En el año
2006, JENS MARTENS[1]
escribió un artículo[2] en el que
se ocupaba del estado de cosas existente en ese momento y el previsible futuro de la participación de las ONG en la ONU.
En este
artículo, se refería al informe[3] del Panel Cardoso[4]
que se había presentado en junio de 2004.
Este informe
consideraba a los gobiernos, el sector empresarial y la sociedad civil como
tres grupos constituyentes de la
ONU ; lo cual significa considerar a la industria, de forma explícita, como
sociedad civil, y con ello, legitimidad para representarse a sí misma de forma
directa y no a través de las representaciones gubernamentales.
Desde el
punto de vista de las ONG, en el informe se hace una propuesta que resulta
problemática: se recomienda el refuerzo
del sector empresarial dentro de la
ONU , y se estimula el desvío de recursos financieros de los
foros en los que participan las ONG. Esta propuesta no tiene grandes
repercusiones en los gobiernos, que la acogen fríamente, pero es una clara muestra de que la participación de las ONG
está siendo cuestionada.
Unos meses
después de la publicación del Informe
Cardoso, en la Cumbre Mundial de
2005, la Secretaría
General de las Naciones Unidas declara oficialmente que la
preocupación por la seguridad y motivos de espacio son razones para la
exclusión de las ONG:
“Por razones de seguridad y limitaciones de
espacio en el edificio de la ONU ,
infelizmente no es posible una participación mayor de la sociedad civil[5]”
En el
documento final que resulta de la Cumbre Mundial de 2005, se hace referencia, no
obstante, al papel de los actores no gubernamentales:
“Aceptamos
las contribuciones positivas del sector privado y de la sociedad civil, incluyendo
a las ONG […] Acogemos el diálogo
entre esas organizaciones y los Estados Miembros, de acuerdo a lo expresado en
la primera audiencia interactiva informal de la Asamblea General
con los representantes de las ONG, de la sociedad civil y del sector privado”.
MARTENS
interpreta estas afirmaciones en el sentido de que los gobiernos simplemente
confirman el status vigente, sin abrir nuevas perspectivas que desarrollen un
poco más la relación entre la ONU
y la sociedad civil. De hecho, en el documento, escribe, existen silencios
significativos sobre la participación de las ONG en algunos temas y en algunos foros.
MARTENS concluye
en su ensayo que después de un proceso dinámico que se produce durante la
década de 1990, los gobiernos han reaccionado defensivamente frente al aumento
de la presencia de actores no gubernamentales.
En un
momento en el que se prevén reformas,
los gobiernos consideran que las negociaciones pueden complicarse todavía más
si se involucra a las ONG en el debate.
En este estado de cosas, dice MARTENS,
es esperable que las ONG
seleccionadas que demuestren su disposición al diálogo y la cooperación con los gobiernos y algunas
empresas vean destacado su papel, y también es previsible que algunas
organizaciones, por el contrario,
reaccionen distanciándose de la ONU.
En palabras
de MARTENS:
“Siguiendo
los pasos del FMI, del Banco Mundial y de la OMC , la
ONU también se colocaría en el frente de batalla del
movimiento antiglobalización”.
A pesar de
esta visión un tanto pesimista, el cambio
climático parece ser un tema en el que las ONG han participado y siguen
participando activamente. Lo hacen sobre
todo a través de su relación con algunas administraciones gubernamentales y,
sobre todo, a través de sus contactos algunas instancias internacionales a las
que tienen acceso. Ahora bien, no toda las organizaciones tienen las mismas
opciones ni la misma lista de contactos.
[1]
Director del Departamento Europeo del Global Policy Forum
[2]
Martens (2006): “El futuro de la
participación de la ONG
en la ONU después
de la Cumbre Mundial
de 2005”
[3]
“Nosotros los pueblos: la sociedad civil, las naciones Unidas y la
gobernabilidad mundial”
[4]
Presidido por el expresidete brasileño Fernando Enrique Cardoso
[5] Doc ONU A/59/545
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