Lobos, granjeros y ecologistas
A mediados
de los noventa se planteó la reintroducción de lobos en el parque de
Yellowstone y en la zona occidental de Montana[1].
El conflicto de intereses entre granjeros, que vieron amenazados sus rebaños, y los ecologistas, se resolvió a favor de estos últimos, invocandola Ley de Especies Amenazadas (The Endangered Species Act, ESA) de
1973.
El conflicto de intereses entre granjeros, que vieron amenazados sus rebaños, y los ecologistas, se resolvió a favor de estos últimos, invocando
Este
instrumento legal fue el que dio cobertura a la decisión y, por lo tanto, lo que
hay que explicar es cómo se llegó aprobar esta ley, pues es la forma de
responder a la pregunta de por qué este conflicto concreto se resolvió de esta
manera.
Antecedentes de la ESA
Antecedentes de la ESA
El Congreso
de los Estados Unidos empezó a proteger a los animales salvajes con la Ley de Aves Migratorias[3]
de 1928, que introdujo a los Estados
Unidos en un tratado que prohibía tener o vender ciertas aves. Las restricciones
introducidas con esta ley se extendieron con otra del mismo nombre del año
siguiente, y con la ley de 1940, que protegía el águila calva.
Pasado el
intervalo bélico, la contaminación se vuelve el tema medioambiental más
importante. La Ley de Contaminación del Aire[4]
identifica este problema y afirma la necesidad de investigar para mejorar la
situación. La ley de Aire Limpio[5],
de 1963, fija las emisiones normalizadas para objetos fijos y móviles, y la Ley de Calidad del Agua, de 1966, establece
guías federales para la lucha contra la
contaminación de los ríos.
Todo este
conjunto de legislación trata aun de reaccionar frente a problemas existentes.
La primera ley que puede considerarse
activa es la ley de Vida salvaje[6]
de 1964. Esta ley exige que el gobierno
federal obtenga la disponibilidad de
grandes extensiones de terreno en las que:
“la Tierra y sus comunidades de vida no sean
pisoteadas por el hombre, y donde el hombre mismo sea un visitante que no
permanece”.
A la Ley de vida salvaje, le sigue la Ley de Preservación de Especies en Peligro,
de 1966, y a esta la Ley de Conservación de 1969. La primera
exige la elaboración de un listado de especies amenazada, y provee también de
los mecanismos para la compra de aquellos terrenos que se consideren el habitat natural de estas especies. La segunda
extiende la jurisdicción de la primera, para incluir las especies traídas a los
Estados Unidos desde el exterior. Ambas leyes tienen, no obstante, pocos
mecanismos para hacer cumplir sus objetivos.
De mucha
mayor relevancia para el futuro sería la Ley
Nacional de
Protección del Medio Ambiente[7],
también de 1969, que fija las políticas de protección medioambiental para todos
los ámbitos de actuación del gobierno federal y establece ya un procedimiento
de evaluación ambiental de todos los proyectos que se redacten en las agencias
federales. Asimismo se establece la obligatoriedad de presentar un informe
anual sobre el estado de calidad medioambiental. La cuestión principal que se
evalúa sigue siendo no obstante la afección a especies en peligro.
Durante la Administración Nixon
se crea también la Agencia de Protección Ambiental[8],
precisamente para supervisar la implantación de esta ley.
A la vista
de este proceso la Ley de especies Amenazadas, de 1973, que es
la que se aplica en el caso de los lobos de Yellowstone, aparece como un avance natural respecto del
periodo precedente. Pero, realmente, aun
siendo esto cierto, se corresponde con un estado de cosas que tiene elementos
diferentes con respecto al periodo inmediatamente anterior.
¿Qué había cambiado en esos años?
ECOLOGISMO EN LOS SESENTA Y SETENTA
ECOLOGISMO EN LOS SESENTA Y SETENTA
[1] Jeremiah Hall, ”History of Environmental movement”,
texto actualizado en mayo de 2008, accesible en en http://www.mtmultipleuse.org/ENDANGERED/esahistory.htm
[3] Migratory Bird
Treaty Act
[4] Air Pollution Act
[5] Clean air Act
[6] Wilderness Act
[7] National Environment Protection Act ,NEPA
[8] Environmental Protection Agency, EPA
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