El clima ha influido de forma bastante evidente en el modo en que las poblaciones humanas se han ido expandiendo por el planeta. Eventos como el final de la última glaciación han tenido mucho que ver con fenómenos tan significativos como el sedentarismo, la aparición de la agricultura y la ocupación de tierras septentrionales.
Sin embargo, la configuración geográfica del territorio es una cuestión quizás menos tratada, pero en absoluto menos importante. Movimientos de población ocurridos tempranamente, en la Edad del Bronce, pueden se explicados, o al menos menos resultan mas compresibles, si se atiende a la geografía de los territorios en los que se producen.
A grandes rasgos
Los detalles de este problema son muchos, pero precisamente lo que puede ayudar a una mejor comprensión del proceso es ver los trazos gruesos del asunto.
La costa norte del Mediterráneo tiene tres penínsulas principales: ibérica, itálica y balcánica. (En realidad cuatro, sin consideramos la península de Anatolia, pero consideramos que ese territorio forma pare del Levante Mediterráneo).
Por el hecho de tratarse de penínsulas, la ruta terrestre por la que se accede a su interior, tiene estrechamientos, que además suelen coincidir con cadenas montañosas. Sin embargo el acceso por mar puede producirse en todo su perímetro. Los dos modos de acceso respondieron en la antigüedad a distintos tipos de movimientos de población.
Las tres penínsulas están abiertas por el lado norte al continente europeo, un área cuyo territorio habitable ha ido en aumento desde el fin de la glaciación. No es extraño pues que desde este área se hayan producido migraciones más o menos masivas hacia el interior de las tres penínsulas, Ya sea por la atracción que éstas puedan ejercer, o bien empujados por otros.
En el caso de la llegada por mar, las cosas son diferentes. En principio hay una limitación del contingente humano como un consecuencia obvia del tamaño de las embarcaciones, en segundo lugar y más importante, estos movimientos pueden ser sin embargo cualitativamente muy influyentes en la cultura local puesto que los que llegan pueden disponer de un desarrollo tecnológico más avanzado. De hecho, la forma de llegada implica ya una tecnología de navegación marítima que tiene que estar por encima de un mínimo que les permita hacer la travesía.
Por el contrario, las migraciones terrestres, ya sea en el caso de verse atraídas o peor aun en el caso de verse empujadas, no es esperable que estén dotadas de una tecnología superior, salvo quizás en algún elemento que de alguna ventaja en la guerra. La influencia sobre la cultura local, dependerá en parte de la masa relativa de la población entrante con respecto de la autóctona, y se reflejará en rasgos como el lenguaje y las costumbres no tecnológicas como los rituales religiosos.
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Sobre las migraciones en la península balcánica:
La costa norte del Mediterráneo tiene tres penínsulas principales: ibérica, itálica y balcánica. (En realidad cuatro, sin consideramos la península de Anatolia, pero consideramos que ese territorio forma pare del Levante Mediterráneo).
Por el hecho de tratarse de penínsulas, la ruta terrestre por la que se accede a su interior, tiene estrechamientos, que además suelen coincidir con cadenas montañosas. Sin embargo el acceso por mar puede producirse en todo su perímetro. Los dos modos de acceso respondieron en la antigüedad a distintos tipos de movimientos de población.
Las tres penínsulas están abiertas por el lado norte al continente europeo, un área cuyo territorio habitable ha ido en aumento desde el fin de la glaciación. No es extraño pues que desde este área se hayan producido migraciones más o menos masivas hacia el interior de las tres penínsulas, Ya sea por la atracción que éstas puedan ejercer, o bien empujados por otros.
En el caso de la llegada por mar, las cosas son diferentes. En principio hay una limitación del contingente humano como un consecuencia obvia del tamaño de las embarcaciones, en segundo lugar y más importante, estos movimientos pueden ser sin embargo cualitativamente muy influyentes en la cultura local puesto que los que llegan pueden disponer de un desarrollo tecnológico más avanzado. De hecho, la forma de llegada implica ya una tecnología de navegación marítima que tiene que estar por encima de un mínimo que les permita hacer la travesía.
Por el contrario, las migraciones terrestres, ya sea en el caso de verse atraídas o peor aun en el caso de verse empujadas, no es esperable que estén dotadas de una tecnología superior, salvo quizás en algún elemento que de alguna ventaja en la guerra. La influencia sobre la cultura local, dependerá en parte de la masa relativa de la población entrante con respecto de la autóctona, y se reflejará en rasgos como el lenguaje y las costumbres no tecnológicas como los rituales religiosos.
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Sobre las migraciones en la península balcánica:
QUIÉNES FUERON LOS PUEBLOS DEL MAR. ASCENSO Y CAÍDA DE MICENAS
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Algunas migraciones en la península ibérica:
Los Iberos: su origen y sus asentamientos en la Comunidad Valenciana
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El territorio visto desde el mar
Sin embargo, en la Edad del Hierro, en el primer milenio a.C., las cosas quizá s fueron algo diferentes. Es un tiempo de talasocracias: imperios marítimos, de fenicios y griegos, pero quizás también de otras culturas que han pasado por ser continentales. Existe una hipótesis Atlántica sobre los celtas, cuya verosimilitud habrá que ir contrastando para su aceptación o rechazo.
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