viernes, 24 de junio de 2016

HABERMAS: ¿POR QUIÉNES Y CÓMO SE TOMAN LAS DECISIONES? ÉLITES TECNOCRÁTICAS.

Funcionalismo y medios de comunicación

El asunto de la comunicación empezó a tratarse con más profundidad y de un modo más específico en el periodo de entreguerras (Laswell) utilizando las herramientas metodológicas que proporcionaba el funcionalismo. 

El  funcionalismo es heredero de dos tradiciones: el empirismo y el positivismo. 
Dicho muy resumidamente: 

El empirismo defiende que todo conocimiento procede de la experiencia. Esta forma de entender el conocimiento conduce al gran desarrollo de las ciencias experimentales que se da a partir en el siglo XVII y los siguientes, con grandes resultados prácticos. 

El positivismo aprovecha estos resultados, que en el siglo XIX son ya muy evidentes, para proponer que la ciencia social debe imitar el modelo que proporcionan las ciencias naturales y que las ha hecho evolucionar con tanto éxito. Debe evitarse toda especulación metafísica para fundamentar el conocimiento sobre la física y las demás ciencias experimentales.

Sobre esta base, el funcionalismo pone el acento en que del mismo modo en que en un organismo cada órgano tiene su función, llevando las cosas plano social, en la sociedad cada uno de sus elementos tiene también su función. Así, lo que procede es preguntarse por cuáles son las funciones que tiene la comunicación y en particular los medios de comunicación en la sociedad. 

Este es el planteamiento básico en Lasswell y lo es también en Merton:

Así como en un organismo todos lo órganos contribuyen a la supervivencia, los medios de comunicación contribuyen, según esta forma de ver las cosas, a la estabilidad, el equilibrio y la cohesión social.

La Crítica 

Resultado de imagen de dialectica de la ilustraciónComo en muchos otros temas, las dos guerras mundiales suponen una gran conmoción entre los intelectuales y revuelven todos los conceptos tenidos por válidos. 

No puede decirse en absoluto, a la vista de la situación que llevó a los dos guerras que la sociedad fuese estable ni equilibrada ni cohesionada. Por lo tanto, la idea de que existan elementos que cumplan funciones que tiendan a ello, pierde fuerza.

Por el contrario, tiende a verse a los medios de comunicación, especialmente desde la perspectiva que da el ser observador cercano, como medios de dominación.

Es el caso de algunos intelectuales alemanes, y en concreto de los que forman la Escuela de Frankfurt.

Primero Adorno y Horkheimer y luego Marcuse, desarrollan esta idea. En el caso de los dos primeros para señalar las contradicciones vinculadas con los ideales de progreso de la Ilustración: Dialéctica de la Ilustración1944, que circula de manera underground durante los años 50 y 60;  y en el caso de Marcuse, como crítica de la racionalidad científica y técnica que subyace en el capitalismo: El hombre unidimensional, 1964.

Habermas

En 1968, Habermas retoma el asunto donde lo había dejado Marcuse. 

La pregunta: 

¿Por quiénes y cómo se toman las decisiones en las sociedades industrializadas modernas?


La respuesta: 

Lo  que ha permitido a la ciencia y a la técnica convertirse en la ideología imperante es que  sirven para dominar y controlar la naturaleza, pero también al hombre, de manera que la gestión de los asuntos humanos se torna en un problema técnico, y no político.

los asuntos humanos se deciden sobre la base de argumentos técnicos y las decisiones las toman las élites gobernantes tecnocráticas.

la ciencia y la técnica son una ideología sustitutiva que sustituye a las ideologías de la sociedad preindustrial, basadas en la religión, por ejemplo. 

La ideología del libre mercado sin más (autoregulación por la mano invisible) no ha sido suficiente y ha habido que regular las crisis mediante un estado tecnocrático al que sirven la ciencia y la técnica que actúan así como ideología que lo sustenta.

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Apostilla para un país como España aquí y ahora


En realidad, la respuesta a la pregunta de Habermas es quizás peor.


Las decisiones, en un país como España sin ir más lejos, están sustraídas a la discusión política de los ciudadanos, sí, pero muchas se toman en los aparatos de los partidos, por razones de distinta índole, casi siempre espurias, revestidas de argumentaciones técnicas elaboradas ad hoc, o utilizando el margen de maniobra que permiten los informes técnicos. Cuanto más complicado el asunto, más margen par elegir entre todas las argumentaciones que a los expertos se les ocurre producir. siempre hay algún informe de algún "experto" que se acopla.

El asunto se traslada a la investigación por quién influye a su vez sobre los aparatos de los partidos. 

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sábado, 4 de junio de 2016

EL PROBLEMA DE SÉNECA. LA DOBLE MORAL. EL PELIGRO DE LA POLÍTICA PARA EL INTELECTUAL.

Problemas clásicos de la historia de la filosofía


En los manuales de filosofía se presentan algunas cuestiones que se consideran ya clásicas. Así, por ejemplo, el problema socrático: ¿Cómo era Sócrates realmente? De acuerdo con las fuentes se han encontrado razones para considerarlo sofista, místico, hedonista, racionalista, un primer mártir cristiano, el fundador de la moral, el destructor del espíritu griego y hasta un existencialista.



Otro problema clásico es el platónico, la cuestión platónica: ¿cuál es el conjunto de textos atribuibles con certeza a Platón, con qué orden los escribió, qué no quiso escribir y sin embargo transmitió oralmente en la Academia?

Séneca como problema

Menos citado es el llamado problema de Séneca, aunque no menos interesante. 

¿En qué consiste?

Se puede plantear en términos del conflicto que se presenta entre su riqueza parcialmente ganada por medio de la usura y su cercanía al poder como tutor y 
en algún sentido amigo del emperador Nerón, por un lado, y el severo moralismo de su filosofía estoica expuesta en sus escritos, por otro.

¿Fue capaz de separar su vida política de su trabajo intelectual de modo loable, o por  el contrario fue simplemente un hipócrita?

Esta es sin duda una cuestión que sigue vigente y que surge cada vez que se observa la diferencia entre los hechos de un político y sus declaraciones de principios.

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Después de una larga carrera política, brillante en senado y con vaivenes en la corte de los emperadores, cuando Nerón sube al poder, con 17 años, Séneca sube también con él, junto con un austero militar, Sexto Afranio Burro.

Durante los ocho años siguientes, ambos gobiernan de facto el Imperio romano y ese período es uno de los mejores de la época, según Trajano. Su política es pragmática y eficiente: tratan de refrenar los excesos del joven Nerón y de la voraz Agripina, promueven reformas legales y financieras, reducen los impuestos indirectos, persiguen la corrupción de los gobernadores provinciales, salvaguardan la frontera oriental del imperio e incluso envían expediciones para dar con las fuentes del Nilo. Ni Burro ni Séneca ocupan cargo alguno, sólo son senadores: ejercen el poder en la sombra, como consejeros del joven Nerón, que por entonces aprecia mucho a su tutor. Pero no todo es positivo, hay quien dice que Séneca abusa de su influencia y sus informaciones privilegiadas para hacerse con una enorme fortuna que acabará por resultarle fatal.


Con el tiempo, Nerón empieza a cansarse del freno de Séneca, que a su vez se desgasta con el ejercicio del poder. El pupilo, que ya ha mostrado su naturaleza cruel al hacer asesinar a su hermanastro Británico, presta oídos a arribistas peligrosos como Publio Sulio Rufo. Éste empieza una campaña de desprestigio contra Séneca con una acusación absurda, según Tácito: ser amante de Agripina. Pero luego le siguen otras, que dan más en el clavo: el filósofo, según Rufo, deplora el tiránico régimen imperial, da banquetes extravagantes, es hipócrita y adulador (sale a la luz la carta al liberto Polibio), practica la usura, y, sobre todo, es muy rico. Demasiado. Hasta el poeta Juvenal se refiere a los grandes jardines del millonario Séneca. Y esa inmensa riqueza acaba por fastidiar a Nerón, que no aguanta que nadie le haga sombra en ningún aspecto.


Nerón manda asesinar a su madre, Agripina, y Séneca y Burro tienen que lavar su imagen: Séneca escribe una famosa carta al Senado en la que justifica a Nerón explicando que Agripina ha conspirado contra su hijo. Por este acto, la posteridad le acusará de flagrante hipocresía. Para colmo muere su aliado Burro, quizás asesinado, y la suerte de Séneca da un vuelco: sus adversarios le tienen ganas y empiezan a ajustarle las cuentas. Temeroso de ser asesinado, pretende irse retirando de la vida política, cosa difícil cuando Nerón vigila.


En el año 59, Séneca ha perdido su capital político y sus apoyos. La campaña de desprestigio le ha alejado del Emperador, que rodeado de aduladores como Tigelino o Petronio, se ha llenado de inquina contra su viejo tutor. Séneca le pide permiso una vez más para retirarse de la vida pública y le ofrece toda su fortuna. Nerón, suspicaz, se lo concede, pero no acepta el legado, de momento. 



Apartado de la peligrosa corte imperial, Séneca comienza a viajar con su segunda esposa, Paulina, por el sur de Italia. Pero su libertad no dura mucho. La obsesiva perversión de su antiguo pupilo le persigue. Según Tácito, Séneca sufre un intento de envenenamiento, que fracasa gracias a la sencilla dieta que sigue. Pero al fin en el año 65 se le acusa de estar implicado en la conjura de Pisón para asesinar al César. Aunque sin pruebas firmes, Nerón utiliza ese complot para purgar a la sociedad romana de los patricios y caballeros que le molestan, y Séneca le molesta, de modo que es condenado a muerte sin apelación. Tácito recoge los detalles  de la muere de Séneca en sus anales.
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Con todo, no es la cuestión de la doble moral, o de la hipocresía de Séneca, ni siquiera el uso de su poder e influencia para reunir una gran fortuna, lo que tiene más interés en toda esta historia. Es llamativa,  o quizás no, eso es lo que hay que ver, la poca influencia de Séneca sobre la conducta de Nerón. 

Puede incluso que sea lo habitual. Ya Platón no pudo enderezar el modo de gobernar del tirano Dionosio de Siracusa; ni tampoco parece que  Aristóteles pudo llevar a Alejandro a ejercer la política que él pensaba que era la adecuada para la Hélade.

El consejero político parece que no llega a tener éxito en el aleccionamiento moral del aconsejado. Puede que sea el aconsejado el que acabe modelando al intelectual que lo aconseja. 

El intelectual en política corre un gran peligro.

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Tácito 


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Una reseña bastante ácida sobre las últimas monografías sobre Séneca:


Seneca Rides Again! James Romm, Dying Every Day – Seneca at the Court of Nero



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martes, 24 de mayo de 2016

LA CRISIS DEL SIGLO III. DODDS: PAGANOS Y CRISTIANOS EN UN TIEMPO DE ANSIEDAD


"En el campo no hay granjeros, no hay comercio en los mares, no hay soldados, ni honestidad en los negocios, ni justicia en los tribunales". (Cipriano, siglo III)

De ese tiempo convulso trata de encontrar las claves E. R. Dodds, en un texto ya clásico: PAGAN AND CHRISTIAN IN AN AGE OF ANXIETY.

Aquí Dodds se plantea el asunto  desde los sentimientos religiosos de los que vivieron entonces, lo que contrasta con los enfoques desde la economía, por ejemplo. A parte de su valor en si mismo, este acercamiento al problema puede servir para ver en qué medida este tipo de enfoques tienen o no  rendimiento explicativo. 

Ideal ascético, demons y mística

Dodds no puede partir de que el sentimiento religioso fue el resultado de verdades reveladas, porque él mismo es un agnóstico. Pero tampoco parte de que ese sentimiento fue simplemente una teosofía propia de bárbaros, como lo había visto por ejemplo Proclo.

Una primera cuestión es si el desprecio de la finitud del mundo frente a lo Infinito es algo propiamente cristiano.

La vanidad de los deseos humanos ya está en Cicerón, en Séneca, incluso en Celso y en Luciano, pero es más clara aun en Marco Aurelio: las acciones humanas son irrelevantes, podría decirse que no son del todo reales. 

De este modo, lo que reaparece en este tiempo es una sugerencia de irrealidad que ya había estado en Platón, los cínicos, los escépticos y los estoicos. Esto es, en todo el abanico de la filosofía helenística, con la excepción de los epicúreos. 

Más de los mismo hay en Plotino y los neopátónicos, tanto cristianos como paganos.

¿Era ese un sentimiento confinado sólo a los filósofos? 

Al menos en aquellos de los que conservamos textos escritos hay tambíén opiniones parecidas, como en la poesía de Palladas, y en el mismo Cipriano.

En una situación de crisis aparece de forma natural el problema del mal. Si este mundo no es bueno, ¿de dónde procede el mal en el mundo, de dentro del cosmos o de fuera?

Que el mal procede de más allá del cosmos es una cuestión relativamente nueva, pues incluso en Platón el mundo de las ideas está conectado de algún modo con el mundo sensible que participa de él. 

Si lo importante sucede más allá del cosmos ¿cuál es la condición humana?

Si el hombre es un extraño en esta tierra, entonces ¿para qué está aquí?

La respuesta para los dualistas radicales (para los que cuerpo y alma son completamente distintos), y que ven al hombre como estando fuera del lugar que le es propio, tiene que ver con una caída, bien sea por un castigo o una mala elección del alma. 

De ahí se deriva una ideal ascético (de purificación del alma de su mezcla con el cuerpo en el que ha caído) que está en paganos y en cristianos, pero que se vuelve mucho más riguroso en los segundos, hasta alcanzar en algunos casos límites extremos. 

¿De dónde procede ese rigorismo ascético? 

Dodds no tiene una respuesta para ello. No le convencen los argumentos que invocan orígenes helenísticos, ni los que aluden al Antiguo Testamento, pero tampoco los argumentos basados en la crisis económica del siglo III. La crisis lo acentúo pero no lo ocasionó.

Además del ascetismo, otra característica de la época es la creencia en seres intermedios, demons, que hablan fundamentalmente a través de los sueños. Es un tiempo también de astrología y adivinación, de profecías, y de otras experiencias límite, que en la contemporaneidad se interpretan como productos de la relación del inconsciente con la parte consciente de la consciencia.

Otra cosa, que merece un tratamiento aparte es lo que llamamos experiencia mística, un término vago que se asocia con la posibilidad de unión directa del espíritu humano con el principio fundamental del ser. 

Una particularidad de las experiencias de este tipo en la época es la conversión. No se trata de un unión mística pasajera sino de un proceso que deviene permanente. Otra particularidad es la introversión, mirar hacia dentro, de lo que Plotino es el místico prototipico. Pero lo fundamental en Plotino, y que lo distingue de infinidad de experiencias de ese tipo en muchos lugares y en distintas épocas, es su interpretación y la manifestación intelectualista de la experiencia, que no necesita de rituales, ni va acompañada de fenómenos fisiológicos. Es por otro lado un fenómeno natural que no necesita de la gracia divina.

¿Es Plotino un caso aislado? Quizás lo sea, junto con su discípulo Porfirio en el sentido estricto, pero no lo es si se consideran distintos grados de acercamiento a la experiencia. 

Con todo esto, lo que Dodds quiere mostrar es que paganos  y cristianos estaban moviéndose hacia una cultura en la que la religión iba a ser coextensiva con la vida y que el elemento que está en la base de esta confluencia es el platonismo. Esa confluencia no está en absoluto exenta de conflictos.


Dialogo entre paganos y cristianos


En este contexto de confluencia intelectual ¿Cuál es debate entre paganos y cristianos?

Para empezar no había una ortodoxia cristiana bien definida sino varias voces que los intelectuales paganos no se toman en serio hasta el siglo II d. de C. Tiempo en el que a Celso le parece ya que pueden ser una amenaza para el Imperio. Celso escribe, quizás en el año 178, en tiempos de Marco Aurelio.

La respuesta a Celso tarda en llegar. Llega en el año 248 y la escribe Origenes. En los setenta años que pasan entre uno y otro texto las cosas han cambiado. La actitud de Tertuliano de rechazo a todo conocimiento que no sea el de la revelación ya no vale para Clemente de Alejandría o el mismo Orígenes, que ha estudiado con Amonio Saccas, el mismo maestro con el que estudia Plotino, con el que comparte la base filosófica platónica.

La actitud de los paganos también ha cambiado. De la consideración de una amenaza se pasa a la de  querer atraer a los cristianos al poder establecido. Eso ya se había hecho antes con otros cultos y había funcionado. Esta actitud es compartida por el emperador Alejandro Severo y su madre, Julia.

Pero este estado de cosas vuelve a cambiar a partir del año 249. El emperador Decio emprende el primer intento sistemático de exterminar a los cristianos. Algo que quizás hubiera logrado si no fuera porque muere pronto. 

Así las cosas, en el año 284 el número de cristianos ya aumentado y también su influencia, coincidiendo con uno de los periodos más duros de la crisis social en el Imperio. Los cristianos ya no pueden ser obviados.

Más o menos del año 270 es el texto de Porfirio, discípulo de Plotino, Contra los Cristianos, en el que lamenta las persecuciones pero se alarma por la proliferación de templos cristianos cada vez más grandes.

De lo que no cabe duda es de que desde el principio los cristianos eran socialmente muy impopulares. Por qué esto era así se ha relacionado con la consideración que se hacía de los cristianos como de una secta judía que como ellos no respetaba a los dioses romanos, pero a diferencia de ellos no tenía el privilegio de su antigüedad.

Se les consideraba además como un secta secretista, que participaba en rituales a puerta cerrada, que incluían orgías incestuosas, al estilo de los cultos de Dionisos, suprimidos hacía mucho tiempo, en el 186 a. de C.; y canibalismo, como los catilinarios. Pero sobre todo eran vistos como obstinadamente antisistema. Una obstinación consciente puesto que es la que les habría de servir para no ser engullidos por el Imperio; pero que en la segunda mitad del siglo III ya se ha moderado, precisamente cuando los cristianos son muchos y están incluso en las legiones, a pesar de su radical pacifismo inicial.
Resultado de imagen de cristianos a los leones
De lo que no pudieron librarse es de que se les atribuyeran todo tipo de calamidades naturales causadas por su impiedad con los dioses. Si el Tiber se desbordaba aparecía inevitablemente el grito popular: los cristianos a los leones.

Pero las cosas siguen evolucionando, de tal modo que en el siglo IV, los paganos ya ha perdido su vitalidad, y esta es en definitiva una de las principales razones del ascenso del cristianismo, por deserción del contrario. El intento de Juliano de recuperar el paganismo no habría podido seguir adelante, incluso si éste hubiera tenido una vida más larga. Pero tampoco hay que despreciar la vitalidad propia de los cristianos que son paradójcamente capaces da dar la vida por sus creencias para admiración de los intelectuales paganos.

Otra fortaleza del cristianismo es su exclusividad, su rechazo a cualquier otra forma de culto. En un tiempo en el que hay un exceso de ofertas inconcretas y una demanda de soluciones claras, la oferta del cristianismo se presenta completamente definida con respecto de las demás (aunque con diferencias internas).

También contribuye al éxito del cristianismo su apertura a todas las clases sociales (y a diferencia del culto de Mitra, también a las mujeres) ofreciendo solución para todos, combinando castigos y premios. Castigos que podían alcanzar a los poderosos y premios que podían ser alcanzados por los desheredados. No sólo en el otro mundo sino en éste. Las comunidades ofrecían apoyo mutuo en un momento en el mucha gente se sentía muy frágil (epidemias, por ejemplo). Las iglesias se ocupaban de las viudas, los huérfanos, los que no tenían trabajo ni casa, los tullidos, de enterrar a los muertos y cuidar a los niños especialmente en los episodios más duros de calamidad.

Gente del campo recién llegada a la ciudad, soldados desmovilizados, rentistas arruinados por la inflación, esclavos manumitidos; todos ellos y otros eran susceptibles de ser atraídos por las comunidades cristianas que les ofrecian respecto por sí mismos y un sentido a sus vidas.  Allí, en las grandes ciudades, en Antioquía, Roma, Alejandría, se produjeron los mayores avances.  

En defnitiva, dice Dodds, sentirse miembros de algo  que reconforta y da sentido (cuando el Imperio está fallando) fue lo que más contribuyó al despliegue del cristianismo.

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Las persecuciones continuaron con Diocleciano y Galerio, del 303 al 311, y se produjeron numerosas deserciones que  no acaban con el núcleo duro de los creyentes. Galerio, pocos días antes de morir, detiene la persecución que considera como una batalla perdida. 

Después la cosas se suceden con rapidez. 


En el año 312 Constantino marcha sobre Italia contra Majencio.  Los ejércitos se encontraron en un puente sobre el Tíber, en la batalla del puente Milvio el ejército de Majencio trató de impedir el paso al de Constantino, pero fracasó y Constantino no tardó en apoderarse de Roma. Majencio murió en la batalla. El Senado proclamó emperador a Constantino, quien se apresuró a disolver definitivamente la guardia pretoriana, que había nombrado y depuesto a tantos emperadores.

En este momento Constantino dio un giro inesperado a la historia con una astuta decisión estratégica. Afirmó que antes de la batalla del puente Milvio se le había aparecido una cruz de fuego en el cielo bajo la cual leyó las palabras "In hoc signo uinces" (bajo este signo vencerás).

En  el año 313 Licinio derrota a Maximino Daya en Tracia  y se reune con Constantino en Milán. Allí se reconocen como coemperadores, Constantino en Occidente, Licinio en Oriente y promulgan (quizás) el Edicto de Milán, que garantiza la tolerancia religiosa en el Imperio.

En el 324 Constantino logra el poder sobre todo el Imperio. En el 325 convoca el Concilio de Nicea. Los obispos y el Emperador trabajan para iniciar un nuevo estado de cosas.

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PAGAN AND CHRISTIAN IN AN AGE OF ANXIETY

E. R. Dodds

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Sobre el sentimiento religioso pagano:


Marco Aurelio 
(Escrito entre el 170-180 dc) 

Meditaciones



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LAS ACTAS DE LOS MÁRTIRES
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CONSTANTINO

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