La civilización, dice Freud, se ha creado
mediante la eterna lucha entre instintos de vida e instintos de muerte: Eros y Tanatos.
El callejón
sin salida de la civilización radica en que por un lado
debe reprimir los instintos vitales (para ajustarse a las normas sociales, al principio de realidad); pero por otro, esta represión fortalece los instintos destructivos.
¿Esta conclusión pesimista debe serlo necesariamente?
Eso es lo que se propone investigar Marcuse, partiendo de las herramientas que le proporciona la Teoría Crítica (marxismo revisado en el Instituto de Investigación social de Franckfurt).
Eso es lo que se propone investigar Marcuse, partiendo de las herramientas que le proporciona la Teoría Crítica (marxismo revisado en el Instituto de Investigación social de Franckfurt).
La respuesta de Marcuse a esa pregunta es que no es necesaria la solución pesimista, puesto que el principio de actuación no está indisolublemente
ligado a la cultura, y una nueva organización
de ésta permitiría establecer un principio de realidad
que restringiera mucho menos el principio de
placer.
Pero para ello sería necesario la disolución del trabajo enajenado y que el organismo existiera «como un sujeto de auto-realización». El problema está pues en el modo en que el capitalismo (y la sociedad industrial) tiene organizado el trabajo. Hay una represión sobrante respecto de la que sería estrictamente necesaria para mantener la civilización. De ahí sale el título: Eros y Civilización, o de cómo construir una civilización menos represiva de los instintos vitales. Es posible aspirar a un modo de vida radicalmente nuevo: a un mundo donde la concurrencia, la lucha de las personas entre ellas, el engaño, la crueldad y la represión no tendrían razón de ser.
Pero para ello sería necesario la disolución del trabajo enajenado y que el organismo existiera «como un sujeto de auto-realización». El problema está pues en el modo en que el capitalismo (y la sociedad industrial) tiene organizado el trabajo. Hay una represión sobrante respecto de la que sería estrictamente necesaria para mantener la civilización. De ahí sale el título: Eros y Civilización, o de cómo construir una civilización menos represiva de los instintos vitales. Es posible aspirar a un modo de vida radicalmente nuevo: a un mundo donde la concurrencia, la lucha de las personas entre ellas, el engaño, la crueldad y la represión no tendrían razón de ser.
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Leer directamente a Marcuse:
Eros y Civilización (1953)
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La formulación de la pregunta y la respuesta componen un argumento extendido en algo más de doscientas páginas.
El punto de partida es el análisis de Freud sobre desarrollo del aparato mental represivo, que se produce en dos niveles:
a), Ontogenético: el crecimiento del individuo reprimido
desde la primera infancia hasta su existencia social
consciente.
b) ) Filogenético; el crecimiento de la civilización represiva
desde la horda original hasta el estado civilizado
totalmente constituido.
Las instituciones históricas específicas del principio
de la realidad y los intereses específicos de dominación
introducen controles adicionales sobre y por encima de
aquellos indispensables para la asociación humana civilizada.
Estos controles adicionales, que salen de las instituciones específicas de dominación son los que llamamos represión excedente. Por ejemplo: las modificaciones y desviaciones de la energía instintiva necesarias para la preservación de la familia patriarcal monogámica, o para la división jerárquica del trabajo, o para el control público sobre la existencia privada del individuo son ejemplos de represión excedente.
El progreso de la civilización lleva a la liberación de fuerzas destructivas cada vez más potentes
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Estos controles adicionales, que salen de las instituciones específicas de dominación son los que llamamos represión excedente. Por ejemplo: las modificaciones y desviaciones de la energía instintiva necesarias para la preservación de la familia patriarcal monogámica, o para la división jerárquica del trabajo, o para el control público sobre la existencia privada del individuo son ejemplos de represión excedente.
El progreso de la civilización lleva a la liberación de fuerzas destructivas cada vez más potentes
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De la relectura de Marcuse salen algunas preguntas:
- ¿Hay un exceso de control de la sociedad sobre el individuo?
- ¿Podría funcionar la civilización con menos control?
- ¿ Se da el exceso de control en los aspectos que denuncia Marcuse?
- ¿Ha Habido cambios de fondo desde los años sesenta?
- ¿ Se ha disminuido el control en algún aspecto y se ha incrementado en otros?
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- ¿Hay un exceso de control de la sociedad sobre el individuo?
- ¿Podría funcionar la civilización con menos control?
- ¿ Se da el exceso de control en los aspectos que denuncia Marcuse?
- ¿Ha Habido cambios de fondo desde los años sesenta?
- ¿ Se ha disminuido el control en algún aspecto y se ha incrementado en otros?
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