miércoles, 18 de febrero de 2015

LA FUSIÓN FRÍA. APRENDIENDO FILOSOFÍA DE LA CIENCIA CON EL EXPERIMENTO DE PONS Y FLEISCHMANN

Resultado de imagen de cold fusion

Ciencia fallida

Desde el punto de vista de la historia de la ciencia, la fusión fría fue intento fallido que protagonizaron dos científicos de la Universidad de Utah, Pons y Fleischmann, en 1989.

El tema se cerró cuando se aclaró que había habido un error en las mediciones del calor generado en el experimento. (M. Fleischmann murió en agosto de 2012 todavía con el peso de haber fracasado en aquel intento. (reseña en el NYtimes)

Desde el punto de vista de la sociología de la ciencia, el tema sigue teniendo un gran interés. De hecho, es uno de los casos de estudio que Colllins y Pinch cuentan en El Golem.

Replicación del experimento



En los días siguientes al anuncio de que se había tenido éxito en el experimento de laboratorio para generar la fusión fría, llegaron muchas peticiones a la Universidad de Utah solicitando información detallada sobre el modo en que había que hacer el experimento para que funcionase. Los detalles no estaban nada claros.  Había además un cierto secretismo por parte de Pons y Fleischmann.  Esto generó una red de correos electrónicos y llamadas telefónicas entre los científicos interesados en el asunto. Los correos y las llamadas fueron decisivos para crear un ambiente en contra 
del experimento, una vez que saltó la alarma desde centros como el CERN, Una carta electrónica escrita por Douglas Morrison, circuló rápidamente, En la carta  Morrison asimilaba el experimento con la mala ciencia  (pathologycal science, utilizando un término introducido por Irving Langmuir en 1953)

A pesar de la polémica, hubo algunos que obtuvieron resultados positivos del experimento. Esta es quizás la parte del asunto de la que pueden extraerse más lecciones. Los que obtuvieron resultados positivos consideraban que los otros no habían seguido los pasos del experimento correctamente. Así lo vieron en principio Pons y Fleischmann en un testimonio ante el Congreso en  abril de 1989.

Pero había grupos con capacidad de influencia sobre el resto de la comunidad científica que estaban obteniendo resultados negativos de forma persistente. El Cal Tech era uno de ellos, con Nathan Lewis al frente. 

El informe de Lewis tuvo un especial impacto, por el foro en que se presentó, el congreso de la American Physical Society de Baltimore, y por el lenguaje utilizado, calificando de error de bulto que no se hubiera estimulado el electrolito durante el experimento. Con eso se llegó a la discusión sobre un argumento muy concreto. El caso es que las pruebas que presentó Lewis eran tan discutibles como el experimento original, pero la atmósfera que se había creado en el evento era tal que Lewis convenció al resto.

La lección que se puede aprender es que siempre queda un margen de discrecionalidad para aceptar o rechazar un experimento, por lo que un experimento no cierra del todo un debate científico ¿Puede hacerlo la teoría? 

¿Pueden las leyes científicas previamente aceptadas cerrar un debate?


En el evento de Baltimore, Steve Koonin representaba el saber teórico aceptado por la comunidad científica en el tema de la fusión fría. Koonin sentenció que teorizar sobre el comportamiento de la fusión fría en un experimento como el presentado era lo mismo que teorizar sobre el comportamiento de los cerdos si estos tuvieran alas ¿Pero era eso todo lo que se podía decir sobre el asunto?

La respuesta es negativa. El premio nobel Julian Schwinger y el científico del MIT, Peter Hagelstein, han hecho sugerencias teóricas para salvar los fenómenos no explicados del experimento. ¿Son meras especulaciones? Hagelstein parece pensar que no. Lo cual ha podido tener sus consecuencias. Collins y Pinch rescataron sobre este punto los rumores que apuntan a que Hagelstein tuvo problemas, puesto que su permanencia en el MIT estuvo en peligro por considerar que sus sugerencias sobre la fusión fría no eran meras especulaciones sino hipótesis que había que considerar (¿una versión moderna de un caso del tipo Galileo?).

Lo importante es que estas sugerencias dejan una puerta abierta aunque esta sea muy pequeña. Tampoco pues la teoría cierra el debate del todo. 

El esfuerzo por la credibilidad


Al final, los debates científicos se cierran temporalmente (nunca definitivamente), no por la fuerza demostrativa de un experimento incontestable, ni por una argumentación teórica inatacable. Se cierran porque alguno de los bandos logra más credibilidad: logra ser más persuasivo. 

La credibilidad no depende sólo de la capacidad argumentativa del emisor del mensaje, sino que depende mucho de la actitud del receptor. Resulta evidente, en este caso, que el mensaje de la posibilidad de una fusión fría chocaba ya de principio con una comunidad científica volcada en la investigación de la fusión caliente, con inversiones enormes, que podrían haberse transferido a la fusión fría de haberse visto en ésta posibilidades serias. 

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.La fusión fría sigue generando, aún actualmente, información controvertida.


(COLD FUSION NOW)

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