domingo, 18 de mayo de 2014

LOS LOBOS DE YELLOWSTONE, LA LEY DE ESPECIES AMENAZADAS Y EL ECOLOGISMO DE LOS SESENTA.

Lobos, granjeros y ecologistas

A mediados de los noventa se planteó la reintroducción de lobos en el parque de Yellowstone y en la zona occidental de Montana[1].  

El conflicto de intereses entre granjeros, que vieron amenazados sus rebaños,  y los ecologistas, se resolvió a favor de estos últimos, invocando la Ley de Especies Amenazadas (The Endangered Species Act, ESA) de 1973.

Este instrumento legal fue el que dio cobertura a la decisión y, por lo tanto, lo que hay que explicar es cómo se llegó aprobar esta ley, pues es la forma de responder a la pregunta de por qué este conflicto concreto se resolvió de esta manera.

Antecedentes de la ESA

El Congreso de los Estados Unidos empezó a proteger a los animales salvajes con la Ley de Aves Migratorias[3] de 1928,  que introdujo a los Estados Unidos en un tratado que prohibía tener o vender ciertas aves. Las restricciones introducidas con esta ley se extendieron con otra del mismo nombre del año siguiente, y con la ley de 1940, que protegía el águila calva.

Pasado el intervalo bélico, la contaminación se vuelve el tema medioambiental más importante. La Ley de Contaminación del Aire[4] identifica este problema y afirma la necesidad de investigar para mejorar la situación.  La ley de Aire Limpio[5], de 1963, fija las emisiones normalizadas para objetos fijos y móviles, y la Ley de Calidad del Agua, de 1966, establece guías federales para la lucha contra  la contaminación de los ríos.

Todo este conjunto de legislación trata aun de reaccionar frente a problemas existentes. La primera ley que puede considerarse  activa es la ley de Vida salvaje[6] de 1964. Esta ley  exige que el gobierno federal obtenga la disponibilidad de  grandes extensiones de terreno en las que:

la Tierra y sus comunidades de vida no sean pisoteadas por el hombre, y donde el hombre mismo sea un visitante que no permanece”.

A la Ley de vida salvaje, le sigue la Ley de Preservación de Especies en Peligro, de 1966, y a esta la Ley de Conservación de 1969. La primera exige la elaboración de un listado de especies amenazada, y provee también de los mecanismos para la compra de aquellos terrenos que se consideren el  habitat natural de estas especies. La segunda extiende la jurisdicción de la primera, para incluir las especies traídas a los Estados Unidos desde el exterior. Ambas leyes tienen, no obstante, pocos mecanismos para hacer cumplir sus objetivos.

De mucha mayor relevancia para el futuro sería la Ley Nacional de Protección del Medio Ambiente[7], también de 1969, que fija las políticas de protección medioambiental para todos los ámbitos de actuación del gobierno federal y establece ya un procedimiento de evaluación ambiental de todos los proyectos que se redacten en las agencias federales. Asimismo se establece la obligatoriedad de presentar un informe anual sobre el estado de calidad medioambiental. La cuestión principal que se evalúa sigue siendo no obstante la afección a especies en peligro.  

Durante la Administración Nixon se crea también la Agencia de Protección Ambiental[8], precisamente para supervisar la implantación de esta ley.

A la vista de este proceso la Ley de especies Amenazadas, de 1973, que es la que se aplica en el caso de los lobos de Yellowstone,  aparece como un avance natural respecto del periodo precedente.  Pero, realmente, aun siendo esto cierto, se corresponde con un estado de cosas que tiene elementos diferentes con respecto al periodo inmediatamente anterior.

¿Qué había cambiado en esos años?

ECOLOGISMO EN LOS SESENTA Y SETENTA




[1] Jeremiah Hall, ”History of Environmental movement”, texto actualizado en mayo de 2008, accesible en en  http://www.mtmultipleuse.org/ENDANGERED/esahistory.htm
[3] Migratory Bird Treaty Act
[4] Air Pollution Act
[5] Clean air Act
[6] Wilderness Act
[7] National Environment Protection Act ,NEPA  
[8] Environmental Protection Agency, EPA

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