lunes, 28 de julio de 2014

CIENCIA Y TECNOLOGÍA EN LA FASE AVANZADA DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. SECTAS PROTESTANTES Y SOCIEDADES CIENTÍFICAS

Con el cambio del siglo XVIII al XIX, la ciencia británica se volvió más teórica.

Thomas young, por ejemplo, resucita la teoria ondulatoria de la luz, mientras que Dalton introduce la teoría atómica en química.


Ambos provenían de familias cuáqueras.


No cabe duda de que la relación entre algunas sectas protestantes de Inglaterra y el avance de la tecnología y de la ciencia, no puede ser una casualidad. La pregunta obligada es la que se plantea la relación entre la visión del mundo de éstas y la actitud ante los problemas científicos; y más en concreto, la disposición hacia la aplicación práctica de la ciencia para resolver problemas técnicos. 

Pero una prueba de que las etiquetas no son sencillas es que la actitud abierta a las novedades en el orden práctico y en la visión política del mundo, va a veces acompañada de cierto conservadurismo teórico como lo demuestra  la biografía de Priestley.


Las sociedades científicas y el  impulso del Estado


El hecho históricamente contrastable es que las sociedades científicas tienen en Inglaterra un gran desarrollo durante el siglo XIX. El número de miembros de las sociedades provinciales oscilaba entre el centenar y las quinientas personas. Se puede decir que el número de ingleses activamente interesados en la ciencia se multiplicó por cien en este siglo. Ahora bien, tampoco aquí suceden las cosas de forma lineal. Las sociedades provinciales tienden a tornarse más interesadas en temas teológicos. 

El impulso científico habrá de venir finalmente de las universidades de Oxford y Cambridge, como sedes científicas más similares a la Universidad Politécnica de París, por ejemplo, Eso sí, cuando aparecen universidades provinciales vienen apadrinadas por la sociedad filosófica y literaria de su zona. 

En cualquier caso, lo que hay en Inglaterra, en la primera mitad del XIX, es una toma de conciencia de estar quedándose atrás en el avance de la ciencia en comparación con Francia y Alemania. Sobre todo en Francia se nota el impulso del gobierno central que después de la revolución ha tomado el avance la ciencia como objetivo político.

El impulso de personas individuales se muestra ahora insuficiente y así lo demuestra el caso de la fundación de la Institución Real por parte de Rumford, científico y militar americano emigrado a Inglaterra después de la Guerra de la Independencia. 

Estando en Inglaterra, Rumford tiene conocimiento del funcionamiento en Francia del Conservatorio de Artes y oficios, un instituto de mecánica a gran escala que alcanzó reputación de ser como una especie de Sorbona industrial. Rumford piensa que algo así debe funcionar también en Inglaterra. Como resultado de su impulso se establece en el año 1800 la Institución Real de Gran Bretaña, que tiene como objetivo fundacional “la difusión del conocimiento y la introducción general de inventos y adelantos mecánicos, así como la enseñanza de la aplicación de la ciencia a los fines comunes de la vida” . 
Esta institución depende de donaciones privadas para mantenerse. En una decena de años la institución evoluciona para tener un carácter más de divulgación popular que educativo. Esto provoca el enfrentamiento de Rumford con otros fundadores y hace que abandone Inglaterra para vivir en Francia. La Institución Real era demasiado pequeña, solo tenia dos científicos y sus asistentes, para dar cuenta de la complejidad que la ciencia estaba tomando. 

Ciertamente, las matemáticas que se enseñaban en Gran Bretaña durante los primeros años del siglo XIX no iban más allá del nivel que tenían en la época de Newton. John Playfair profesor en Edimburgo señalaba por estos años que apenas había una docena de personas en Gran Bretaña lo bastante competentes en matemáticas como para leer tan sólo la mecánica celeste de Laplace, escrita en 1808. 

Conscientes de esta situación, un club de estudiantes de Cambridge funda la Sociedad Analítica, en la que están Herschel y Babbage, entre otros. Se trata con ello de introducir en Inglaterra las matemáticas continentales. 

Una muestra de la sensación de estar por detrás en estos temas son las Reflexiones sobre la decadencia de la ciencia en Inglaterra, escritas por Babbage en 1830. La conclusión de este texto es clara: la raíz del problema reside en que la investigación científica inglesa es en gran medida una actividad de aficionados que no está apoyada por el Estado y que no esta profesionalizada. Se queja Babbage de que la profesión de las leyes es la que se lleva todos los talentos. Dice Babbage:

“Mediante la aplicación equivocada y destructora del talento, cambiamos un filósofo profundo por un abogado pasable”. 

Se le pide al gobierno que tome cartas en el asunto. El debate que se inicia con el libro de Babbage deriva pronto en la cuestión del apoyo económico del Estado a la ciencia. Se indica que el Ministerio del Interior francés gasta millón y medio de francos al año mientras que el gobierno británico no gasta nada. El gobierno británico se siente concernido por las críticas pero no entra en la solución del tema financiero, entre otras razones porque las sociedades provinciales reaccionan para formar la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia. 

El motor principal de esta iniciativa es David Brewster que persuadió de tal necesidad al Consejo de la Sociedad Filosófica de Yorkshire. Con el impulso y la financiación de la Asociación, se realizan investigaciones en distintos campos científicos y en concreto se alimenta la investigación científica sobre tecnología. 

El estudio de la máquina de vapor da origen a la termodinámica y en la otra dirección, la ciencia de la electricidad produce gran parte del equipo de la industria eléctrica.


Termodinámica, electricidad y magnetismo, se configuran en está época como ramas especificas de la actividad científica. Así, mientras que el contenido del conocimiento cientifico no habia tenido gran influencia en el desarrollo de la industria hasta 1850, a partir de esta fecha la aplicación de la ciencia al desarrollo de la tecnología se convierte en un factor progresivamente determinante

El análisis teórico con el aparato conceptual de la temodinámica se lleva a cabo en Francia, Alemania e Inglaterra.

En Inglaterra, William Rankine, profesor de ingeniería en Glasgow, publica en 1859 su Manual de la máquina de vapor y otros motores primarios. Sin embargo, prácticamente todo lo que la teoría podía decir de la máquina de vapor en orden a aumentar su eficiencia ya se había descubierto empíricamente. 

Como consecuencia de que la teoría contempla que las máquinas funcionen reversiblemente, se plantea la posibilidad de bombear calor de un foco frío a otro caliente consiguiendo enfriar todavía mas el foco frío. Este es el principio de funcionamiento de los refrigeradores y abre la posibilidad de numerosas aplicaciones industriales.


La electrificación



Siguiendo con esta dinámica, a partir de 1870 se produce un desarrollo tecnológico que tendrá enormes consecuencias: la electrificación

T. P. Hughes estudió este tema en profundidad, prestando especial atención a la relación entre técnica y política.

Consideró cinco fases


  1. La primera  es la de invención y desarrollo del invento, en la que desempeña un papel destacado el inventor-empresario, un prototipo representado por Thomas Alba Edisson. 
  2. La segunda se caracteriza por latransferencia de tecnología a otros países. 
  3. En la tercera aparecen nuevos retos relacionados con el crecimiento de la tecnología.
  4. En la cuarta, la nueva tecnología se institucionaliza para crear lo que Hughes denomina cultura del sistema
  5. Finalmente, en la quinta fase, aparecen sistemas regionales y es creciente la importancia de los factores financieros, políticos y legislativos. 

Siguiendo este esquema, Hughes analiza las diferencias en el desarrollo de la electrificación en Estados Unidos, Alemania e Inglaterra.

La tesis de Hughes 



Que el desarrollo tecnológico no depende sólo de los condicionantes técnicos sino que depende bastante del marco social que comprende: el marco legislativo, el marco político, el financiero, el carácter de las elites dirigentes, el marco empresarial, el grado de desarrollo de la tecnología que se sustituye y el grado de cualificación del personal que ha de desarrollar la tecnología, entre otros. 


Los hechos


Superados los problemas técnicos, escribe Hughes, en 1878 se funda la Edison Electric Light Company, y dos años más tarde la Edison Electric Illuminating Company of New York, con el objetivo de construir una central generadora en esta ciudad. La central entra en funcionamiento en 1882. Se aborda entonces la fase de crecimiento exterior del sistema, lo que requiere la transferencia de conocimientos de un país a otro. 

En el reino Unido, y en especial en Londres, las elites dominantes están formadas por aristócratas, financieros y científicos que esperan obtener beneficios inmediatos de su inversión. En Londres se localiza la primera planta suministradora que instala la empresa Edison fuera de los Estados Unidos. Las expectativas de beneficio se perciben enseguida y se dan de alta dieciséis compañías eléctricas en las dos semanas siguientes. El Parlamento interviene para establecer que el capital privado puede poner en funcionamiento el sistema, pero que transcurridos seis años, los ayuntamientos pueden ejercer su derecho de recompra a un precio que los empresarios consideran ridículo. La consecuencia es que el capital privado se retrae. 

También en 1882, entra en vigor en Inglaterra una nueva norma legal: la Electric Lighting Act, que deniega el permiso a los fabricantes para producir elementos eléctricos que no fuesen utilizables por cualquier empresa lo que constituye un elemento más de intervención. 

Mientras tanto, en Alemania las cosas son distintas, el desarrollo inicial de la industria eléctrica se produce a favor de la unión del poder del capital financiero y de una legislación no intervencionista.A finales de los años ochenta del siglo XIX, se produce la batalla de los sistemas, en la que se debate si se impone la corriente alterna o continua en la distribución eléctrica. La cuestión se resuelve a favor de la corriente alterna en función de criterios tecnológicos, como su ventaja para ser transportada a mayores distancias que la continua, pero  pesan en el debate también los factores extra-tecnológicos: las inversiones no amortizadas de los que habían adoptado el sistema de corriente continua, las patentes en vigor o las ventajas de las economías de escala. 

Estos factores extra-tecnológicos son precisamente el objetivo principal del análisis de Hughes, que introduce para ello el concepto de cultura del sistema para tener en cuenta la importancia decisiva de las diferentes estructuras políticas, financieras y tecnológicas de los distintos países en los que se desarrolla el nuevo sistema. 

Su estudio se centra en las ciudades de Berlín, Chicago y Londres. Berlín es un ejemplo de coordinación entre política y tecnología, Chicago es ejemplo de preponderancia de la tecnología, en realidad de la subordinación de la política a los intereses tecnológicos; y sin embargo, Londres se caracteriza por la primacía de la política.

Los mecanismos 


Tienen especial interés los mecanismos por los que es posible influir políticamente sobre los asuntos que, en principio, parecen estrictamente tecnológicos

En Londres existía a finales del XIX una importante tradición de estudios de ingeniería, buenos profesionales en el nivel teórico y en el práctico, e importantes revistas especializadas, en las que se analizaba el sistema centralizado vigente en Berlín y Chicago. Las mayores instituciones científicas de Gran Bretaña se encontraban en Londres y sin embargo la ciudad no es capaz de organizar su red eléctrica eficientemente, a pesar de que La Institution of Electrical Engineers había abogado muy pronto (1901) por un sistema centralizado.

Las trabas a este proceso provienen, dice Hughes, del entramado legislativo y de la distribución territorial de poder. El Gran Londres está bajo la jurisdicción del London County Council, vinculado al Parlamento, que regula las relaciones entre las compañías privadas y las empresas de propiedad pública. La legislación establece la prioridad de las empresas públicas y, más importante, sólo permite instalar una empresa donde no hubiera otra. 

Ambas cosas retrasan la construcción de unsistema universal. Los intereses que se ven defendidos con esta legislación son los de las pequeñas centrales . Tanto progresistas como conservadores coinciden en defenderlos: unos por garantizar los intereses de los municipios y otros por defender a los propietarios.

El proceso de centralización se entrecruza además con un nuevo avance tecnológico: lahidroelecticidad, una avance que se desarrolla en California por la falta de minas de carbón mientras que por el contrario el régimen de precipitaciones les permite la utilización de los saltos de agua, algo que se hace viable con las nuevas turbinas Pelton y Francis, y sobre todo por la posibilidad de transportar electricidad a grandes distancias que ofrece la corriente alterna. En los Estados Unidos, en este momento la energía eléctrica ya es lo suficientemente relevante en la economía de la nación para que en el debate entre la iniciativa privada y el control público aparezca la cuestión de quién controla la tecnología y a favor de qué intereses. 

Finalmente, es el fin de la Primera Guerra Mundial el que favorece el debate sobre la formación de un sistema universal.

Desde el Ministerio de Reconstrucción se solicitan informes para analizar las causas del atraso industrial con respecto a otros países europeos. De aquí surge la idea de formar la Joint Electriciy Authority que había de tener poder de decisión a escala nacional, algo a lo que los gobiernos municipales reaccionan airadamente: 35 servicios públicos rechazan la propuesta de unificación. No obstante, en 1926 reaparece con fuerza la conveniencia de realizar una acción unitaria sobre el territorio. La invocación a la pérdida de prestigio de la nación será una de las mayores razones para romper la corteza del conservadurismo. 

El dato que forma parte principal de la argumentación es que la deuda del país es diez veces superior a la de 1914. La clave para desbloquear la situación de la electricidad en Inglaterra es la Electricity Suply Act de 1926. Por medio de esta ley se crea la Central Electricity Board que se fija como objetivo crear una parrilla de transmisión que jerarquice el alto voltaje y el bajo voltaje. El provincianismo de los propietarios de las centrales existentes sigue actuando por lo que de 60 centrales inicialmente seleccionadas se pasa a 140. 

No obstante, en 1933 puede darse por finalizada la parrilla. Los tipos de voltaje, frecuencia y fase están por fin unificados. En todo este camino hacia la unificación del sistema eléctrico se constata la necesidad de salvar las dificultades que van apareciendo continuamente, y esto es común para todos los países en los que se implanta. Dificultades de tipo técnico, de relaciones institucionales, de financiación.

Los personajes


En ningún caso los problemas se resuelven por sí solos, y Hughes quiere destacar que en la solución de todos estos problemas siempre hace falta el esfuerzo de personas individuales.

Las evoluciones de Chicago, Berlín y Londres son pues diferentes, y en esta diferencia influyen causas no tecnológicas. Los factores culturales tienen un gran peso. En el caso de Estados unidos, dice Hughes, fueron decisivos la tecnología primero y los aspectos financieros después. En Inglaterra, se produce el caso contrario, domina la ideología sobre los condicionantes tecnológicos. Sólo el empuje de hombres como Charles Merz y el temor general a quedar fuera de las grandes naciones desbloquearon la situación de atomización existente.


La interpretación


La lectura que puede hacerse del relato de Hughes es que no hay patrones generales de desarrollo tecnológico que sirvan para todos los casos. Existen grandes dicotomías: sistema centralizado/sistema descentralizado, preponderancia de lo público/ preponderancia de la iniciativa privada, que se resuelven de modo que el resultado final no está determinado. En los procesos intervienen numerosos factores tecnológicos y no tecnológicos y ni unos ni otros aparecen como determinantes. En ocasiones, el impulso de personas concretas orienta el resultado hacia un lado u otro. 

La frase que podría resumir el relato de Hughes sobre el proceso de electrificación que se produce a final del siglo XIX y principios del XX, es que las cosas siempre pudieron haber sido de otra manera y que los factores estrictamente tecnológicos no son determinantes.

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