miércoles, 4 de junio de 2014

LA ENERGÍA NUCLEAR Y CAMBIO CLIMÁTICO (II). LA VISIÓN DE LOVELOCK Y COMBY SOBRE LOS ACCIDENTES

LOVELOCK asegura que las cifras nos muestran que los temores hacia la energía nuclear no son razonables y que  los pocos accidentes ocurridos se han exagerado enormemente:

El accidente de Chernobyl se pinta como uno de los desastres industriales mayores del siglo veinte. Realmente el reactor se incendió como resultado de fallos de diseño y errores de operación graves llevados a cabo con  los sistemas de seguridad inhabilitados. Se le achacan miles de muertos cuando en realidad sólo murieron cuarenta y cinco personas, la mayoría de ellas bomberos y trabajadores de la central. Desde la explosión, los expertos de las Naciones Unidas no han encontrado evidencias de defectos congénitos, salvo en los 1800 casos de cáncer de tiroides no mortales encontrados en aquellos que eran niños cuando sucedió el accidente. Está  incluso poco claro que  se deban al accidente y si estos no pudieron haber sido evitados, si las autoridades hubieran avisado para que todos permanecieran dentro de sus casas durante veinticuatro horas y hubieran suministrado tabletas de yodo”.

LOVELOCK no es el único ambientalista que defiende la energía nuclear. BRUNO COMBY[1],. que preside la organización EFN (Environmentalist for Nuclear Energy)[2],  también es un defensor de ésta.  

Creada en 1996,  la asociación EFN nace con el objetivo de informar al público sobre las fuentes de energía y su impacto ambiental. Cuenta con más de 8000 miembros en cincuenta países.

Ciertamente el profesor LOVELOCK es uno de sus más entusiastas defensores y cuenta como presidente de honor a PATRICK MOORE, uno de los fundadores de Greenpeace en 1971.

COMBY está de acuerdo en que la eficiencia energética debe ser incrementada y en que las energías renovables deben ser potenciadas, pero  asegura que esto no es suficiente para hacer frente a las crecientes necesidades energéticas de una población en aumento y con una esperanza de vida mayor. COMBY ilustra su alegato en defensa de la energía nuclear con un ejemplo:

”Para sustituir uno sólo de los reactores nucleares de tipo EPR  de los que se construyen ahora en Normandía, haría falta, con las turbinas eolícas más modernas de una altura dos veces la
 catedral de Notre-Dame, alinear una fila de turbinas que cubriría la distancia entre Génova y Barcelona. Incluso así, sólo se generaría electricidad  en presencia de  viento[3].
Sobre los residuos nucleares, COMBY es también optimista:

Los residuos derivados del consumo de energía nuclear de una familia francesa  media,   a lo largo de toda su vida,  caben  en un recipiente de vidrio del tamaño de una pelota de golf”.

COMBY da cuenta, llegados  a este punto, de los dos accidentes graves ocurridos en la explotación comercial de la energía nuclear, en los que entra con más de detalle que LOVELOCK: Chernobyl y el accidente de Three Mile Island[4] de 1979, en Pennsylvania.:

“Three Mile Island, fue el accidente más grave que uno pueda imaginarse en un reactor occidental. El núcleo se derritió y gran parte de él cayó en el fondo del vaso del reactor.  La radioactividad quedó confinada dentro de la estructura de contención de hormigón armado, diseñada con este propósito. La pequeña cantidad de radioactividad que escapó era totalmente inocua. Nadie recibió una radiación seria ni nadie murió. Por lo tanto el accidente más grave que podía ocurrir, la fusión del núcleo,  ocurrió, y nadie  resultó muerto o herido. Chernobyl fue un accidente diferente, el reactor no tenía  una estructura de contención. Fallos en el diseño lo hacían además inestable. La noche del accidente se operó de un modo que se sabía era peligroso. Se pasó por alto todas las medidas de seguridad en la ejecución de una prueba. Se produjo una subida de potencia incontrolable que provocó una explosión y después el incendio de las seiscientas toneladas de grafito, que se prolongó durante varias semanas. Más de la mitad de los productos radioactivos de la fisión fueron a parar a la atmósfera. Hubo treinta y dos muertos y otras doscientas personas resultaron severamente irradiadas. Se declaró una zona de exclusión de la cual se retiró a la población. Desde 1986 se han diagnosticado unos cuatro mil casos de cáncer de tiroides, tratados con éxito. Desde algunas organizaciones se advierte que pueden llegar en el futuro decenas de miles de nuevas victimas aunque éste es un cálculo teórico sustentando sobre meras hipótesis- extrapolando datos no extrapolables al caso- Chernobyl fue el ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer con un reactor nuclear: un diseño defectuoso, un reactor inestable, operado en un experimento con todos los sistemas de seguridad desconectados, seguido todo ello de una respuesta de pánico por parte de las autoridades”.
  
Nada comparable, dice COMBY, con lo que ocurre cada año con la industria de los combustibles fósiles:

Los accidentes en las minas de carbón causan decenas o centenares de muertos, de los que se informa un día y se olvidan al día siguiente. Accidentes de este tipo ocasionan quince mil muertos al año, seis mil de ellos en China. Lo mismo se puede decir del petróleo: roturas en los tanques, accidentes en las refinerías, plataformas y conducciones. El 30 de julio de 2004, por ejemplo, 21 personas murieron y otras 120 resultaron heridas en un accidente en una conducción de gas en Chislenghien, Bélgica”.

COMBY califica la energía nuclear de fiable, competitiva, e inagotable, y que necesita poco territorio para ubicarse. En cuanto a la radiación, principal caballo de batalla, dice que hace  falta un trabajo de divulgación para informar de que la radiación está realmente presente en el medio de forma natural. Asegura que las organizaciones ecologistas utilizan interpretaciones muy extendidas, pero erróneas, de estudios  realizados con los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki, según los cuales una pequeña cantidad de radiación es altamente perjudicial para la salud[5]. Por el contrario la realidad, dice COMBY, es que cantidades moderadas de radiación son naturales, beneficiosas, e incluso puede decirse que esenciales para la salud [6].

A pesar del entusiasmo de LOVELOCK y de COMBY, la corriente científica mayoritaria parece mantenerse en posiciones de clara desconfianza con respecto a la energía nuclear.

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[1] Graduado por la escuela Politecnica de París, postgraduado en física nuclear en la National  University for Advanced Technology.
[2] En español APEN- Ambientalistas Por la Energía Nuclear
[3] Comby (2001): “ Environmentalist for Nuclear Energy”
[4]

[5] Hipótesis LNT
[6] El cuerpo humano es radioactivo pues contiene elementos en continua desintegración a un ritmo de 8000 átomos por segundo, esencialmente potasio-40 y carbono-14: “Las organizaciones ecologistas han tenido un sesgo anti-nuclear más ideológico que ajustado a los hechos, sin embargo un número creciente de ambientalistas están cambiando de opinión sobre la base de sólidas razones científicas”.

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