La
aplicación de un determinada decisión tecnológica tiene consecuencias desiguales para distintos grupos sociales, pero también puede haber diferencias
muy importantes entre paÍses.
Las
transferencias de tecnología que se proponen para adaptarse o mitigar el cambio
climático, pueden tener consecuencias desiguales, dependiendo de la
situación de partida de cada país.
Por
ejemplo, la Oficina Regional para América Latina y el Caribe, que depende del PNUMA,
en el contexto de la fijación de objetivos para la transferencia hacia las
energías renovables, planteaba, ya en el
año 2005, la diferente situación de partida de los países de la región:
“El suministro de energía en la región de
América Latina y el Caribe depende básicamente del petróleo.
Sin embargo, sólo algunos países,
Brasil, Colombia y Venezuela, cuentan con recursos petrolíferos
suficientes, y el resto, depende de las importaciones.
En la mayoría de los países se dispone
de recursos hidroeléctricos. La enorme capacidad de Brasil para generar
electricidad, al igual que en la mayor parte de los países de América Central
depende de este recurso.
El gas natural abunda en Argentina,
Bolivia y Perú, pero todavía necesita ser explotado.
Muchos países de la región
prácticamente no tienen combustibles fósiles comerciales”.
Resulta
evidente que la fijación de objetivos de transición hacia energías renovables,
y el abandono paulatino de los combustibles fósiles, ha de tener consecuencias
distintas para Venezuela, productor de petróleo; Brasil, que tiene grandes
recursos hidráulicos, y Argentina, que tiene un potencial importante en la
producción de gas.
Resulta
también claro que existe un esfuerzo, de lo que es ejemplo la propia reunión
celebrada en Caracas[2] de la
que sale este texto, para convencer de los beneficios, para todos, de las
energías renovables; y es lógico asimismo que los países que se sienten más perjudicados
se muestren reticentes al cambio, o al menos al cambio sin contrapartidas.
Estos
conflictos de intereses entre distintos países,
introducen en el problema de la participación social en las decisiones tecnológicas una componente
nacional en la que no sólo los gobiernos sino también los ciudadanos tienen
diferentes posiciones.
No es suficiente hablar pues de la
participación de la sociedad en general, como si tuviera intereses homogéneos y
enfrentados a la industria, por ejemplo. Ciudadanos de distintos países pueden
tener intereses muy diferentes.
Estos intereses, no siempre se manifiestan explícitamente, y puede revestirse a veces con causas nobles, como la defensa del medio natural, por ejemplo. Por ello cada país s trata de conocer los puntos débiles y fuertes del otro, colocando filtros informativos a las manifestaciones públicas que cada uno hace.
[2] XV reunión del Foro de Ministros de Medio Ambiente de
América Latina y el Caribe, Caracas, Venezuela, 31 de octubre al 4 de noviembre
de 2005.
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