Platón nace en Atenas en el año 427 ANE. La guerra del Peloponeso se prolonga desde el año 431 hasta el 404, durante toda la juventud de Platón.
Es lógico que la guerra y sus consecuencias influyeran en su pensamiento. Pero esta influencia llega más allá en el tiempo, llega también hasta el discípulo de Platón: Aristóteles.
Es lógico que la guerra y sus consecuencias influyeran en su pensamiento. Pero esta influencia llega más allá en el tiempo, llega también hasta el discípulo de Platón: Aristóteles.
Hablar de los tiempos finales de la guerra es hablar de la conmoción profunda que ésta produjo en la sociedad ateniense y en toda Grecia. El tema
de la ambición desenfrenada, de la avaricia abusiva y sin escrúpulos, se relaciona con una corriente de irracionalismo y de poder del más fuerte, que ya había sido antes apuntado por Hesíodo, pero que en los inicios del siglo IV se manifiesta
con una fuerza salvaje, dividiendo aún más la polis en los dos grandes bandos
denunciados por los escritores de este siglo: la gran mayoría de pobres y los
pocos ricos que lo tienen todo.
La areté, la virtud, el conjunto de características que le otorgan excelencia a los superiores, no se pone, ahora, al
servicio de la comunidad y, por consiguiente, ya no está unida a la idea de la
díke, de la justicia. Lo que se busca ahora es el propio éxito, el provecho propio; y con ello se
instala un nuevo individualismo que está especialmente presente en los discursos de los sofistas a sus discípulos. Gorgias como prototipo de ese perfil enseña una doctrina que busca exclusivamente el éxito personal, individual de sus
discípulos, desligado del bien de la comunidad y de los valores generales. El
éxito individual se asocia más al plano de la vida privada y al placer, y como éxito
público se asocia, ahora, a la doctrina del triunfo del fuerte.
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LA GUERRA DEL PELOPONESO ARISTÓTELES Y EL SIGLO IV------------------------------------------------- ----------------------------------------
Héctor García Cataldo. Universidad de Chile
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La cuestión es si existe o no una contradicción entre el ser humano como individuo que tiene una determinada naturaleza, y su vida social. O dicho de otra manera, entre las leyes de la ciudad (nomos) y las leyes de la naturaleza de las cosas (physis).
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El efecto que tiene la guerra es el de producir un apartamiento de la política que se considera una actividad demasiado peligrosa. Platón le hace decir a Sócrates: el que quiera conservar
su vida, aunque sea por un poco de tiempo más, es necesario que se preocupe de
llevar una vida privada, pero no de ser un hombre público.
La guerra ofrece ejemplos de a dónde puede llevar el abandono de los ideales de la justicia y la prudencia que conformaban la virtud anterior a la guerra: la actuación de
Alcibíades, quien para prosperar en política recurre a las más viles artimañas, Critias, quien no vacila en mentir con descaro para imponer sus
opiniones, Antifonte, quien se adhiere a la democracia
por pura conveniencia personal.
Tucídides en el libro
III de su Guerra del Peloponeso describe la situación después de referirse a las crueles luchas civiles
de la ciudad de Corcira:
"...Queriendo justificar actos considerados hasta
entonces como reprochables, cambiaron el sentido
ordinario de las palabras. La audacia irreflexiva fue
considerada valiente adhesión al partido; la precaución
reflexiva, cobardía disfrazada; la moderación, una falta de
hombría; y una gran inteligencia, una falta de acción en
todo.... Las relaciones de partido eran más poderosas que
las relaciones de parentesco,... Las asociaciones no tenían
por objeto la utilidad conforme a las leyes, sino la
satisfacción de la codicia en lucha contra las leyes
establecidas. La fidelidad en los compromisos se fundaba en
la complicidad en el crimen más que en el respeto a la ley
divina del juramento.... Los juramentos de reconciliación
que se formulaban sólo tenían una fuerza transitoria, debido a
la apurada situación de los partidos y a su impotencia en
afrontarla....
Todos estos vicios nacían del deseo de poder,
inspirado en la codicia o en la ambición. Las pasiones
engendraban ardientes rivalidades....
Así fue como las sediciones y bandos ocasionaron
en el mundo griego toda clase de crímenes".
En los dos últimos años de la guerra, entre el 406 y el 404, los acontecimientos se suceden con rapidez. El comandante espartano Lisandro recibe la ayuda económica de los persas que le permite por fin componer un flota capaz de oponerse a los atenienses por mar. A pesar de ello, Atenas es capaz todavía de ganar batallas navales. Pero las tensiones son muy grandes en la ciudad. El hecho de que después de la batalla se desencadene una tormenta, y que como consecuencia de ello no se recoja a los supervivientes, origina un juicio en el que se condena a los generales responsables. Los términos en los que se desarrolla el juicio ponen en evidencia la falta de garantías para un juicio justo. Sócrates, y con ello Platón, quedan impactados por la forma en la que sucedieron las cosas que dejaba a las claras que la verdadera justicia quedaba a expensas de intereses y venganzas personales.
En el año 405 se da la batalla final en Egospótamos.
Cuando Lisandro atraca en el puerto del Pireo y comienza la demolición de los muros de Atenas, no faltaron aquellos que pensaron que aquella jornada significaba para la Hélade el renacimiento de la libertad. Por lo menos terminaba aquella guerra que durante más de un cuarto de siglo había enfrentado entre sí a las ciudades griegas. Significaba, al mismo tiempo, el derrumbamiento de la hegemonía que Atenas había ejercido en el mar Egeo. El equilibrio que se había logrado en el siglo V había sido destruido. Pero el problema no era sólo político y militar, pues la guerra había significado múltiples destrucciones, entre ellas la miseria del mundo rural, pero sobre todo la crisis de los valores espirituales de la cultura, que, como insiste Tucídides, hasta las reglas morales y religiosas habían sido escarnecidas.
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Thomas R. Martin, An Overview of Classical Greek History from Mycenae to Alexander
The end of the war
En los dos últimos años de la guerra, entre el 406 y el 404, los acontecimientos se suceden con rapidez. El comandante espartano Lisandro recibe la ayuda económica de los persas que le permite por fin componer un flota capaz de oponerse a los atenienses por mar. A pesar de ello, Atenas es capaz todavía de ganar batallas navales. Pero las tensiones son muy grandes en la ciudad. El hecho de que después de la batalla se desencadene una tormenta, y que como consecuencia de ello no se recoja a los supervivientes, origina un juicio en el que se condena a los generales responsables. Los términos en los que se desarrolla el juicio ponen en evidencia la falta de garantías para un juicio justo. Sócrates, y con ello Platón, quedan impactados por la forma en la que sucedieron las cosas que dejaba a las claras que la verdadera justicia quedaba a expensas de intereses y venganzas personales.
En el año 405 se da la batalla final en Egospótamos.
Cuando Lisandro atraca en el puerto del Pireo y comienza la demolición de los muros de Atenas, no faltaron aquellos que pensaron que aquella jornada significaba para la Hélade el renacimiento de la libertad. Por lo menos terminaba aquella guerra que durante más de un cuarto de siglo había enfrentado entre sí a las ciudades griegas. Significaba, al mismo tiempo, el derrumbamiento de la hegemonía que Atenas había ejercido en el mar Egeo. El equilibrio que se había logrado en el siglo V había sido destruido. Pero el problema no era sólo político y militar, pues la guerra había significado múltiples destrucciones, entre ellas la miseria del mundo rural, pero sobre todo la crisis de los valores espirituales de la cultura, que, como insiste Tucídides, hasta las reglas morales y religiosas habían sido escarnecidas.
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Thomas R. Martin, An Overview of Classical Greek History from Mycenae to Alexander
The end of the war
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En Platón y algunos de sus contemporáneos la aguda crisis política es motivo que inspira la construcción de estados ideales, que se empiezan a proponer en la época; son la respuesta a una necesidad práctica y se ponen al servicio de objetivos también prácticos. Cualesquiera que hayan sido los resultados de estas respuestas ideales, lo importante es que sus inventores cuentan con la posibilidad de su realización, ya sea en la fundación de alguna colonia, ya sea a través de un monarca o de un dirigente popular investido de poderes extraordinarios: en esto puso su esperanza el propio Platón, independientemente de su éxito o fracaso (Platón hace varios intentos con los tiranos de Siracusa).
Aristóteles, siempre más empírico que su maestro (la politica es una ciencia práctica ligada a la retórica y no una ciencia teórica), y nos ilustra sobre la historia de la institucionalidad de las ciudades griegas (las constituciones), su crisis y, el modelo de mejor politeia, que el filósofo propone, fundado en su conocimiento histórico y su visión antropológica (podríamos decir más con los pies en el suelo, una vez suprimido el mundo de las ideas y determinado el mundo sensible como el único mundo real).
En Aristóteles no es sólo importante la acción política sino el discurso deliberativo que defiende o ataca una determinada acción política: la retórica. Unos discursos de los que la guerra proporcionó innumerables ejemplos y que forman quizás la parte más interesante del relato de Tucidides.
Pocos discursos ofrecían una argumentación más pensada y orientada para reflejar los conceptos generales implicados en un debate. Pocos discursos podían ser considerados como modelos de un tipo de oratoria como los que insertó Tucídides y seguramente leyó Aristóteles. Es cierto que en todos ellos se emplean procedimientos de uso común en una asamblea política de finales del siglo V, pero en muy pocos casos nos encontramos ante discursos con un contenido más modélico que los de Tucídides. Tanto en la presentación de determinados razonamientos argumentativos sobre el poder de unas naciones sobre otras, sus intereses, las causas de las guerras; como en sus aspectos formales. Todo ello pone de manifiesto hasta qué punto los discursos de Tucídides pudieron ser modelos esenciales en el desarrollo de una normativa retórica del siglo IV a.C.
Aristóteles al prestar atención a la retórica está reconociendo que la persuasión que se produce a través de ella tiene una función en la práctica política. No sólo la investigación dialéctica de la idea de justicia, al estilo de Platón, es importante, sino que el discurso político, la forma en se presenta una opción política, condiciona el resultado cuando la toma de decisiones se produce en una asamblea.
Pero el modelo político propuesto no es ya posible de realización en el medio para el cual había sido pensado, pues la polis tenía sus raíces en un contexto que había ya desaparecido irremediablemente en aras de un cosmopolitismo ni siquiera soñado.
Cómo contribuye Aristóteles a ese cosmopolitismo a través de Alejando es un cuestión sin duda difícil de resolver.
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El siglo V y el siglo IV en Grecia, quedan como un referencia ineludible para un conjunto de ejemplos de las formas de hacer política.
La democracia asamblearia de Atenas ha quedado como lo que lleva a interminables conflictos internos en una permanente lucha por el poder, a la vez que ejemplo de la fuerza que ciudadanos que se sienten participantes de las decisiones de su ciudad (del estado) tienen a la hora de defenderla.
la oligarquía de Esparta (que somete a una masa, en su caso de ilotas mesenios) ha quedado como el modelo de estabilidad interna imperturbable por el paso del tiempo, pero incapaz de evolucionar y adaptarse a circunstancias externas cambiantes.
Se dice que estos modelos estaban presentes en las ciudades italianas del Renacimiento (la traducción de Lorenzo Valla de 1452 es la primera versión latina de la obra completa de Tucidides que fue muy influyente en diferentes ámbitos del pensamiento renacentista). En la ciencia política posterior al Renacimiento es indudable la influencia de Maquiavelo y Hobbes.
El modelo está también presente también en los padres fundadores de los Estados Unidos. Jefferson entendió que la obra del historiador ático, gracias a su profundo estudio de las causas de la guerra y de sus efectos sobre el régimen político ateniense, ofrecía a los padres fundadores un modelo privilegiado para prevenir los excesos de la democracia.
El modelo de Esparta inspira por otro lado a los regímenes totalitarios del siglo XX.
En tanto que la mayoría de los acontecimientos de aquellos años los vemos a través de la mirada de Tucidides, puede decirse que existe un legado de Tucídides en la cultura occidental.
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De lectura especialmente recomendable:
El legado de Tucídides en la cultura occidental Discursos e historia
Juan Carlos Iglesias-Zoido
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Aristóteles, siempre más empírico que su maestro (la politica es una ciencia práctica ligada a la retórica y no una ciencia teórica), y nos ilustra sobre la historia de la institucionalidad de las ciudades griegas (las constituciones), su crisis y, el modelo de mejor politeia, que el filósofo propone, fundado en su conocimiento histórico y su visión antropológica (podríamos decir más con los pies en el suelo, una vez suprimido el mundo de las ideas y determinado el mundo sensible como el único mundo real).
En Aristóteles no es sólo importante la acción política sino el discurso deliberativo que defiende o ataca una determinada acción política: la retórica. Unos discursos de los que la guerra proporcionó innumerables ejemplos y que forman quizás la parte más interesante del relato de Tucidides.
Pocos discursos ofrecían una argumentación más pensada y orientada para reflejar los conceptos generales implicados en un debate. Pocos discursos podían ser considerados como modelos de un tipo de oratoria como los que insertó Tucídides y seguramente leyó Aristóteles. Es cierto que en todos ellos se emplean procedimientos de uso común en una asamblea política de finales del siglo V, pero en muy pocos casos nos encontramos ante discursos con un contenido más modélico que los de Tucídides. Tanto en la presentación de determinados razonamientos argumentativos sobre el poder de unas naciones sobre otras, sus intereses, las causas de las guerras; como en sus aspectos formales. Todo ello pone de manifiesto hasta qué punto los discursos de Tucídides pudieron ser modelos esenciales en el desarrollo de una normativa retórica del siglo IV a.C.
Aristóteles al prestar atención a la retórica está reconociendo que la persuasión que se produce a través de ella tiene una función en la práctica política. No sólo la investigación dialéctica de la idea de justicia, al estilo de Platón, es importante, sino que el discurso político, la forma en se presenta una opción política, condiciona el resultado cuando la toma de decisiones se produce en una asamblea.
Pero el modelo político propuesto no es ya posible de realización en el medio para el cual había sido pensado, pues la polis tenía sus raíces en un contexto que había ya desaparecido irremediablemente en aras de un cosmopolitismo ni siquiera soñado.
Cómo contribuye Aristóteles a ese cosmopolitismo a través de Alejando es un cuestión sin duda difícil de resolver.
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Secuelas. El legado de Tucídides
La democracia asamblearia de Atenas ha quedado como lo que lleva a interminables conflictos internos en una permanente lucha por el poder, a la vez que ejemplo de la fuerza que ciudadanos que se sienten participantes de las decisiones de su ciudad (del estado) tienen a la hora de defenderla.
la oligarquía de Esparta (que somete a una masa, en su caso de ilotas mesenios) ha quedado como el modelo de estabilidad interna imperturbable por el paso del tiempo, pero incapaz de evolucionar y adaptarse a circunstancias externas cambiantes.
Se dice que estos modelos estaban presentes en las ciudades italianas del Renacimiento (la traducción de Lorenzo Valla de 1452 es la primera versión latina de la obra completa de Tucidides que fue muy influyente en diferentes ámbitos del pensamiento renacentista). En la ciencia política posterior al Renacimiento es indudable la influencia de Maquiavelo y Hobbes.
El modelo está también presente también en los padres fundadores de los Estados Unidos. Jefferson entendió que la obra del historiador ático, gracias a su profundo estudio de las causas de la guerra y de sus efectos sobre el régimen político ateniense, ofrecía a los padres fundadores un modelo privilegiado para prevenir los excesos de la democracia.
El modelo de Esparta inspira por otro lado a los regímenes totalitarios del siglo XX.
En tanto que la mayoría de los acontecimientos de aquellos años los vemos a través de la mirada de Tucidides, puede decirse que existe un legado de Tucídides en la cultura occidental.
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De lectura especialmente recomendable:
El legado de Tucídides en la cultura occidental Discursos e historia
Juan Carlos Iglesias-Zoido
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