Liberarse de la tutela de los tecnócratas
LAHSEN, doctora en antropología e investigadora en el Center for Science and Technology Policy Research de la
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Technocracy, Democracy,and U.S. Climate Politics:The Need for Demarcations
Myanna Lahsen University of Colorado, 2005
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
LAHSEN cita a ULRICH BECK[2] para
decir que en los asuntos en los que intervienen el riesgo y el azar, nadie es
un experto; y que la constatación de la existencia de graves incertidumbres
científicas llevará a la sociedad a liberarse de la tutela de los tecnócratas.
Cita
también a F. FUNTOWICZ y J. RAVETZ[3] en el
argumento de que amenazas como el cambio
climático, reducen la distancia entre
expertos y no expertos. Frente a
tales incertidumbres, dice, todos
son aficionados.
Todos
ellos coinciden en prever un futuro en
el que estará presente una mayor democratización de la ciencia, en el sentido
de que partes relevantes de la ciencia serán llevadas al debate público.
FUNTOWICZ
y RAVETZ, añaden además que el nuevo paradigma científico que resultará de este
cambio tendrá como uno de sus elementos característicos el reconocimiento del
papel limitado que puede jugar la ciencia, y por lo tanto los científicos
profesionales, en la resolución de problemas.
LAHSEN
es de la opinión que, en realidad, este proceso ya se ha iniciado, puesto que
la legislación de muchos países establece procedimientos para la participación
pública en los procesos de aprobación de proyectos, especialmente en aquellos
que pueden tener impacto ambiental.
Ahora
bien, advierte de que establecer cauces de participación y disminuir el poder
de los expertos no implica necesariamente que las decisiones se tomen de
acuerdo con el interés de la mayoría.
Las
elites políticas y financieras gozan de un poder e influencia desproporcionados
sobre la opinión pública y por lo tanto sobre las decisiones tecnológicas. Se
corre el peligro de sustituir la influencia de la elite de expertos, por la influencia de las elites
políticas y económicas, peligro que es mayor cuando estas influencias no son
fácilmente detectables porque se producen a través de cauces indirectos.
Advierte
además de que la opinión pública tiende a sobreestimar la neutralidad y objetividad de la ciencia y
a no reconocer las incertidumbres existentes en el conocimiento científico, y que
además los científicos tienen un interés profesional en que esto siga
siendo así.
El ejemplo del IPCC y el cambio climático
Como
ejemplo de las dificultades con las que la opinión pública puede encontrarse a
la hora de valorar los resultados
científicos, y tomar decisiones tecnológicas, cita los informes del IPCC, que utilizan un lenguaje que tiende a
minimizar las incertidumbres científicas y a no revelar las negociaciones
involucradas en el proceso de elaboración de los informes.
Por otra parte, los científicos que militan en grupos ecologistas
invocan la autoridad del IPCC solamente cuando los informes coinciden con sus
tesis.
Estas
actitudes confunden a la opinión pública, que no es capaz de tomar conciencia
del carácter heterogéneo de la ciencia en general y de las incertidumbres
existentes en la ciencia del cambio
climático en particular
La
opinión pública, dice LAHSEN, necesita de aquellos científicos que disienten de
la corriente principal. Ahora bien, es el caso que los científicos disidentes
dan a sus tesis valor de certeza, y por lo tanto son igualmente culpables de
atribuir certidumbre a la incertidumbre.
Tanto los científicos de la corriente principal como los disidentes consideran
a la ciencia como una actividad autónoma respecto de los valores y juicios
políticos, y aquellos científicos que
admiten y revelan los valores que informan su trabajo, se ven desacreditados (John Houghton fuecriticado por decir que su visión ambientalista estaba informada en última instancia por valores cristianos).
Sin embargo, tanto unos como otros tienen estos valores. Y los tiene también la opinión pública, que recibe unas u otras informaciones científicas, con mayor o menor simpatía en función de que apoyen o no, sus valores, intereses o creencias. Por lo tanto al influir sobre estos valores se influye sobre la producción científica, y se influye en la elección de las aplicaciones de la ciencia y en las soluciones tecnológicas.
Sin embargo, tanto unos como otros tienen estos valores. Y los tiene también la opinión pública, que recibe unas u otras informaciones científicas, con mayor o menor simpatía en función de que apoyen o no, sus valores, intereses o creencias. Por lo tanto al influir sobre estos valores se influye sobre la producción científica, y se influye en la elección de las aplicaciones de la ciencia y en las soluciones tecnológicas.
Así
las cosas, trasladar la toma de decisiones desde los expertos a la opinión
pública sin más, no es una garantía de
que la decisión será mejor para la mayoría ¿Qué podemos hacer entonces?
Un primer paso es discriminar entre fuentes de información para que los ciudadanos puedan decidir sobre datos relativamente fiables.
Un primer paso es discriminar entre fuentes de información para que los ciudadanos puedan decidir sobre datos relativamente fiables.
[2] Beck (1992a):
“From industrial society to risk society: questions for survival, social
structure and ecological enlightement.
(1992b). “The risk society: Towards a new modernity”
Beck es sociólogo y profesor
en la Universidad
de Munich y en la London School of
Economics.
[3] Funtowicz y Ravetz
(1992): “Three type of risk assessment and the emergence of post-normal
science”.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario