Del 3 al 14
de diciembre de 2007, se celebran en Bali
las reuniones correspondientes a la 13ª
Conferencia de las Partes (COP13), que es a la vez, Tercera Conferencia de las Partes en Calidad de Reunión de las Partes
del Protocolo de Kioto (COP-MOP3).
Las acciones
a tomar se dividen en cuatro frentes: mitigación, adaptación, transferencia y
financiación.
La reseña
oficial[1] habla
de avances en todos los frentes No obstante una visión más próxima[2] a los
debates internos nos da otra perspectiva. Cuenta DAN SHEPARD:
“Un día más tarde de lo
previsto, a las 2.32 de la tarde del
sábado 15 de diciembre, en un día en que muchos delegados tenían sus vuelos. Las Partes llegaron al avance
más importante sobre las acciones a
emprender con respecto al cambio del clima. Fue necesaria incluso la
intervención especial del Presidente de
Indonesia y del Secretario General de las naciones Unidas para
exhortar a los delegados con tal de dar fin a lo que parecían conversaciones
bloqueadas. El Presidente Indonesio Yodhoyono apeló a la responsabilidad
de los delegados para que no renunciasen
a encontrar las palabras adecuadas, y el Secretario General, que había
regresado a Bali de una visita a Timor-Leste, dijo que estaba decepcionado con
los progresos que se habían hecho en su ausencia. “Es la hora de tomar una decisión. No se puede arriesgar todo lo que se ha logrado hasta ahora”.
Después de
una mañana de falsos inicios y falsas esperanzas, malas interpretaciones y
malos entendidos, las Partes fijan una hoja de ruta para lanzar las
negociaciones hacia un acuerdo global que permita enfrentarse al cambio del clima. La decisión
de Bali establece una agenda que enmarca las discusiones que tendrán lugar los
dos próximos años y fija el año 2009 como la fecha que no puede sobrepasarse para haber
completado las negociaciones.
El acuerdo
no se alcanza de forma indolora. La India , como portavoz de los
países en desarrollo, había presentado una nueva redacción que se había
negociado durante la noche. Bangladesh
había dicho que no había suficientes referencias a los países en desarrollo y a
las islas, y Filipinas alega que falta una referencia a la equidad en el texto. A todos estos reproches los Estados Unidos
responden que no aceptan la nueva formulación, pero que están dispuestos a
trabajar hasta que se llegue a un acuerdo.
Es Sudáfrica
quien responde a los Estados Unidos diciendo que los países en desarrollo habían aceptado voluntariamente nuevas
obligaciones que eran cuantificables, que se podían presentar informes y que
eran verificables.
Una
concesión que era impensable sólo un año antes. Sudáfrica pide a los Estados
Unidos que reconsidere su posición. Una avalancha de intervenciones apoya las
posiciones de los países en desarrollo, muchas de ellas pidiendo que los
Estados Unidos expresen sus reservas separadamente sin bloquear el consenso. Es
entonces, cuando la segunda en la secretaría de estado, PAULA DOBRIANSKY, sube
de nuevo al estrado para decir que quieren una hoja de ruta y que quieren
formar parte de ella:
.
“Nosotros
estamos
comprometidos con la reducción de gases de efecto invernadero a largo plazo.
Los Estados Unidos trabajaran con otros grandes emisores de gases con objeto de
reducir a la mitad las emisiones globales en el año 2050. Los Estados Unidos
siguen adelante y se unen al consenso”.
Todos en la
sala se ponen en pie y se escucha una ruidosa ovación.
El momento
que se vive en la conferencia, lo expresa el delegado de Egipto:
“Me
siento como si estuviera viendo una
película con mucho argumento”.
[1]
Por ejemplo la reseña que presenta la Oficina del cambio climático española que depende
de la Secretaria
General para la prevención de la contaminación y del cambio
climático, ubicada entonces orgánicamente en el Ministerio de Medio Ambiente.
[2] Dan Shepard, Bali reports “UN Climate Change Conference. Bali,
Indonesia, 3-14, December 2007”
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