domingo, 6 de julio de 2014

¿PUEDE SERVIR LOS COMITÉS DE DESHONESTIDAD CIENTÍFICA PARA GARANTIZA LA CALIDAD DE LA CIENCIA? REVISITANDO EL CASO LOMBORG

Detectar los errores científicos un vez publicados


La revisión entre colegas, peer review, es previa a la publicación de un escrito científico y es  el procedimiento utilizado por  revistas y editoriales acreditadas para asegurarse de la calidad de lo que publican. 


Pero sucede que una vez publicados, algunos escritos, aun habiendo pasado el filtro de la revisión, generan polémicas sobre el modo en que han sido construidos.

Por esta razón, se están ensayando sistemas de control que no son previos a la publicación sino posteriores a ella.

Estos sistemas se apoyan en comités de expertos que valoran los escritos y el trabajo cuestionado.

Ahora bien, estos comités no están ellos mismos libres de controversias.


Problemas y controversias 


En primer lugar, los sistemas mismos de acreditación de los miembros que los componen pueden ser puestos en duda.

En segundo lugar, los científicos que forman parte del comité se encuentran con los mismos obstáculos que los científicos a los que tratan de evaluar cuando entran en los detalles de la disputa,  puesto que los análisis realizados por los miembros del comité pueden ser a su vez sometidos a revisión crítica por otros. 


Un ejemplo


En la controversia sobre la evolución histórica de la temperatura de la atmósfera terrestre, el Congreso de los Estados Unidos solicitó la constitución de un panel de científicos al Consejo de Investigación Nacional, que elaboró un informe en el año 2006, que apoyaba las tesis de MANN (que defiende las tesis de la corriente científica principal), pero que no obstante, contenía algunas observaciones sobre fallos en el tratamiento estadístico. 

Dos congresistasJoe Barton y Ed Whitfieldsolicitaron entonces la constitución de un equipo de estadísticos, que apoyaron la tesis de que efectivamente había fallos en el tratamiento estadístico de los datos, aunque este último trabajo no pudo ser tampoco concluyente porque fue criticado en algunos puntos.
 
Dadas estas dificultades, se ha tratado de establecer fórmulas de arbitraje más complejas, en las que no sólo intervienen científicos expertos en los temas que se discuten, sino que interviene otros evaluadores y otros criterios de evaluación. Se evalúa en este nivel la conducta de los científicos atendiendo a normas y valores de carácter más general  y sobre todo se les da legitimidad insertándolos en algún órgano de la administración de forma permanente o para un caso concreto.


El comité danés de deshonestidad científica y el caso Lomborg


Uno de los comités de este tipo es el Comité Danés de deshonestidad, especialmente conocido a raíz del caso Lomborg.

Andersen Faber[2] ha estudiado las razones que llevaron a la formación del Comité Danés de deshonestidad Científica y su composición.

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SEBBM 156El Comité Danés sobre Deshonestidad Científica 

Berit Andersen Faber


Núm. 156 - Junio 2008


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Desde los años cincuenta, la preocupación por la honestidad científica había estado presente entre los médicos daneses, a raíz de un polémico caso en relación con una tesis doctoral presentada entonces.

En 1992, un grupo de trabajo constituido por destacados médicos de origen danés elaboró un informe sobre la deshonestidad científica y la necesidad de establecer algún tipo de  comité que se propusiera como objetivo asegurar la integridad científica.

Es precisamente en el área de investigación médica en la que en 1995 se decide establecer un comité que controle la calidad de esta investigación, y es a partir de la experiencia acumulada por este, cuando en 1998, se crean tres comités que tratan de asegurar la uniformidad de las comunicaciones realizadas en sus ámbitos: ciencias técnicas, ciencias de la salud y ciencias sociales.

Los tres comités tienen un presidente común que es un juez del Tribunal Supremo, que pertenece a la carrera judicial, para asegurar los derechos legales de las partes involucradas.

Cada comité tiene seis miembros más, a parte del presidente,  que deben ser investigadores reconocidos. El Ministerio de Ciencia y Tecnología es el organismo encargado de  nombrar al presidente y los miembros.

¿Qué es realmente la deshonestidad científica?


Lo que estos comités tratan de juzgar son los casos de deshonestidad científica, definida como:

 “La conducta intencional o claramente negligente en forma de falsificación, plagio, ocultación o cualquier conducta similar que conduzca a una distorsión indebida de la obra científica  y/o de lo resultados científicos de una persona, lo cual incluye:

1.- Ocultar la elaboración de datos o la sustitución de los mismos con datos ficticios.
2.- Ocultar el hecho de deshacerse de forma selectiva o subrepticia de los resultados científicos.
3.- Ocultar el uso poco habitual y erróneo de métodos estadísticos.
4.- Ocultar interpretaciones tergiversadas o parciales sobre los resultados de otras personas.
5.-  Plagiar publicaciones o resultados de otras personas.
6.- Atribuir méritos falsos a autores y distorsionar el título de la obra o el lugar de trabajo.
7.- Presentar información falsa sobre las cualíficaciones científicas.


¿Funcionó este sistema en el caso Lomborg?


La publicación del libro de LOMBORG, El ecologista escéptico, fue llevada ante el Comité Danés de Deshonestidad Científica.

Este caso puede seguir sirviéndonos ahora para reflexionar sobre el papel de los comités de expertos en la resolución de debates científicos.

ARTHUR RÖRSCH[, Profesor emérito de Genética Molecular en la Universidad de Leiden, Holanda, que ha estudiado el caso con detenimiento, defiende que estos procedimientos pueden convertirse en un verdadero obstáculo para el avance de la ciencia.

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“Good scientific practice and the Lomborg case affair 


 in Denmark”

Prof. (em) Dr Arthur Rorsch
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El caso Lomborg, dice, es un ejemplo del modo en que un grupo de científicos establecido puede bloquear la entrada de un recién llegado.

La cuestión que plantea aquí RÖRSCH es si la solución está en el cambio de reglas, o más bien,dado lo raro de la mala práctica científica, es mejor simplemente no utilizar cuerpos disciplinaros para juzgarla:

“Dada la estructura de la ciencia actual y la estrecha comunicación que existe entre los científicos, las malas prácticas tales como la fabricación de datos […] rápidamente salen a la luz y el progreso de la ciencia apenas se ve afectado”.

Realmente, dice RÖRSCH, los científicos muy raras veces trabajan aisladamente, por ello, la responsabilidad del trabajo realizado recae en los grupos de investigación y en las instituciones que los acogen. De hecho, dice, el problema no es tanto de comportamientos individuales de algunos científicos sino de mantenimiento de una buena práctica gerencial.

Desde este punto de vista, la responsabilidad de mantener una buena práctica científica recaería en la dirección del centro de investigación y, en última instancia, en la dirección de las instituciones investigadoras.

Es el crédito del centro de investigación el que se ve afectado. Son los centros, por lo tanto, los que deberían introducir principios éticos y la integridad científica en la formación de sus investigadores y establecer procedimientos de control para detectar las malas prácticas antes de que los resultados de estas investigaciones sean utilizados por otros.

En este esquema, los centros de investigación son la pieza clave para garantizar las buenas prácticas. El autocontrol dentro de las instituciones científicas sería un modo más eficiente de lograr estos objetivos que los comités ad hoc.



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En esta argumentación hay dos premisas básicas:

1.- La mala práctica científica es muy rara.

2.- Los comités son más un obstáculo que una ayuda.

Y una conclusión: los centros de investigación son la pieza clave para garantizar la calidad de la producción científica.


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Para continuar con el tema:

Hay un caso que tiene que ver también con el cambio climático del que pueden sacarse conclusiones sobre todos estos dos puntos: el caso de los correos filtrados en el centro de Investigación Climática de la Universidad de East Anglia.




[2] Andersen Faber (2008): “El Comité Danés de Deshonestidad científica”, B. Andersen Faber es consultora independiente en bioética, Faber Advisors Aps, Exdirectora del Comité Danés de Bioética.

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