CARLOTA PÉREZ utiliza UN aparato conceptual basado en las
nociones de trayectoria tecnológica, sistema y paradigma tecnoeconómico para explicar algunas de las limitaciones
a las que hace frente el desarrollo cuando se sustenta en la transferencia de
tecnologías maduras, y sobre todo, hace una serie de propuestas referidas al
modo en que los países en desarrollo pueden incorporarse a las nuevas
tecnologías.
Un
nuevo paradigma proporciona un nuevo conjunto de principios que orientan la
toma de decisiones de empresarios, gerentes, administradores, ingenieros e
inversionistas, hacia la máxima
eficiencia y eficacia.
para
aquellos que habían obtenido resultados satisfactorios con un paradigma
anterior, el proceso de adopción de uno nuevo puede ser devastador en tanto que
les exige abandonar la experiencia adquirida con gran esfuerzo.
Cambian no sólo las técnicas, sino también los
criterios de gestión en todos los campos, desde la selección y diseño de
productos a las estructuras organizacionales, los modos de funcionamiento y las
relaciones con el personal.
La revolución tecnológica no se aplica sólo a la
economía sino también a las políticas y a las instituciones.
La
globalización y la descentralización política guardan estrecha relación con el
cambio de paradigma que ha sustituido la producción en serie por un modelo de producción
en red. Los procesos de transformación no son en ningún caso fáciles y pueden
prolongarse durante dos o tres décadas. En este esquema, los recién llegados tienen la ventaja de no
tener que desaprender gran parte del viejo paradigma. Pero, La evolución tecnológica
se caracteriza por ser un proceso en el
que se alternan períodos de continuidad y discontinuidad. Las discontinuidades
inducen oleadas de crecimiento que se inician en los países industrializados,
en los que las industrias nuevas abarcan y rejuvenecen a la mayoría de las
existentes.
Cuando
el conjunto se acerca a la madurez, el
proceso se difunde hacia la periferia, mientras que en los países centrales se
esta gestando ya la próxima oleada innovadora.
Los países en desarrollo “persiguen
un blanco móvil” que avanza y cambia de dirección cada cincuenta años, más
o menos.
Los
países que no optan por la autarquía deben aprender a practicar este juego de
desplazamiento y variación constante de objetivos.
Son
las empresas nuevas de los países ya industrializados las que tienen las
mejores opciones.
La buena noticia, de acuerdo
con el análisis de PÉREZ, es que el
círculo vicioso del subdesarrollo puede romperse, mediante la adopción de políticas adecuadas, aprovechando
que las condiciones más favorables para avanzar se dan precisamente en los períodos
de cambio de paradigma.
Las oportunidades aparecen
paradójicamente en los momentos de peores condiciones sociales y económicas. En los momentos de transición, se abren dos ventanas simultáneas: una de entrada en
las nuevas tecnologías, y otra, de entrada en la fase madura de las viejas
tecnologías.
Pero
esto tiene condicionantes ,¿cuáles?
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