viernes, 1 de agosto de 2014

¿PUEDE SER ÚTIL LA TEORÍA DEL ACTOR-RED PARA INVESTIGAR EL CAMBIO TECNOLÓGICO?

El Programa Fuerte (PF) de la Sociología de la Ciencia

David Bloor, principal representante, junto con Barry Barnes, del "Programa fuerte en sociología de las ciencias", propuso en los setenta que la investigación sociológica de la ciencia debía regirse por el cumplimiento del principio de simetría, esto es, que el análisis del conocimiento científico debía incluir tanto el estudio causal del error, como del acierto; la verdad y la falsedad; la racionalidad y la irracionalidad. 

Simetría y juegos de poder. Bloor y Latour

A pesar de presentarse con una cierta radicalidad, algunos críticos han acusado al Programa Fuerte de no llevar hasta el final las conclusiones de este principio y han propuesto ir más allá en su aplicación.

Para ello plantean dicotomías adicionales a las propuestas por el Programa Fuerte. Así, podría ser también relevantes las dicotomías: humano/no humano, sujeto/objeto, natural/artificial.

Especialmente la distinción entre lo humano y lo no humano como agente capaces de actuar en el mundo, es una novedad que se introduce criticamente contra Bloor, y en la que éste no estará de acuerdo.

Lo esencial, desde este nuevo punto de vista, no son ya los humanos, aunque tampoco los objetos tecnológicos o las teorías científicas, sino las posiciones que todos estos elementos ocupan en una red de intercambios y transformaciones cuya sustancia es la permanente negociación, la formación de alianzas y contra-alianzas, en un marco de  permanente conflicto de intereses locales y de juegos de poder. A esta forma de ver las cosas se le ha llamado Teoría del Actor-red. Latour será uno de los principales representares de la teoría en permanente debate con Bloor. 

La Teoría del Actor-red  (TAR) y la tecnología


El trabajo fundamental de la teoría es  mostrar cómo los actores producen representaciones del mundo natural e intentan imponerlas a los demás. 

El cambio tecnológico se analiza en términos de luchas entre diferentes actores por imponer la definición del problema a resolver. La novedad  más destacable es la de considerar no sólo actores humanos sino también actores no humanos: una batería, un chip, o cualquier otro componente tecnológico forman parte de  la red. Así, actores humanos tienen que atender tanto a otros humanos como a estos otros actores no humanos.

Nombres propios asociados con esta forma de acercarse a la cuestión de la tecnología, son Michel Callon  y Bruno Latour. 

La Teoría del Actor-red se desarrolló en los primeros años ochenta en el Centro de Sociología de la Innovación (CSI) de la Escuela Nacional de Minas de París a la que ambos pertenecen. En Inglaterra su más conocido  exponente es John Law que fue visitante del CSI.

La teoría ha pasado  por numerosos avatares debido a la seguramente intencionada indefinición de la propuesta, de tal modo que ha sido utilizada  de muy distinta manera; hasta tal punto, que a veces queda irreconocible en algunos trabajos.

La TAR a finales de los noventa

F. Tirado[2] se refiere a esta circunstancia en relación a un encuentro sobre la Teoría del Actor-red [3] celebrado a finales  de los noventa:

 “La tesis que se defendía es que la teoría del actor-red había dejado de  existir[…], se había traducido, en su implementación y uso, de tantas formas diversas, había generado tantos nuevos conceptos y aplicaciones, que se había  difractado en una miríada de expresiones diferenciadas”.

La TAR según Bruno Latour

No cabe duda de que  esta propuesta metodológica es sugerente en algunos aspectos. Bruno Latour presentó  en  el año 2005[4] una obra de recopilación sobre la teoría. 

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Pero un artículo[5] más breve de 1997 es quizás más clarificador.

Dice Latour:

“Las  sociedades modernas son tan complejas que no pueden ser descritas en  términos de niveles, capas, territorios, esferas, categorías,  estructuras o sistemas; más bien tienen un carácter capilar, fibroso, filamentoso, nervudo”; 

Y eso es lo que trata de representar la imagen de la red como metáfora. 

Por otra parte, sigue diciendo, es imposible comprender qué es lo que sostiene a la sociedad en su conjunto sin reinyectar en su tejido los hechos  construidos por las ciencias naturales y sociales, así como los objetos manufacturados, diseñados por los ingenieros [que han de formar también parte de la red]”. 

Mediante esta analogía, la teoría pretende liberarse de la noción de distancia, de la dicotomía entre lo próximo y lo lejano, que se sustituye por lo conectado o desconectado. La noción de conexión se introduce para liberarse de niveles predeterminados como lo individual, la familia o las instituciones ( problema de elegir entre la acción y la estructura como fundamentos explicativo de lo social)

Una red no es más grande o más pequeña que otra, simplemente es más larga o está más intensamente conectada. En vez de tener que elegir entre la visión local o la visión global, la analogía de la red permite pensar en una entidad global como aquella que está altamente conectada. Análogamente, sucede lo mismo con la noción de dentro y fuera, propia de algo que tiene fronteras, que no es el caso de una red”.

A la metáfora de la red le añade la noción de actor. 

¿ Qué es un actor?


Un actor en el contexto de la Teoría del Actor-red es un concepto extraído de la semiótica, es un actante, algo que actúa o que mueve a la acción,  que causa una diferencia, y obtiene su estabilidad por medio de la acción y la confrontación con otros.

Latour insiste especialmente en la falta de sentido de la separación entre descripción y explicación, puesto que la red, al crecer, va incorporando los recursos explicativos. 

No hace falta saltar fuera de la red para añadir una explicación, una causa, un factor o conjunto de factores externos, simplemente hay que extender la red. No hace falta una explicación que esté flotando por encima de la red, separada de su crecimiento histórico y por ello se concede a la historia su lugar legítimo. 


La Teoría pretende salvar la clásica[6] oposición que deja la comprensión historicista y contextualizadora, en un lado, y la explicación objetiva, en el otro, es decir, entre  la comprensión desde dentro y la explicación desde fuera.  

La Teoría trata también de ofrecer una solución al problema de la reflexividad. De hecho, dice Latour, una vez que los marcos de referencia han sido devueltos a los actores, la reflexividad es algo que queda resuelto sin más ya que la reflexividad constituye un problema para un enfoque relativista porque o bien el observador tiene un estatus  que se le niega a los demás, o bien permanece tan silencioso cono todos los otros a los que se les niega cualquier estatus privilegiado. Este problema desaparece cuando el mito espistemológico del observador externo que suministra explicaciones añadidas a la mera descripción, cae.


La TAR como sociologia de la traducción

La traducción[7] es  un concepto central en la teoría, de hecho se denomina a veces a la teoría como sociología de la traducción, pero es un concepto que permanece oscuro en la caracterización de Latour.

Recurrimos a los comentarios de F. Tirado y M. Doménech[8] para buscar una clarificación mayor. Cuando la Teoría del Actor-red se enfrenta con un fenómeno total y global como la ciencia, dicen estos, considera esa totalidad como un efecto provisional,  que realmente es un entramado sujeto a una dinámica interna[9]. La traducción es entonces un mecanismo por el que la red va tomando forma. Se refiere fundamentalmente a las negociaciones, intrigas, actos de persuasión y violencia, gracias a los cuales un actor consigue la adhesión de otros actores, es decir, procesos por los que un actor teje una red.

Lo más característico de la teoría, en todo caso, es que lo material, y por lo tanto la tecnología, juegan un papel muy importante en el tejido de la red. Tirado y Doménech se refieren a la diferencia entre las sociedades animales y humanas para hacer notar que la diferencia entre unas y otras no está en la mayor o menor complejidad de su entramado social, está en la materialidad: 

Las sociedades humanas no se sostienen por su mayor complejidad sino gracias a elementos no humanos.  La interacción está guiada, ritualizada, en definitiva, contextualizada por elementos extrasomáticos que tienen la propiedad de tornarla repetitiva”

Se citan lo ejemplos de un semáforo que fija normas de comportamiento en la circulación, o en  otro orden cosas, una bata blanca en un hospital, que produce el resultado de conceder más respeto a la opinión del que la lleva. Ambos elementos inducen comportamientos que se repiten sin necesidad de que continuamente se recuerden las normas asociadas a ellos. 

Nuestros marcos de interacción están preñados de datos, lugares, artefactos, símbolos, personas ausentes pero presentes simbólicamente […]. Los elementos que componen lo social son de una gran variedad y el lazo social se caracteriza por detentar propiedades extrasociales y completamente heterogéneas. Lo social no es lo que sostiene, sino lo que es sostenido y necesita ser mantenido”.

Vaccari[10], con motivo de la publicación de la obra de Latour en Argentina, ha enfatizado las consecuencias de esta última cuestión: “A la pregunta de qué es lo social o qué es la sociedad, la respuesta es: nada. No hay una cosa, ni propiedad específica que se pueda denominar “social”. Los sociólogos tradicionales han confundido lo que deben explicar, con la  explicación misma. Comienzan por la sociedad, u otros agregados sociales, mientras que deberían culminar con ellos”.

Frente a una sociología de lo social, en que la que, por ejemplo, se explica la emergencia de la religión  en virtud de movimientos y conflictos sociales, la TAR propone una sociología de las asociaciones que rastrea y analiza los modos en que se producen las asociaciones en las que nos vemos implicados en nuestra vida cotidiana y en estas asociaciones juegan un papel preeminente los objetos materiales.

La Teoría del Actor-red trata de acercase al problema del cambio tecnológico desde una vía distinta  del determinismo tecnológico y del determinismo social.

Los cambios tecnológicos son interpretados como asociaciones heterogéneas de distintos agentes, humanos y no humanos.:

  Los agentes se conciben como actor-red, no reducibles ni a un simple actor ni a una red[11]… Así, el actor-red se distingue del actor tradicional de la sociología, una categoría que excluye cualquier componente no humano…Pero no debería, por otro lado ser confundido con una red que liga  de manera más o menos predecible elementos estables que están perfectamente definidos…Un actor- red es, simultáneamente un actor cuya actividad consiste en entrelazar elementos heterogéneos, y una red que es capaz de redefinir y transformar aquello de que está hecha”. La traducción es precisamente el concepto clave con el que la teoría trata de hacer comprender el modo en que se construyen las redes y se refiere a los procesos a través de los cuales “un actor alinea y coordina a los demás elementos de la red para hacerse más fuerte, en el caso de que consiga enrolar y traducir  los intereses de varios actores o materiales, o más débiles, si su traducción es desafiada en la acción”[12].

Tirado y Doménech toman de Latour un ejemplo que  ilustra el tipo de procesos a los que se refiere la teoría cuando habla de traducción:

Una banda sonora colocada en una carretera para que los conductores disminuyan la velocidad de su vehículo,  traduce la meta del conductor de “disminuir la velocidad para no poner en peligro a los peatones”, a “disminuir la velocidad para no afectar a la suspensión del coche”. La traducción se produce gracias a la mediación de un objeto por medio del cual se alcanza una disciplina en los conductores. Estamos aquí ante una disyunción[13] actorial: el hormigón se transforma en un policía. Ante una disyunción espacial: la carretera tiene un nuevo actor que ralentiza o avería coches. Ante una disyunción temporal: la banda está allí de noche y de día. Y más importante, la banda recibe propiedades típicamente humanas. El objeto hace de actor, crea un puente, una mediación entre creadores ausentes y usuarios ocasionales. La banda corporeiza acontecimientos del pasado y los trae al presente. Conecta, a partir del guión que la describe como objeto, episodios situados y localizados, con contextos más amplios y generales. Da realidad material y accesibilidad a normas, conjuntos de propósitos, rutinas y valores; se transforma  en una institución”.

 Y son las instituciones, las que proporcionan las mediaciones para que un actor conserve una sustancia duradera y sostenible.


 Tres líneas críticas de la teoría


Ciertamente, la teoría es extraña a las metodologías sociales más o menos estandarizadas y genera por lo tanto suspicacias y debates. Tirado y Doménech citan tres grandes líneas críticas.

La primera de ellas apunta en dos direcciones: por una parte, hacia la pérdida de relevancia que tienen los actores humanos que dejan de ser el epicentro de  los análisis sociales[14]; por otra,  a que los trabajos que resultan de aplicar la TAR tienen el aspecto de descripciones excesivamente prosaicas y dependientes de evidencias propias del sentido común.

 La segunda línea crítica[15] impugna la teoría por su supuesta relación velada con el “viejo proyecto de la democracia liberalDicen Lee y Brown: “La teoría no presenta realmente mayor novedad que la de transgredir el límite que constituía lo no humano para el discurso social. Radicalizar el principio de simetría es radicalizar el discurso de la democracia liberal. Ya no hay alteridad, ni afuera, ni otro. El peligro que se corre es que el discurso de la TAR se convierta en un vocabulario total, en una metanarrativa ahistórica con derecho a hablar de todo y de todos”.

Finalmente, la tercera línea de crítica se centra en los análisis ofrecidos. De acuerdo con Donna  Haraway, se abusa de la metáfora de la guerra: “La acción en el proceso de producción de tecnociencia queda reducida a un mero conjunto de alianzas, bandos, luchas, combates, enrolamientos, victorias, derrotas, retiradas: batallas acérrimas deciden si una representación se mantiene o se olvida”[16]


La crítica de Bordieu


Bordieu[17]  ha hecho también  una dura crítica de la Teoria a la que sitúa dentro del ámbito de los estudios de la vida de laboratorio (Laboratory Life).

 Bordieu acusa a estos de sacar  grandes consecuencias de la afirmación de que los productos de la ciencia son el resultado de un proceso de fabricación en un universo artificial que es el laboratorio científico: “En el laboratorio se crean los fenómenos con los que se elaboran y ponen a prueba las teorías”.

Lo que critica Bordieu es que aquí los términos fabricación y creación se utilizan de forma anfibológica, es decir, se utilizan intencionadamente de forma ambigua y equívoca. Además se da a los textos científicos realizados en los laboratorios una excesiva relevancia en tanto que se atribuye a estos textos la tarea de borrar las huellas de la parte fundamental del trabajo, esto es, las maquinaciones y las negociaciones habidas en la aceptación de los hechos. Si todo se reduce al texto, dice Bordieu,  la ciencia quedaría  como una ficción entre otras tantas, con la capacidad, sin embargo, de ejercer un efecto de verdad, una ficción literaria que habría conseguido imponer universalmente la creencia en sus ficciones.

Bordieu entiende  la traducción, propuesta por la Teoría, como una simple delegación del trabajo de los humanos en los objetos

“La traducción es [un expediente que simplemente permite] disertar libremente sobre la manera  como delegamos el poder en los objetos técnicos [] una  retórica que ha llegado a conocer un éxito social desproporcionado respecto a sus méritos […] que abusa de los beneficios sociales de aparecer como filósofo en determinados mercados. [Algo que es posible] porque la sociología de la ciencia no ha consumado una ruptura con la filosofía”.
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La Teoría del Actor-red es pues una herramienta tan sugerente como problemática.

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¿ Qué es lo que la teoría enfatiza y qué es lo que la teoría minusvalora?

Sin duda la teoría enfatiza lo que podemos llamar cultura material. Eso es un punto fuerte de la teoría en tanto que otros desarrollos teóricos que investigan lo social olvidan a menudo la importancia de los productos tecnológicos que quedan ahí puestos condicionando la vida social. Sin embargo, al enfatizar este elemento, a pesar de que la teoría nace con el vocabulario de la semiotica, puede llegar a minusvalorarse la importancia del discurso hecho en el lenguaje natural, y puede olvidarse que la cultura se sustenta también en los relatos que quedan escritos o simplemente se transmiten como tradiciones orales. 
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[2] Tirado (2005): “La Teoría del Actor-Red y la reinvención de lo social”.
[3] Bajo el epígrafe :Actor Network and after
[4] Latour (2005): “Re-assembling the social. An introduction to Actor-Network Theory”
[5] Latour (1997): “on actor-network theory: a few clarifications”
[6] La oposición entre comprensión  (propia de las ciencias sociales como la historia) y la explicación (propia de las ciencias naturales),  es un tema clásico de la Teoría del Conocimiento, que se desarrolló con especial intensidad en el cambio del siglo XIX al siglo XX.
[7]  El vocabulario de la teoría se extrae de la semiótica. Se considera que la realidad es un texto, y como tal, se le pueden aplicar acciones como la lectura o la traducción, que a nuestro juicio equivalen a la interpretación y la transformación  respectivamente.
[8] Tirado y Doménech (2005): “Asociaciones heterogéneas y actantes: el giro postsocial de la teoría del actor-red”
[9] El proceso por el que aparece una totalidad a partir de esta miriada de partes tan distintas y heterogéneas recibe diferentes denominaciones: ensamblaje, patrón de ordenación o traducción
[10] Vaccari (2008): ): “Re-ensamblar lo social: una introducción a la teoría del actor-red”
[11] Callon (1998): “El proceso de construcción de la sociedad. El estudio de la tecnología como herramienta para el análisis sociológico”
[12] En expresión de Fressoli, Lalouf y Gonzalez Korzeniewski (2006): “Mapas o pinboards. Reconstruyendo la realidad en un espacio sin coordenadas preestablecidas. Un entrevista a John Law”
[13] La disyunción hace referencia a la separación de dos realidades, que están, sin embargo, intrínsecamente relacionadas.
[14] Collins y Yearley (1992): ”Epistemological Chicken”
[15] Lee y Brown (1998): “La alteridad y el actor-red. El continente no descubierto”,
[16] Haraway (1991): “ Ciencia , cyborgs y mujeres”
[17] Bordieu (2003): “El oficio de científico. Ciencia de la ciencia y reflexividad”


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