Qué son, de dónde provienen, hacia dónde evolucionan las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC). son preguntas a las que trata de responder un conjunto de textos coordinados por Martin Hilbert bajo el título: ¿Quo vadis, tecnología de la información y de las comunicaciones?,
En estos texto se defiende la tesis de que el paradigma digital es un nuevo paradigma tecnológico, lo cual es sin duda un enfoque interesante, No obstante, los textos
introductorios tienen también interés. Resulta especialmente interesante el tratamiento de la teoría sobre las ondas
tecnológicas.
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Conceptos fundamentales, trayectorias tecnológicas y el estado del arte de los sistemas digitales
Martin Hilbert (coordinador)
COMISIÓN ECONÓMICA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (ECONOMIC COMMISSION FOR LATIN AMERICA AND THE CARIBBEAN);
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Conceptos fundamentales, trayectorias tecnológicas y el estado del arte de los sistemas digitales
Martin Hilbert (coordinador)
COMISIÓN ECONÓMICA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (ECONOMIC COMMISSION FOR LATIN AMERICA AND THE CARIBBEAN);
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El argumento de Schumpeter
El
argumento central es el de la existencia de ciclos en el desarrollo, que se caracterizan por índices de crecimiento
bastante constantes, que conducen sin embargo a un progreso exponencial en
términos absolutos.
Schumpeter
(1883-950) investigó los altibajos del desarrollo e identificó la existencia
de un patrón cíclico en las fluctuaciones periódicas y secuenciales de la
actividad económica: “un número indefinido de fluctuaciones en forma de ondas
que se mueven simultáneamente y se entrelazan”. Señaló que estos ciclos tienen
diferentes duraciones, es decir, aparecen en diversos niveles, con algunos de
ellos dentro de otros.
Según
Schumpeter, los ciclos parecen estar especialmente
vinculados a diferentes sistemas tecnológicos y a su difusión y absorción por
parte del sistema económico. Algunas de las fluctuaciones son cortas y duran
pocos meses, mientras que otras se prolongan durante décadas. Explica que “las innovaciones, sus efectos
inmediatos y ulteriores, y la respuesta del sistema, son la causa común, aunque
diferentes tipos de innovaciones y diversos tipos de efectos puedan jugar
distintos roles.
El
resultado es una interpretación del desarrollo económico según la cual existe
un complejo sistema de innovaciones, compuesto de diferentes niveles de la
actividad humana que se influyen, potencian o restringen mutuamente, con una
dinámica definida por una jerarquía de ondas.
Este
análisis lleva a identificar claramente ciclos económicos de largo plazo entre el
auge y la depresión, como lo había planteado ya antes el economista ruso
Nikolai Kondratieff (1925).
Extensión del argumento al sistema socioeconómico
Actualmente,
de la mano de la economía evolucionista, estas ideas se han extendido más allá
del ámbito económico para explicar la dinámica del sistema socioeconómico e
institucional en su totalidad –a nivel nacional e internacional– en el que las
ondas largas representan esquemas
sucesivos de desarrollo, que responden a sucesivos estilos tecnológicos. Por ejemplo, Carlota Pérez (1983).
Dichos
estilos tecnológicos, a los que también se denomina paradigmas tecnoeconómicos
o socioeconómicos, representan el tipo ideal de organización productiva y
social, que se desarrolla dentro del marco de conocimiento disponible para
afrontar los retos que van surgiendo. “El establecimiento de ese estilo o
paradigma se basa en la introducción de una constelación de innovaciones
entrelazadas, tanto técnicas como administrativas”.
El
centro de la atención se está fijando en la relación entre las instituciones y progreso técnico. Se hace énfasis en la
creación de instituciones que puedan guiar ese cambio tecnológico en la
dirección deseada.
Qué
es lo que llega primero, la tecnología o el marco institucional, representa aquí
el equivalente a la pregunta clásica sobre el huevo o la gallina. Douglass
North (1981) destaca la importancia de ciertas características en las ideologías
y las instituciones y demuestra el innegable efecto que conlleva el derecho a
la propiedad para lograr un mayor caudal de conocimiento. Otros autores sin
embargo describen esta dinámica como una coevolución
entre sistemas tecnológicos especiales y la organización socioeconómica
(Freeman y Louçã, 2001).
Preguntas
importantes son las que se refieren a la identificación de las ondas de desarrollo.
Cuándo empiezan, cuándo terminan, ¿Se está acelerando cambio tecnológico? La
intuición, nos hace pensar que los ciclos son más cortos, pero cuánto.
Ondas dentro de ondas
Se
ha identificado el incremento constante en la velocidad del progreso y se lo ha
analizado en profundidad a través de los hitos que marcan diferentes aspectos
de la evolución, incluyendo los cosmológicos, geológicos, biológicos y
socioeconómicos.
Mientras que la evolución biológica se prolongó durante 2.400 millones de años para que de una
simple bacteria se formaran organismos multicelulares, llevó aproximadamente
400 millones de años para que esa forma de vida pasara a ser un gusano,
alrededor de 300 millones de años más para alcanzarla etapa de reptil,
“solamente” otros 250 millones de años para que nacieran los primates, y menos
de 100 millones de años para que esa forma de vida inferior se convirtiera en
el ser humano moderno (Modis, 2002).
El
mismo proceso se ha producido con respecto a las innovaciones que nos permiten
dominar el entorno. Se calcula que a la especie humana y sus ancestros les
llevó entre 250.000 y un millón de años avanzar desde el descubrimiento de la
utilidad del fuego hasta alcanzar la habilidad de hacer fuego por sí mismos.
Este
hecho no deja de sorprender. Pasaron largas noches frente al fogón en un
período que es al menos 125 veces mayor al tiempo que ha transcurrido desde que
comenzó el calendario del mundo occidental. La creatividad innovadora de
nuestra especie fue tremendamente lenta.
El
acelerado ritmo del progreso ha cambiado esta periodicidad, y desde la primera
vez que un ser humano voló unos 300 metros en 1903 y aterrizó sano y salvo,
hasta que llegamos a la Luna
en 1969, sólo se necesitaron 66 años.
Modis
(2002) analizó 13 secuencias de eventos históricos importantes desde el big bang. Como resultado, demostró que toda la historia de vida en nuestro
universo se caracteriza por tener períodos cada vez más cortos entre los
acontecimientos significativos.
En
su estudio, Modis clasifica el período entre el big bang y la actualidad
en siete etapas: la formación de la galaxia (hace 10.100 millones de
años); la vida multicelular (desde hace 1.050 millones de años); el surgimiento
de los primates superiores (hace 4 millones de años); el nacimiento del homo
sapiens (hace 308.000 años); el ser humano moderno con
conductas rituales y espirituales (hace 38.200 años);la sociedad agrícola
y la civilización (hace 6.130 años), y la ciencia y la tecnología (hace 225
años).
Douglass
North (1981), que recibió un Premio Nobel por sus investigaciones, se concentra
en las últimas dos épocas, a las que identifica como la primera y la segunda revolución
económica. North profundiza en el marco institucional de cada una de esas
etapas y señala que la aparición de la propiedad privada de la tierra no se
puede separar del establecimiento de sociedades agrícolas, un hecho que a su
vez revolucionó las estructuras socioeconómicas y llevó a la creación de
asentamientos y a la civilización.
Según
esta teoría, el segundo cambio de paradigma se produjo con la fusión de la
ciencia y la tecnología para incrementar de manera intencional el caudal de
conocimiento de la humanidad, especialmente con la introducción de los derechos
de propiedad intelectual. North sostiene que “la mera curiosidad o el
aprendizaje autodidacta trae un cierto cambio tecnológico, como el que se había
podido observar a través de la historia de la humanidad. Pero el esfuerzo
dedicado a mejorar la tecnología –como se ve en el mundo moderno– sólo se puede
estimular al mejorar las posibilidades de obtener ganancias personales”.
En
el análisis de Schumpeter lo que se asevera que existe “un número indefinido de fluctuaciones
en forma de ondas” que se complementan y ejercen influencia entre sí, es decir,
ondas dentro de otras ondas.
Según
este esquema, la fabricación de herramientas sirve para identificar los subciclos específicos de
una onda mayor. La periodización arqueológica del período de la agricultura y
la civilización en la historia de la humanidad, comúnmente se subdivide en la
secuencia descendente de “edad de piedra” (2.000.000 a . C. hasta 3.300 a . C., con una
duración de 1.996.700 años); “edad de bronce” (3.300 a . C. hasta 1.200 a . C., con una
duración de 2.100 años); y la “edad de hierro” (1.200 a .C. hasta 44 a .C., con una duración de
1.156 años).
De
acuerdo con este análisis, no sólo los ciclos en el mayor nivel de abstracción se
vuelven cada vez más cortos, sino también los ciclos en el nivel menor de la
abstracción.
Freeman
y Louçã (2001) han seguido el enfoque de utilizar la tecnología para
identificar los subperíodos de la ciencia y la tecnología en los últimos 225
años, y han señalado cinco de ellos en el nivel abstracto menor. Estos
subperíodos concuerdan con la definición de ciclo de Kondratieff. Comienzan con
la era de la energía hidráulica de la revolución industrial en Gran Bretaña
(1780-1848); la era de la energía a vapor (1848-1895); la era de la
electricidad (1895-1940); la era del motor (1940-1973), y terminan con la era
digital de las tecnologías de la información y la comunicación.
El paradigma digital es,
por tanto, la quinta onda en la era de la ciencia y la tecnología, y la
definición sobre qué ondas se debe considera depende de los diferentes niveles
de abstracción.
La
teoría del cambio evolutivo postula un
abanico de ciclos más cortos dentro de los dos niveles de ciclos que ya se han
abordado. El nivel más bajo siguiente es el que llama la atención hacia los
paradigmas tecnológicos, lo que a su vez caracteriza a la era digital misma.
La primera conclusión que se sigue de esta argumentación es que
puede identificarse dónde estamos: en una era dominada por la relación entre
ciencia y tecnología, que dura más de doscientos años. Dentro de este marco
hemos pasado de la era del motor a la era digital, en la que estamos. Dentro de
esta era hay subperiodos que es posible identificar y que la teoría se propone
como un ejercicio interesante.
la otra conclusión es que las ondas son cada vez más
cortas, con lo cual la pregunta por la duración de la onda en la que estamos es obligada, y obligada también la detección temprana de aquellos indicios que puedan darnos pistas de cuáles pueden ser los cambios que vienen.
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ENTRADAS RELACIONADAS:
QUÉ ES EL PARADIGMA DIGITAL
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