios de la doctrina, en vez de admitirlos como verdades reveladas. 

Dice Abelardo:

"Mis alumnos me pedían razones humanas y filosóficas y me reclamaban aquello que pudiesen entender y no aquello sobre lo que no pudiesen discernir. Decían que no servía de nada pronunciar muchas palabras, si no se hacía con inteligencia; que no se podía creer nada que previamente no se hubiese entendido; y que es ridículo que alguien predique nada que ni él ni sus alumnos no puedan abarcar con el intelecto".

El siglo XII es precisamente un tiempo en el que la argumentación racional trata de hacerse su sitio en las escuelas de filosofía y teología, que toman nueva fuerza después del paréntesis del siglo X y las invasiones normandas. Lógicamente, ésto no podía hacerse sin resistencia. Abelardo no pasaba desapercibido, durante algunos periodos de su atribulada vida tuvo mucho éxito entre los estudiantes, lo cual tuvo consecuencias.

Abelardo encontró un oponente de su talla intelectual: Bernado de Claraval. Sus disputas no son simples controversias entre la atracción de lo emergente y la defensa de la tradición. Son mucho más que eso, conforman el gran debate intelectual del siglo XII.

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Abelardo en París

En los últimos años del siglo XI, Abelardo dejó el castillo de su padre y buscó instrucción como estudiante itinerante en las escuelas de los más renombrados maestros de aquellos días. Entre esos maestros estaba Roscelin el nominalista, en cuya escuela de Locmenach, cerca de Vannes, Abelardo pasó con seguridad algún tiempo antes de continuar a París. 

Aunque la Universidad de París no existió como institución organizada hasta más de medio siglo después de la muerte de Abelardo, florecían en su época en París la Escuela de la Catedral, la Escuela de Ste. Geneviève, y la de St. Germain des Prés, las precursoras de las escuelas universitarias del siglo siguiente. 

La Escuela de la Catedral era indudablemente la más importante de ellas, y allá dirigió sus pasos el joven Abelardo para estudiar dialéctica con el renombrado maestro Guillermo de Champeaux, que en el problema de los universales mantenía un posición realista, totalmente opuesta a la de Roscelin.

El joven provinciano, no sólo se aventuró a objetar la enseñanza del maestro parisino, destacando las contradicciones del realismo, sino que intentó establecerse como maestro rival. 

Pero eso no era asunto fácil en París, así que estableció su escuela primero en Melun y luego en Corbeil, probablemente, hacia el año 1101. 

El par de años siguientes Abelardo los pasó en su lugar natal "casi aislado de Francia", como él dice. La razón de este retiro forzoso de la lucha dialéctica fue la falta de salud. 

Al volver a París volvió a ser de nuevo alumno de Guillermo de Champeaux con el propósito de estudiar retórica. Cuando Guillermo se retiró al monasterio de San Víctor, Abelardo, que mientras tanto había reanudado su enseñanza en Melun, se apresuró a ir a París para conseguir la cátedra de la Escuela de la Catedral. Habiendo fracasado en esto, estableció su escuela en el Monte de Ste. Geneviève (1108). Allí y en la Escuela de la Catedral, en la que finalmente en 1113 logró obtener una cátedra, se hace un gran renombre como maestro de retórica y dialéctica.

La carrera de Abelardo como maestro en París, de 1108 a 1118, fue excepcionalmente brillante. Los alumnos acudían en tropel desde todos los países de Europa, Fue, de hecho, el ídolo de París; elocuente, vivaz, bien parecido, poseedor de una voz inusualmente rica, lleno de confianza en su propio poder de agradar, tuvo el mundo entero a sus pies.

Historia de calamidades


Resultado de imagen de ABELARDO Y ELOISAQue Abelardo utilizaba estas ventajas lo admitían incluso sus más ardientes admiradores. De hecho, en la "Historia de mis calamidades" confiesa que en ese periodo de su vida estaba henchido de vanidad y orgullo. A esas faltas atribuye su caída, que fue tan repentina y trágica como lo fue todo, al parecer, en su meteórica carrera. Cuenta aquí una historia que ha llegado a formar parte de la literatura amorosa clásica: cómo se enamoró de Eloísa, sobrina del canónigo Fulberto; y todo lo que sucedió después.


Tras su caída, se retiró a la Abadía de St. Denis, deseoso de ocultarse en la soledad monástica. Pero pronto entró en conflicto con los monjes de St. Denis por su irreverente crítica de la leyenda de su santo patrono, y fue enviado a una institución filial donde reanudó antiguas disputas, tocando un tema especialmente sensible: la Santísima Trinidad. En el primer caso una clara falta de tacto y en el segundo entrar en un tema demasiado nuclear. Así que fue llamado a presentarse ante un concilio en Soissons, en 1121.

Aunque no es fácil determinar exactamente lo que tuvo lugar en el Concilio, está claro que no hubo condena formal de las doctrinas de Abelardo, pero fue con todo condenado a recitar el Credo de Atanasio, y a quemar su libro sobre la Trinidad. Aparte, fue sentenciado a prisión en la abadía de St. Médard, a instancias, al parecer, de los monjes de St. Denis, cuyo abad se mostró implacable.

Pero ese no es el final de Abelardo, huyó a un lugar desierto en las proximidades de Troyes. Allí comenzaron pronto a acudir en tropel los alumnos, se construyeron cabañas y tiendas para recibirlos, y se erigió un oratorio, bajo la advocación de "El Paráclito", y allí se renovó su antiguo éxito como maestro.

Después de la muerte de Adam, abad de St. Denis, su sucesor, Suger, absolvió a Abelardo de la censura, y así le restauró su rango de monje. Habiendo la abadía de St Gildas de Rhuys, cerca de Vannes, en la costa de Bretaña, perdido a su Abad en 1125, eligió a Abelardo para ocupar su puesto. Después de todo, tenemos a Abelardo como abad. 

Como abad de St. Gildas, Abelardo tuvo, según su propio relato, una vez más, una época muy turbulenta. Los monjes, considerándolo demasiado estricto, intentaron de varias formas liberarse de su gobierno, e incluso intentaron envenenarlo. Finalmente le hicieron abandonar el monasterio. Conservando el título de abad, residió por un tiempo en las cercanías de Nantes y después (probablemente en 1136) reanudó su carrera como maestro en París y revivió, hasta cierto punto, el renombre de los días en que, veinte años antes, reunía a "toda Europa" para oír sus lecciones. 

Ahora comienza el último acto de la tragedia de la vida de Abelardo en la que San Bernardo tuvo parte. El monje de Claraval, el hombre más poderoso de la Iglesia en aquellos días, estaba alarmado por la heterodoxia de la enseñanza de Abelardo, y cuestionó la doctrina trinitaria contenida en los escritos de Abelardo. Hubo admoniciones por una parte y desafíos por otra; San Bernardo, habiendo advertido primero en privado a Abelardo, procedió a denunciarlo a los obispos de Francia; Abelardo, subestimando quizás la capacidad e influencia de su adversario, solicitó una reunión de obispos, ante el que Bernardo y él discutirían los puntos en disputa.

Bernardo de Claraval
En 1115, el joven Bernardo fue enviado , al frente de un grupo de monjes para fundar una nueva comunidad cisterciense en el Valle de Absinthe, o Valle de la Amargura. Bernardo lo llamó Claire Vallée, Claraval.

Entonces se produce el primer cruce de personajes. Bernardo es investido como Abad por Guillermo de Champeaux, Obispo de Châlons-sur-Marne, que vio en él al hombre predestinado, siervo de Dios. Desde ese momento, nació una fuerte amistad entre el Abad y el obispo, que fue profesor de teología en Notre Dame de París , fundador del convento de San Víctor, y el maestro de Abelardo con el que debatía sobre varios temas.

Mientras que Abelardo encontró el éxito en la enseñanza impartida en París, Bernardo tiene éxito en su proselitismo para atraer monjes para su forma rigurosa de entender la vida monástica. Hay ahí un primer punto de fricción al competir  por el mismo objetivo, el mismo" target".  

La participación de Bernardo en concilios y controversias eclesiasticas le va haciendo ganar fama e influencia. Defiende los derechos de la Iglesia frente a las intromisiones de reyes y príncipes, y le recuerda sus deberes a Enrique, Arzobispo de Sense, y a Esteban de Senlis, Obispo de París. pero su máximo nivel de intervención lo alcanza con el cisma. Es capaz de decantar la balanza hacia el lado de uno de los dos papas contendientes. 

Su poder de persuasión no se limita a conseguir prosélitos para los monasterios ascéticos. Exhorta también a la cruzada, es decir, a la defensa de la fe con las armas. Es de hecho a  Beranrodo se acude, o se postula,  para redactar la regla por la que habían de regirse los templarios, que por lo tanto incorporan a su orden muchos de los preceptos cistercienses.

Los sucesos del año 1140

La exaltación de la razón humana y del racionalismo defendidos por Abelardo, encuentran en Bernardo una contraparte de la misma potencia intelectual. La historia de las calamidades y la refutación de su doctrina por San Bernardo, dice Ratisbonne, forman el mayor episodio del siglo XII.

El tratado de Abelardo sobre la Trinidad había sido condenado en 1121 y él mismo había quemado su libro. Pero en 1139 propugnó nuevos errores. Bernardo, informado de ello por Guillermo de San Thierry, escribe a Abelardo, que le contesta de una manera insultante, un estilo que era habitual en él.. Bernardo le denuncia al papa, ocasionando un concilio general a celebrar en Sens. 

Abelardo pide un debate público con Bernardo. En ese momento Bernardo está en plenas facultades y se muestra implacable describiendo los errores de su oponente. Abelardo mucho menos seguro se muestra incapaz de responder con la misma intensidad. El resultado es que  fue obligado a retirarse tras ser condenado. 

El papa confirmó el dictamen del concilio, Abelardo se sometió sin resistencia y se retiró a Cluny, donde vivió bajo la autoridad de Pedro el Venerable, muriendo dos años después.
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Secuela 

No hay unanimidad en la valoración de cuánto tiene que ver la influencia de Abelardo sobre la evolución posterior de las escuelas de París para dar como fruto la universidad. Pero no es difícil imaginar que todos aquellos alumnos de Abelardo generaron un ambiente intelectual favorable a ello. 

En su debate con Bernardo, lo que le faltaba a Abelardo, aparte de cuestiones que tienen que ver con su trayectoria vital, es un aparato conceptual más potente. Había dado una solución racional al problema de los universales, pero no tenía piezas suficientes para componer una teología racional consistente más completa

Lo que le faltaba estaba llegando: los textos completos de Aristóteles, que le servirían en el siglo siguiente de base a santo Tomás para componer un sistema filosófico.

En cuanto a Bernardo, vivirá lo suficiente para ver el fracaso de las cruzadas. Sin embargo, la mística, en cuanto acceso intuitivo y directo al conocimiento tendrá nuevas reediciones.
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Bernardo de Claraval:

Síntesis de la doctrina espiritual de San Bernardo de Claraval (parte 5) – El tratado Sobre la conversión

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Pedro Abelardo

Según William Turner (1907). Enciclopedia Católica

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