El libro fue un encargo del Club de
Roma[1] y fruto de un estudio que se
prolongó durante dos años en el Massachussets
Institute of Technology (MIT).
El estudio cuantificaba las consecuencias a largo plazo del crecimiento de la
población, del capital industrial, de la producción de alimentos, del consumo de
recursos y de la contaminación.
La
publicación del libro desató furor. Se vendieron nueve millones de ejemplares
en veintinueve idiomas.
Contaba para ello con tres avales: el propio crédito del Club de Roma, el prestigio académico del MIT, y el haber utilizado un modelo informático para realizar las predicciones; algo novedoso en ese momento.
Pero sobre todo, el éxito se debió a que predijo que los límites del crecimiento de nuestro planeta se alcanzarían en algún momento de los siguientes cien años si el modelo tecnológico no se cambiaba de forma radical. El libro sirvió de base para debates en los parlamentos de algunos países, en las sociedades científicas y en los medios de comunicación.
Contaba para ello con tres avales: el propio crédito del Club de Roma, el prestigio académico del MIT, y el haber utilizado un modelo informático para realizar las predicciones; algo novedoso en ese momento.
Pero sobre todo, el éxito se debió a que predijo que los límites del crecimiento de nuestro planeta se alcanzarían en algún momento de los siguientes cien años si el modelo tecnológico no se cambiaba de forma radical. El libro sirvió de base para debates en los parlamentos de algunos países, en las sociedades científicas y en los medios de comunicación.
Más allá de los límites
Veinte
años después, en 1991 se realizó un nuevo estudio, también auspiciado por el
Club de Roma y realizado por los mismos autores, que se publicó con el título Más allá de los límites del crecimiento[2].
Esta publicación aunque se reitera en los peligros del sobrepasamiento e incluso asegura que la situación ha empeorado en muchas cuestiones fundamentales respecto de las previsiones de 1972, no produce ningún gran debate en la opinión pública. El caso es que en la primera publicación, el condicional, es decir, la supeditación de la catástrofe al cambio tecnológico no exponía de forma clara, la catástrofe se daba por segura y por lo tanto la repercusión mediática estaba garantizada.
Esta publicación aunque se reitera en los peligros del sobrepasamiento e incluso asegura que la situación ha empeorado en muchas cuestiones fundamentales respecto de las previsiones de 1972, no produce ningún gran debate en la opinión pública. El caso es que en la primera publicación, el condicional, es decir, la supeditación de la catástrofe al cambio tecnológico no exponía de forma clara, la catástrofe se daba por segura y por lo tanto la repercusión mediática estaba garantizada.
Ciertamente, en 1972, la opinión general
partía del supuesto de que la dirección del avance tecnológico estaba de algún
modo determinada. Sin embargo, en el momento de la segunda publicación, la
opinión pública está más cercana al sentimiento de que el cambio hacia
tecnologías sostenibles es posible, y que, de hecho, aquellos que se deben
ocupar de esa cuestión están haciéndolo y pueden tener éxito en su empeño. A
este estado de opinión contribuyen algunos ejemplos notorios como la historia del ozono.
La tercera entrega
La saga sobre los límites del crecimiento tiene una tercera entrega en el año 2006[3], esta vez incidiendo sobre los temas del agotamiento de los combustibles fósiles y la amenaza del cambio climático.
2012
En 2012 se edita en francés el libro Les limites à la croissance (dans un monde fini), última edición de Los límites del crecimiento. En esta edición los autores afirman que en los últimos cuarenta años hemos asistido a una danza en los bordes de un volcán que nos está preparando a una transición inevitable.
Se dedican dos capítulos para proponer posibles transiciones que deben ser rápidas, apoyados en ejemplos, para evitar el temido colapso. Los autores destacan la importancia de las inversiones que tendrán que comprometerse con la necesaria transición hacia una sociedad que consuma recursos sostenibles. Todo ello apoyado en nuevo índice: la huella ecológica.
La notoriedad pública de estas dos últimas publicaciones no ha trascendido mucho más allá de los iniciados en el tema
Quizás tener disponible una cantidad ingente de información produce un ruido de fondo por encima del cual es difícil hacerse oír, o al menos producir algún tipo de reacción en la opinión pública.
En cualquier caso la idea de que existen limites para el crecimiento ha hecho fortuna bajo nuevas formas. La principal de ellas la sostenibilidad.
[1] El Club de
Roma es una ONG fundada en 1968 por un pequeño grupo
de personas entre las que había científicos
y políticos, con el objetivo de mejorar el futuro del mundo a largo plazo de
manera interdisciplinar y holística
[2] Los autores de la publicación son D.H. Meadows, D.L.
Meadows y J. Randers. En inglés se publicó bajo el título Beyond Thee limits. En España se publicó en 1992, con traducción de
Carlos Alberto Schwartz, ediciones El
País S.A./Aguilar S.A.
[5] Molina y Sherwood
(1974): “Stratospheric sink form Chlorofluormethanes: chlorine atomic catalysed
destruction of ozone”
[8] Farman, Gradiner, Shanklin (1985): “Grandes pérdidas del ozono total en la Antártica revelan la
interacción estacional de ClO/NO2”
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