Tierras raras en China
Las tierras raras (elementos de la tabla periódica entre el 57 y el 71) son fundamentales en la fabricación de algunos componentes que intervienen en las nuevas tecnologías.
La investigación sobre su
extracción y su uso se había desarrollado tradicionalmente en los Estados
Unidos, pero desde principios de los noventa es un tema que ha despertado un enorme
interés entre los estudiantes y los investigadores chinos.
Gran parte del impulso investigador
proviene de un hecho concreto. En marzo de 1986 tres investigadores propusieron
conjuntamente un plan, el programa 863, que fue aceptado por el entonces
presidente Deng Xiaoping. Este programa se planteó con el objetivo de hacerse
un hueco en la arena mundial; esforzarse por lograr avances en campos clave y
dar un salto hacia la alta tecnología. Las tierras raras entraban en todas las
áreas del programa.
Once años más tarde, en
marzo de 1997, se planteó el programa 973, que con el 863 son los dos
principales programas que se ocupan de las tierras raras. Con todo, hay un
nombre propio especialmente vinculado con esta investigación, Xu Guangxian, a quien se le considera el padre de la química de las tierras raras.
Xu recibió en el año 2009, a
los 89 años, el equivalente al premio
nobel en China.
Su biografía revela de algún modo los avatares de los investigadores chinos desde los años cincuenta. Se formó en los Estados Unidos entre 1946 Y 1951, pasando después a la Universidad de Pekín como profesor asociado. A partir de 1956 su investigación tiene que ver con la construcción de bombas atómicas, hasta 1966, año en el que se inicia la revolución cultural. A pesar de que Xu retorna a la investigación teórica no se salva de ser acusado de espionaje y acaba en un campo de trabajo, hasta 1972, año en el que vuelve a la Universidad de Pekín. Es entonces cuando se dedica de lleno a las tierras raras y consigue aplicar a éstas con éxito tecnologías propias de la extracción de isotopos de uranio.
Su biografía revela de algún modo los avatares de los investigadores chinos desde los años cincuenta. Se formó en los Estados Unidos entre 1946 Y 1951, pasando después a la Universidad de Pekín como profesor asociado. A partir de 1956 su investigación tiene que ver con la construcción de bombas atómicas, hasta 1966, año en el que se inicia la revolución cultural. A pesar de que Xu retorna a la investigación teórica no se salva de ser acusado de espionaje y acaba en un campo de trabajo, hasta 1972, año en el que vuelve a la Universidad de Pekín. Es entonces cuando se dedica de lleno a las tierras raras y consigue aplicar a éstas con éxito tecnologías propias de la extracción de isotopos de uranio.
Este éxito tiene que ver con
la reivindicación de Xu para que la investigación aplicada fuese acompañada de
una profunda investigación teórica, reclutando estudiantes excelentes para el
campo.
El trabajo de investigación
se hace en cuatro laboratorios principales con decenas de científicos y
técnicos entre los que se hay numerosos doctores.
Con todo este esfuerzo,
China ha logrado dejar a un lado a los Estados Unidos tanto en la investigación
como en el comercio de las tierras raras.
El uso y la explotación de
tierras raras es algo que se había iniciado en los Estados Unidos, pero en
1992, en China ya eran conscientes del potencial que estas tenían. Deng
Xiaoping proclamó entonces que si en Oriente Medio había petróleo, y esa era su
fuente de poder en el mundo, en China había tierras raras.
Las tierras raras han ido
cambiando su utilidad con el tiempo. De ser utilizadas en las televisiones en
color (el europio), han pasado a ser utilizadas como imanes no eléctricos
permanentes (neodimio), que permiten por ejemplo construir ordenadores más pequeños.
La tecnología magnética
tiene multitud de aplicaciones en alta tecnología y el caso es que el liderazgo
se ha desplazado completamente en los últimos años. En 1998 el 90% de la
producción estaba en EEUU, Europa y Japón, en el año 2007 ya había 130 empresas en China
capaces de producir imanes de neodimio.
Con todo, la estrategia para controlar la producción de
tierras raras no se ha limitado a investigar y crear empresas en China, ha intentado la
adquisición de empresas clave en EEUU y otros países como Australia,, aunque de momento no ha logrado sus objetivos porque se le han puesto trabas, que responden a la preocupación de estos países ante la cuestión de por qué tiene tanto interés China en adquirir más control sobre las tierras raras cuando ya tiene el 57% de las reservas mundiales.
Esto puede explicarse viendo un cuadro más completo del asunto. Realmente la explotación de las tierras raras se está haciendo de un modo descontrolado y podría suceder que acabara con sus reservas en no mucho tiempo.
Por otro lado está el problema ambiental. El tipo de minería que se está haciendo tiene un gran impacto. En la región de Baotou se producen 10 millones de toneladas de agua residual al año que contiene distintos contaminantes, que se descarga sin tratar, contaminando el agua potable y de riego. El destino final de estos residuos es el rió Amarillo.
Otra cuestión importante es que China está aumentado mucho sus necesidades de tierras raras para consumo interno. Sólo en un año (2008) el numero de usuarios de teléfonos móviles aumentó en 70 millones. Pero no sólo la tecnología que tiene que ver con las comunicaciones utiliza tierras raras, las energías renovables van a demandar estos elementos en cosas tan diversas como los parques eólicos o los coches híbridos. China, se decía en 2010, quiere alcanzar 100 Gigawatios de potencia en energía eólica para el 2020.
Con este panorama, la estrategia de vender mucho y muy barato está cambiando. China ha cerrado el grifo y con ello los precios suben (salvo coyunturas de bajada de la demanda). De lo que se trata ahora no es de vender la materia prima sino de vender el producto ya terminado.
Con todo esto, Cindy Hurst, analista de la U.S. Army’s Foreign Military Studies Office, decía ya en el año 2010, en un texto editado por el Institute for the Analysis of Global Security, que el resto del mundo se había dormido mientras China crecía para convertirse en el gran gigante de la industria de las tierras raras.
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China’s Rare Earth Elements Industry:What Can the West Learn?
By Cindy Hurst. March 2010
Institute for the Analysis of Global Security (IAGS)
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El reto, dice Hurst, está en la búsqueda de nuevos yacimientos y en el desarrollo de la tecnología apropiada para explotarlos.
Cita a Scott Honan, directivo en la mina de Mountain Pass, California, para destacar las dificultades que esto tiene: "Nadie, que yo sepa, puede venir y decir que el próximo año empieza a explotar una mina nueva".
Fuera de los Estados Unidos hay algunas minas con posibilidades, pero ninguna es fácil. Thor Lake en Canadá, por ejemplo, está por debajo del agua en una región que se congela varios meses al año.
Con la mina de Mountin Pass, Los EEUU es quizás capaz de abastecer sus necesidades, lo que no puede hacer es competir con China en exportación. Algunas previsiones ("the Dudley chart.”) apuntaban al año 2014 como el año en que la producción mundial se aproximaría a las necesidades internas de China. Este el momento de comprobar con andan las cosas en 2021.
El U.S. Geological Survey es optimista con respecto a la existencia de yacimientos de tierras raras, el problema es ser capaces de ponerlos en explotación a tiempo.
La conclusión final de Hurst es que si no se toman medidas como ponerse al día en la ciencia y la tecnología de las tierras raras y almacenar material suficiente para los próximos años, algunos países desarrollados tendrán en la falta de esta materia prima una amenaza para su alta tecnología.
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LAS PREDICCIONES CUMPLIDAS:
Esto puede explicarse viendo un cuadro más completo del asunto. Realmente la explotación de las tierras raras se está haciendo de un modo descontrolado y podría suceder que acabara con sus reservas en no mucho tiempo.
Por otro lado está el problema ambiental. El tipo de minería que se está haciendo tiene un gran impacto. En la región de Baotou se producen 10 millones de toneladas de agua residual al año que contiene distintos contaminantes, que se descarga sin tratar, contaminando el agua potable y de riego. El destino final de estos residuos es el rió Amarillo.
Otra cuestión importante es que China está aumentado mucho sus necesidades de tierras raras para consumo interno. Sólo en un año (2008) el numero de usuarios de teléfonos móviles aumentó en 70 millones. Pero no sólo la tecnología que tiene que ver con las comunicaciones utiliza tierras raras, las energías renovables van a demandar estos elementos en cosas tan diversas como los parques eólicos o los coches híbridos. China, se decía en 2010, quiere alcanzar 100 Gigawatios de potencia en energía eólica para el 2020.
Con este panorama, la estrategia de vender mucho y muy barato está cambiando. China ha cerrado el grifo y con ello los precios suben (salvo coyunturas de bajada de la demanda). De lo que se trata ahora no es de vender la materia prima sino de vender el producto ya terminado.
El resto se ha dormido
Con todo esto, Cindy Hurst, analista de la U.S. Army’s Foreign Military Studies Office, decía ya en el año 2010, en un texto editado por el Institute for the Analysis of Global Security, que el resto del mundo se había dormido mientras China crecía para convertirse en el gran gigante de la industria de las tierras raras.
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China’s Rare Earth Elements Industry:What Can the West Learn?
By Cindy Hurst. March 2010
Institute for the Analysis of Global Security (IAGS)
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THOR LAKE, CANADA |
El reto, dice Hurst, está en la búsqueda de nuevos yacimientos y en el desarrollo de la tecnología apropiada para explotarlos.
Cita a Scott Honan, directivo en la mina de Mountain Pass, California, para destacar las dificultades que esto tiene: "Nadie, que yo sepa, puede venir y decir que el próximo año empieza a explotar una mina nueva".
Fuera de los Estados Unidos hay algunas minas con posibilidades, pero ninguna es fácil. Thor Lake en Canadá, por ejemplo, está por debajo del agua en una región que se congela varios meses al año.
Con la mina de Mountin Pass, Los EEUU es quizás capaz de abastecer sus necesidades, lo que no puede hacer es competir con China en exportación. Algunas previsiones ("the Dudley chart.”) apuntaban al año 2014 como el año en que la producción mundial se aproximaría a las necesidades internas de China. Este el momento de comprobar con andan las cosas en 2021.
El U.S. Geological Survey es optimista con respecto a la existencia de yacimientos de tierras raras, el problema es ser capaces de ponerlos en explotación a tiempo.
La conclusión final de Hurst es que si no se toman medidas como ponerse al día en la ciencia y la tecnología de las tierras raras y almacenar material suficiente para los próximos años, algunos países desarrollados tendrán en la falta de esta materia prima una amenaza para su alta tecnología.
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¿Cómo CHINA puede CHANTAJEAR a OCCIDENTE? (Y ganar puntos en la GUERRA TECNOLÓGICA) .
VisualPolitik
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