Para cada tema concreto puede darse una nómina de expertos identificables y la opinión de estos expertos, en su campo, no tiene el mismo peso que la de cualquier otro ciudadano. Si lo tuviera, equivaldría a afirmar que la ciencia es un discurso más, y no lo es.
La racionalidad de la argumentación científica le otorga su poder de persuasión, que se deriva de la capacidad de dar explicaciones racionales a hechos que de otro modo quedaría inexplicados.
En la medida en que esas explicaciones son mayoritariamente aceptadas, pasan a formar parte de las creencias de una comunidad y este es el mecanismo por el que la opinión de los expertos tiene mayor peso que la del resto en la formación de estados de opinión y, por lo tanto, en la forma de resolver los conflictos y problemas.
En la medida en que esas explicaciones son mayoritariamente aceptadas, pasan a formar parte de las creencias de una comunidad y este es el mecanismo por el que la opinión de los expertos tiene mayor peso que la del resto en la formación de estados de opinión y, por lo tanto, en la forma de resolver los conflictos y problemas.
Ahora bien, podemos imaginar situaciones en la que esta relación de influencia entre expertos y el resto de la comunidad se decanta hacia un lado u otro.
Si se decanta del lado de los expertos tenemos una tecnocracia.
Si se ignora el discurso de los expertos, tenemos una sociedad en la que son otras capacidades distintas a las del saber técnico las que sirven para tener poder e influencia.
la cuestión importante es quiénes y con qué argumentos (discursivos o no discursivos) ocupan la posición de los expertos en la formación de creencias cuando este papel no lo ejercen éstos. Cuáles son la líneas de influencia en este caso.
La sociedad contemporánea es una sociedad compleja en la que no se dan los fenómenos sociales en estado puro, siempre hay mezcla. Así, el poder de los expertos es importante, pero convive con otras influencias. Quiénes son los individuos o colectivos que hay detrás de ellas, cuáles son los mecanismos mediante los cuales se producen nuevas creencias, con qué objetivos, y sobre todo cuáles son las consecuencias, quienes salen perjudicados y quienes beneficiados. Son todos ellos temas que hay que investigar.
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HABERMAS: ¿POR QUIÉNES Y CÓMO SE TOMAN LAS DECISIONES? ÉLITES TECNOCRÁTICAS.
Si se decanta del lado de los expertos tenemos una tecnocracia.
Si se ignora el discurso de los expertos, tenemos una sociedad en la que son otras capacidades distintas a las del saber técnico las que sirven para tener poder e influencia.
la cuestión importante es quiénes y con qué argumentos (discursivos o no discursivos) ocupan la posición de los expertos en la formación de creencias cuando este papel no lo ejercen éstos. Cuáles son la líneas de influencia en este caso.
La sociedad contemporánea es una sociedad compleja en la que no se dan los fenómenos sociales en estado puro, siempre hay mezcla. Así, el poder de los expertos es importante, pero convive con otras influencias. Quiénes son los individuos o colectivos que hay detrás de ellas, cuáles son los mecanismos mediante los cuales se producen nuevas creencias, con qué objetivos, y sobre todo cuáles son las consecuencias, quienes salen perjudicados y quienes beneficiados. Son todos ellos temas que hay que investigar.
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HABERMAS: ¿POR QUIÉNES Y CÓMO SE TOMAN LAS DECISIONES? ÉLITES TECNOCRÁTICAS.
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