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El Parménides es un dialogo que, a diferencia de otros diálogos platónicos, como el Fedro o el Banquete, se presenta en un estilo un tanto árido para el lector. Es, además, y esto es lo más importante, el punto de inicio de un profunda autocrítica de la teoría de las ideas.
¿Cuál es el modo en que las ideas conectan con el mundo sensible? ¿Se da entre ambos mundos una participación, en el sentido en que unas forman parte de lo otro, o viceversa? ¿ Es una imitación?
El problema queda planteado pero no resuelto. El Parménides no es concluyente sobre es punto. Algo, por cierto, que es habitual en los diálogos platónicos. De hecho, las respuestas propositivas tendrán que esperar hasta la composición del Timeo: la solución está en el Demiurgo.
Pero no se quedan ahí los cuestionamientos del Parménides. Si nos centramos sólo en el mundo inteligible, es decir, en las ideas mismas, tampoco la investigación es sencilla. ¿Podemos mantener que las ideas son del modo en que el filósofo Parménides postuló que es el (verdadero) ser?: un uno inmutable, continuo, indivisible, eterno.
Dicho de otra manera: ¿El Uno es (verdaderamente)?
Esta es la hipótesis que se plantea con todos sus consecuencias en la segunda parte del diálogo, como un potente ejercicio de argumentación lógica que trata de agotar todas las posibilidades, valorando las consecuencias para el uno y para lo demás, tanto si el uno es, como si el uno no es.
El dialogo queda con un final abierto.
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Plotino, que pretende que su filosofía sea un poner en limpio la del Platón, lo que hace realmente es componer un sistema filosófico con caracteres que lo dotan de identidad propia: vertebra y vitaliza la filosofía platónica.
Aunque, como en el caso de la noción de hipóstasis, hay que rastrear el origen platónico del concepto.
Como decimos, Los rasgos distintivos de este sistema son la vertebración y la vitalización de las piezas que formaban el pensamiento platónico.
Así, la composición de mundo inteligible, Demiurgo y mundo sensible, y otros elementos que aparecen en los escritos, e incluso en le pensamiento no escrito de Platón: agrapha dogmata, queda vertebrada, articulada, postulando tres hipostasis: el Uno, La Inteligencia, el Alma; y, por debajo, como infra-ser, la materia.
--------------------------------------------------------------------------------------------El Uno, y también la Inteligencia y el Alma, pasan de ser una tesis de base, que hay que poner a prueba: una hipótesis; a una afirmación básica, una verdadera realidad: hipóstasis.
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