El término riesgo
tiene el significado general de posibilidad de daño para algo o alguien[1].
Al hablar de posibilidad se incluyen también los sucesos inciertos, para los que no podemos asignar en principio probabilidad objetiva.
El riesgo tiene pues una componente subjetiva que hace que la percepción social del riesgo sea importante.
Esta componente tiene distintas vertientes: la psicológica, la cultural y la sociológica[2]..En el caso del cambio climático podemos añadir además algunos otros elementos específicos.
Al hablar de posibilidad se incluyen también los sucesos inciertos, para los que no podemos asignar en principio probabilidad objetiva.
El riesgo tiene pues una componente subjetiva que hace que la percepción social del riesgo sea importante.
Esta componente tiene distintas vertientes: la psicológica, la cultural y la sociológica[2]..En el caso del cambio climático podemos añadir además algunos otros elementos específicos.
La vida en la
Tierra es muy vulnerable a pequeños cambios en la temperatura
media de la atmósfera. Como consecuencia de ello, el análisis de los riesgos climáticos no sólo deber
referirse a los grandes impactos geenrados por fenómenos extremos como los huracanes o los tornados, sino también a pequeños cambios en el régimen de lluvias o a pequeños cambios en el número de días cálidos
al año. Son pequeños impactos sobre un medio vulnerable.[3].
Pero no sólo la temperatura cambia, sino que cambia también la
humedad, la presión, la visibilidad, las precipitaciones, el espesor de la capa
de nieve, los días secos, los días de lluvia, los anticiclones, las borrascas,
el viento, las tormentas o el número de
rayos.
Estos cambios pueden afectar, entre otros muchos parámetros,
a la esperanza de vida, a la fertilidad, al consumo, a los beneficios de las
empresas, al absentismo, la puntualidad, los accidentes, los ratios de
enfermedades o la tasa de mortalidad.
Estos elementos funcionan sistémicamente, aunque
lógicamente unas cosas son más sensibles
que otras a cambios en un parámetro concreto[4].
Por ejemplo, el precio de la energía juega un papel en todos
los problemas, pero no es el factor principal en la solución de los problemas
que puede tener una estación de esquí como consecuencia del cambio climático.
Aquí lo relevante es el número de días con un cierto espesor de nieve en las
pistas.
Soluciones que pueden valer para resolver la cuestión energética en general, pueden no ser satisfactorias para los gestores o los usuarios de una estación de esquí.
Soluciones que pueden valer para resolver la cuestión energética en general, pueden no ser satisfactorias para los gestores o los usuarios de una estación de esquí.
A este carácter sistémico del problema hay que unir la
marcada importancia de las externalidades en las decisiones tecnológicas.
Con todo ello tenemos sin duda una dificultad grave a la
hora de de determinar el sujeto de decisión, esto es, quién tiene legitimidad para participar en la toma de una decisión concreta. Para
expresarlo de forma directa, podemos decir que habría que votar previamente quién puede votar.
Por otra parte, unas comunidades humanas son más vulnerables
que otras. El cambio climático hace más vulnerables a los países en desarrollo,
frente al hambre, la pobreza, la mortalidad, las migraciones o los conflictos
violentos. Son más vulnerables, y tienen a la vez menos capacidad de respuesta,
puesto que no tienen, por ejemplo, mercados de seguros ni tampoco capacidades
tecnológicas previas suficientes.
En el caso del cambio climático no sólo hay pues diferencias
entre grupos sociales, sino diferencias también entre estados nacionales. Esto
introduce un claro componente internacional en los debates, y lógicamente
convierte a las instituciones internacionales en actores protagonistas.
Es el caso que el Banco
Mundial está estudiando[6] el
riesgo del cambio climático desde un punto de vista internacional.
Su diagnóstico del problema incluye la preocupación por
cambios en el clima que pueden amenazar la estabilidad social y tener serias
repercusiones internacionales, e incluye también la constatación de la
insuficiencia de la gestión de riesgos en cada comunidad local e incluso en
cada estado nacional. El tipo de soluciones
que este propone pasa por la
gestión internacional de riesgos, con medidas que incluyen mejoras en las infraestructuras, gestión de
sistemas de seguros y canales de
financiación.
La entrada de instituciones como el Banco Mundial en la
gestión del cambio climático, tiene implicaciones importantes. Supone la tutela
de un organismo internacional generando nuevos ámbitos de poder de decisión, y
consecuentemente, resistencias y nuevos equilibrios.
La pregunta es: ¿es esto compatible con una mayor
participación social en las decisiones?, es más, ¿lleva esto las decisiones a
ámbitos en los que el ciudadano normal no tiene acceso?, y como contrapartida,
¿genera el cambio climático oportunidades para aquellos que desean una sociedad
internacional que supere los estados nacionales?
[1] Se define riesgo como contingencia o proximidad de
daño. Se define peligro como riesgo inminente. El carácter contingente del
riesgo va asociado a la incertidumbre, así la ISO 31000 define riesgo como el efecto de la
incertidumbre sobre los objetivos.
[2] Según se centre en las percepciones individuales; en
la percepciones que tienen individuos pertenecientes a distintas culturas, que
les llevan a adoptar unos valores y a rechazar otros; o que se centre en la
forma en que los acontecimientos son definidos o incluso construidos
socialmente, dependiendo del modo en que los acontecimientos afectan a cada
grupo social.
[3] Christian Brauner, da ejemplos en un trabajo
preparado para la
Swiss Reinsurance Company: “Opportunities and risks of Climate Change” UC Technical Communications.
Zurich 2002.
[4] Se puede ver Brauner, en el trabajo citado..
[5] El Banco Mundial se inserta en el organigrama de las
Naciones Unidas a través de la
Secretaria , como un organismo especializado.
[6] Por ejemplo, R. Heltberg et al., “Climate
Change, Human Vulnerbility, and Social Risk Managment”, Social Development
Department, febrero de 2008. Ponencia
preparada para el Workshop on Social
Aspects of Climate Change, celebrado los días 5 y 6 de marzo de 2008, en las
oficinas centrales del Banco Mundial en Washington.
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