Los
datos que se divulgan sobre las reservas probadas de combustibles fósiles, convierten
al carbón en un combustible de largo recorrido. Quedan reservas para más de 100
años. Sobre todo, lo es, para países que
tienen un gran peso en el consumo: Estados Unidos, China y La India.
Que
el carbón sea el combustible más contaminante es un obstáculo importante y, por
ello, el avance tecnológico en la reducción de emisiones de carbono y otros
contaminantes se vuelve crucial.
Las
tecnologías dirigidas hacia el objetivo de un carbón limpio parece que estarán disponibles en un plazo de tiempo
más corto que la fusión nuclear.
Ya
hace bastantes años, en 1979, la Agencia Internacional de la Energía
constituyó un grupo de expertos, el CIAB[1],
relacionados con la industria del carbón,
para aconsejar a la agencia sobre una serie de cuestiones relativas a
este combustible. Desde su constitución
este grupo ha ido elaborando distintos informes[2] sobre
las posibilidades que presentan las tecnologías limpias para el carbón.
Los
informes del CIAB se ocupan especialmente de las tecnologías dirigidas a la
captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CCS), y hace recomendaciones
sobre el modo de acelerar el desarrollo de estas tecnologías.
Las
tecnologías
de carbón limpio vienen
desarrollándose desde hace 30 o 40 años. Inicialmente el foco de atención se
puso en la reducción de las partículas de sulfuros, nitratos y mercurio.
Actualmente la atención se ha desplazado hacia el objetivo de alcanzar
emisiones cero de dióxido de carbono.
Los
informes del CIAB destacan asimismo la necesidad de seguir utilizando carbón en
las próximas décadas.
Los
países en desarrollo, dice el informe,
necesitan construir nuevos puertos, carreteras, ferrocarriles,
aeropuertos, viviendas; y se necesita también acero y cemento.
Son
estos países los que harán que el consumo de
carbón pase de 2.892 millones de toneladas[3] en el
año 2005, a
casi 5.000 millones de toneladas en el año 2030.
En
cualquiera de los escenarios que contempla la AIE , el uso de carbón no bajará del 23,4% del
total de la demanda de energía en el año 2030. El carbón seguirá siendo pues un
combustible fundamental en el próximo futuro.
El
informe del CIAB afirma que si se quieren alcanzar los objetivos que fijan los
informes del IPCC en cuanto a emisiones de carbono no queda más remedio que
aplicar a los combustibles fósiles tecnologías que reduzcan las emisiones. R
Actualmente
están en operación comercial tecnologías que reducen hasta el 22% de las
emisiones y están en desarrollo tecnologías más avanzadas que serán capaces de
reducir hasta el 99% de las emisiones.
El
informe del CIAB da también un listado de tecnologías, el combustible al que
son de aplicación, el año en que está previsto que empiecen a funcionar y la
repercusión en el aumento del coste por KWh de su aplicación; además de otros
datos de eficiencia y la inversión necesaria para implantarla.
Según
estos datos, tecnologías que capturen el 85% del dióxido de carbono estarán
disponibles antes del año 2025. Tecnologías que capturen el 100% están ahora en
desarrollo y podrán comenzar a funcionar entre el año 2030 y el 2035. El coste
adicional sobre la electricidad generada oscilará entre 1 y 3 céntimos de dólar
por KWh y las inversiones necesarias variarán, según la tecnología, entre los
800 y los 3000 dólares por KW.
[1] Coal Industry
Advisory Board (CIAB). Es un grupo formado por ejecutivos de alto nivel
procedentes de la industria del carbón., establecido por la Agencia Internacional
de la Energía
en 1979. par asesora a la agencia en un amplio rango de temas. Tiene
actualmente 45 miembros procedentes de 19 países.
[2]“Clean coal Technologies. Accelerating comercial and
policy drivers for deployment”. Basado
en trabajos presentados en reuniones y talleres realizados en noviembre de
2007, “Capture and storage. Intenational progress and future prospects”,
promovidos de forma conjunta por el CIAB, la Royal Society y la Royal Academy of
Engeniering.
[3] mtoe
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