QUÉ ES LA ECOLOGÍA SOCIAL.

La crítica a la ecología profunda

La ecologia social surge con vocación de superar la falta de  compromisos sociales de la ecología profunda.

MURRAY BOOKCHIN escribe en 1987[1] Social Ecology versus Deep Ecology: A Challenge for the ecology movement, un ensayo que se publicó  inicialmente en Green Perspectives: Newsletter of the Green Program Project, en el que critica duramente los postulados de la ecología profunda, a la vez que presenta la ecología social.

La ecología profunda, dice BOOKCHIN, ve en la especie humana un todo indiferenciado:"un producto maligno de la evolución que está superpoblando el planeta, una especie de cáncer en el mundo de la vida ... una reedición del  eco-brutalismo nazi que aboga porque las gentes del Tercer Mundo  sean dejadas a su suerte”. Para acreditar esta afirmación, BOOKCHIN se remite a las respuestas que había dado  DAVID FOREMAN en una entrevista de BILL DEVAL  en un medio de comunicación australiano, en la que hablaba sobre las situaciones de subdesarrollo en el Tercer Mundo.

BOOKCHIN critica lo que NAESS,  DEVAL y SESSIONS escriben sobre descentralización, desjerarquización, democracia o comunidades de pequeña escala, y les reprocha su invocación a una especie de mezcla de filiaciones ideológicas muy distintas (Heidegger y Whitehead, p.e.). Utiliza la palabra “Eco-la-la[4]”,Una expresión que toma de la ecofeminista Chaia Heller, para referirse al espiritualismo que oculta el hecho de que la descentralización o la autonomía local no son por sí solas ecológicas o emancipatorias. Hace notar, para ilustrar esto,  que el feudalismo europeo tenía estas características y era especialmente opresivo para grandes masas de seres humanos.  En el antiguo Egipto, las fuerzas de la naturaleza estaban presentes en todas sus manifestaciones culturales, lo que no impedía que las masas estuvieran oprimidas.

Las demandas de descentralización o desjerarquización de la ecologia profunda se enmarcan, concluye BOOKCHIN, en el contexto de un antihumanismo maltusiano:

 “La distinción entre humano e inhumano es, sin embargo  importante. Las sociedades humanas tienen la capacidad de rediseñar la tecnología, de tal forma que las distinciones de género, raza y jerarquía pueden ser conscientemente modificadas, algo que no hacen los animales.  Al no tener en cuenta la diferencia entre humanos y no-humanos, la ecología profunda evade las raíces sociales de las crisis ecológicas.

Lo más peligroso de la ecología profunda es: “La inmersión del sujeto individual  en una especie de versión occidental del gran todo conectado, sometido a fuerzas cósmicas”.

BOOKCHIN señala asimismo las contradicciones de la ecología profunda citando un texto[de DAVID EHRENFELD,  The Arrogance of Humanism, en el que califica los virus como especie amenazada.

Si ello es así, argumenta BOOKCHIN:

“Hay que preguntarse cómo preservar los virus del SIDA: ¿En un tubo de ensayo? ¿En cultivos de laboratorio? O para ser verdaderamente consecuentes ¿En su medio natural, el cuerpo humano?”

Finalmente, en defensa de la ecología social se opone también al neomaltusianismo de los primeros años setenta, que expresaba PAUL EHRLICH en “The population bomb”, al que califica de reaccionario y básicamente racista.

Fobias y reivindicaciones de la ecología social

La ecología social rechaza una serie de pensamientos filosóficos: el organicismo de HERACLITO, lo que llama dialéctica cuasi-evolucionista de ARISTÓTELES y HEGEL, la Escuela de Frankfurt y su crítica al neopositivismo, y, sobre todo, el misticismo de HEIDEGGER, omnipresente en la literatura de la ecología profunda.

Reivindica, sin embargo, los análisis eco-anarquistas de KROPOTKIN, las visiones económicas marxistas, la promesa emancipatoria de la Ilustración, los ideales feministas revolucionarios de LOUISE MICHEL y ENMA GOLDMAN, las visiones comunitarias de PAUL GOODMAN y los manifiestos eco-revolucionarios de los años sesenta – a los que la ecología profunda tacha de New age o Acuarios, despectivamente- . Se alinea con los movimientos anti-imperialistas, y políticamente se define como Verde, radicalmente Verde. 


La ecologia social rechaza a un tiempo el biocentrismo que niega la singularidad de los seres humanos, y el tipo de antropocentrismo que confiere a unos pocos privilegiados el derecho a explotar el mundo de la vida, lo que incluye a mujeres, jóvenes y pobres. 

La llamada fundamental de la ecología social es a favor de la transformación de la sociedad, liberada del dominio del mercado, y convertida en una sociedad cooperativa y desjerarquizada, que vivirá en armonía con la naturaleza como consecuencia de que  sus miembros vivirán  en armonía unos con otros.

Criticas a la ecología social

Del mismo modo que la ecología profunda es sometida a crítica por la ecología social, esta es a su vez criticada. 

ADRIAN HARRIS ha recopilado estas críticas:

"¿Se conoce una investigación empírica, ya sea antropológica o histórica, que vincule de forma necesaria la estructura jerárquica de una sociedad con la destrucción del medio natural?

La ecologia social reclama una ética basada en el principio de igualdad, pero ¿Puede derivarse este principio de la ecología? De hecho,  es más fácil encontrar ejemplos de lo contrario  como el gen egoísta de la sociobiología."

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Desde el punto de vista de la filiaciones filosóficas podríamos decir que la ecología social se alinea con el positivismo, el marxismo y la Ilustración; y se coloca enfrente de la Teoría Critica de la Escuela de Frankurt, en cuanto que ésta critica los valores ilustrados; y se coloca también enfrente de la filosofía de Heidegger.  --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

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[6] Con  argumentos tomados de Francis Moore y Joseph collins,