De 1974 es el libro Mito y sociedad en la Grecia antigua, de JP Vernant. En el capítulo 2 se trata un tema crucial para entender el mundo griego: la guerra entre las ciudades, las polis.
Dice Vernant:
"Para los griegos de la época clásica, la guerra es natural. Organizados en pequeñas ciudades igualmente celosas de su independencia e igualmente deseosas de afirmar su supremacía, ven en la guerra la expresión normal de la rivalidad que preside las relaciones entre los Estados, inscribiéndose la paz, o más bien las treguas, como tiempos muertos en la siempre renovada trama de los conflictos".
(La guerra es pues natural y normal para los griegos. Es la forma en la que se resuelven las diferencias, y en la que se reafirma, a la vez, el formar parte de una identidad cultural, pero no poli-tica, no se pertenece a la misma polis sino a otra. Pero debido a la identidad cultural de base, esas diferencias pueden ser resueltas, no son irresolubles, y la forma de resolverlas es la guerra).
"...Desde la perspectiva de los griegos, no es posible aislar, ni en el tejido de las relaciones humanas ni en la textura del mundo, las fuerzas del conflicto de las de la unión."
¿Por qué se da esa naturalidad?
En principio porque existe un continuidad entre la resolución de conflictos entre particulares y los conflictos entre ciudades.
"Entre los vengadores que toman represalias para hacer pagar un crimen de sangre, un robo de ganado, un rapto de mujeres y una expedición guerrera, la diferencia depende de la amplitud de los medios y de la extensión de las solidaridades movilizadas, pero los mecanismos sociales y las actitudes psicológicas son similares".
"La guerra no aparece todavía en este contexto como el tipo de institución que rige las relaciones de fuerza entre los Estados, sino como un aspecto más de los intercambios interfamiliares, una de las formas que reviste el comercio entre grupos humanos, a la vez asociados y opuestos".
En todo caso, parece que la guerra tiene un componente de cohesión social. ¿Cómo es eso posible?.
la preparación para la guerra, con sus ritos de iniciación, está desde luego muy presente, de tal modo que es después de la iniciación cuando se forma parte realmente del grupo.
(Vernant se extiende en este punto en el paralelismo de la iniciación para la guerra y la iniciación para el matrimonio, masculina y femenina, respectivamente. Un paralelismo que se pierde con la formación de la polis. El matrimonio queda como un asunto interno, dentro de la ciudad, mientras que la guerra es un asunto entre ciudades).
La iniciación para la guerra puede servir desde luego para la cohesión del grupo, puesto que el iniciado ha demostrado su voluntad y su capacidad para defenderlo, llegado el caso. Ahora bien, ¿puede verse también en la guerra entre ciudades la unidad cultural de los griegos, entendidos como los que hablan igual y tienen los mismos dioses?
La respuesta tiene que ver con el modo en que se hace la guerra entre ciudades.
"Las ciudades en conflicto no buscan tanto aniquilar al adversario, o destruir su ejército, como hacerle reconocer, en el curso de una prueba regulada como un torneo, la superioridad de su fuerza. La guerra está limitada en el tiempo: la campaña se desarrolla normalmente en la primavera para acabar antes del invierno. Aparte de las operaciones menores de hostigamiento en el territorio enemigo, los golpes de mano para destruir sus cosechas, o los asedios para los que la infantería está mal equipada, la batalla decisiva se libra en un terreno escogido, un pedion, donde pueden desplegarse las dos falanges de infantes pesadamente pertrechados. En el choque de sus líneas de hoplitas, los dos ejércitos adversarios, con el impulso, la disciplina y la firmeza relativa de los combatientes, dan la medida de la potencia y la cohesión, la djmamis, de las comunidades cívicas que se enfrentan. En principio no hay por qué perseguir al enemigo; es necesario y suficiente haber deshecho sus líneas, haberse hecho dueños del terreno, haberle obligado a pedir permiso para recoger a sus muertos, haber edificado un trofeo. El tratado de paz sólo tendrá que consagrar ese superior poder de kratein que una de las partes habrá demostrado frente a la otra en el campo de batalla".
La cohesión interna de la ciudad vencedora queda desde luego reforzada. También incluso la de la ciudad vencida. Pero además, la identidad cultural, en tanto que ambas se someten a unas reglas establecidas culturalmente, queda igualmente reforzada.
No menos importante que estas reglas es el hecho de que la infantería de hoplitas, en formación de falange, ha sustituido a la lucha de carros. Es decir, la formación de ciudadanos ha sustituido al enfrentamiento entre aristócratas. Más adelante será crucial para algunas de las ciudades, y en concreto Atenas, la participación de los marineros de la flota. Ya no hará falta, para mover un remo, pagarse un armamento caro, con lo cual todos pueden participar, y muy importante, sentirse con derecho a opinar en la asamblea y que esta opinión sea tenida en consideración.
Todo el sistema de reglas anterior, cae en la guerra del Peloponeso. Cómo se originó, cómo se llegó a ese estado de cosa hacia el siglo VII, es un asunto que contiene aun muchas incógnitas. El relato que se puede leer en las fuentes escritas deja de ser tan redondo cuando se atiende a las fuentes arqueológicas, dejando no pocas cuestiones que resolver.
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Mito y sociedad en la Grecia antigua
Jean -Pierre Vernant
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