lunes, 2 de febrero de 2015

FEYERABEND: CAMBIAR LA EDUCACIÓN PARA QUE LA SOCIEDAD PUEDA DEFENDERSE DEL PODER DE LA CIENCIA.


Science in a free Society



En 1977, Feyerabend publicó Science in a Free Society, un texto en el que abogaba por la separación entre la ciencia  y el Estado, y por la radical ruptura de la autoridad cognitiva y cultural de la ciencia, ya que esta autoridad, decía, puede amenazar la existencia de una sociedad libre de ideologías, entre las que incluye a la ciencia. 

En realidad, este tema ya había aparecido en Against Method , publicado en 1975, en el que ya había vinculado ciencia con imperialismo; pero en esta segunda entrega es especialmente bien recibido por los sectores sociales y académicos que defienden posiciones anti-tecnológicas, en un terreno abonado por libros publicados anteriormente como Silent Spring de Rachel Carson o Small is beautiful de E.F. Schumacher, que contribuyeron a cambiar la visión sobre la relación entre los humanos y el medio natural.

Contra la autoridad de la ciencia


El objeto de su ataque es lo que llama la autoridad de la ciencia, una autoridad que considera que  puede ser dogmática e incluso tiránica. 

Para entender la denuncia de Feyerebend, hay que situarla en el contexto en el que la formula, esto es, al final de la Guerra Fría.

Durante la Guerra Fría, las dos potencias enfrentadas compiten por el prestigio cultural que da la preeminencia científica y sobre todo por la superioridad tecnológica. 

En este contexto de conflicto intenso, la ciencia pretende ser neutral, y frente a esa neutralidad es ante la que se coloca en principio Feyerabend, para postular un científico comprometido; pero a esto se va añadiendo una crítica general a la ciencia bajo la pregunta de qué hay de grande en ella que legitime su autoridad.

¿Qué le preocupa a Feyerabend de la ciencia?


Critica que muchos conocimientos científicos no están realmente argumentados sino sólo asumidos, que se pretende que hay un único método científico cuando no lo hay, que la ciencia tiene un aura de excelencia que la hace aparecer siempre como benéfica, de lo cual sería una muestra el efecto que ha tenido sobre el primer mundo; y finalmente, que la comunidad científica establece sus propios criterios para demarcar lo que es válido y lo que no lo es.

En conjunto esta visión de la ciencia es una llamada a la crítica del prestigio de la ciencia en la sociedad contemporánea. 

Durante la Guerra Fría el prestigio de la ciencia y la tecnología confiere preeminencia al bloque que es capaz de demostrar su liderazgo en ese terreno.  La fuente principal de prestigio tecnológico, reside en el armamento y en  la carrera espacial.  Ambos bloques se atribuyen la mejor compatibilidad de sus regímenes con los resultados de la ciencia.


Monismo ideológico



Pero aunque Feyerabend había vivido ese ambiente durante años, a finales de los setenta ya se percibe el final de la Guerra Fría, y su crítica se redirige hacia el monismo ideológico, como algo que afecta tanto a las sociedades capitalistas como a las socialistas y que se caracteriza por la imposición de puntos de vista uniformes que tienen el apoyo intelectual y político de poderosos grupos e instituciones.

Si en la imposición de visiones unifomizadoras la ciencia juega un papel, entonces la sociedad tiene que ver cómo se defiende de la ciencia para no caer presa de la uniformidad. Feyerabend trata de responder a esto en 
How to defend society against science.

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"How to Defend Society Against Science", 

Paul Feyerabend

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Si la ciencia fue un instrumento de liberación en el pasado por qué no los es ahora, se pregunta. Porque la ciencia es lo único que no puede ser criticado, dice Feyerabend,todo puede se sometido a crítica menos la ciencia misma.

El argumento que se da para justificar la posición preeminente de la ciencia es doble: la ciencia ha encontrado finalmente un método eficaz para lograr resultados, y los resultados prueban la excelencia del método.

La cuestión del método la trata Feyerabend extensamente (Agaisnt method), pero tiene un interés más académico que popular. Sin embargo,  el aval que los resultados dan a la ciencia tiene una repercusión muy importante sobre la opinión pública.

Feyerabend no niega los resultados de la ciencia, lo que critica es la exclusividad que se le atribuye para obtenerlos (cosas que funcionan pero que nacen fuera de la ciencia tienen que pasar por un proceso muy duro antes de ser admitidas, como por ejemplo la medicina tradicional china).

La ciencia opera con lo que considera ajeno como lo hacía la religión en el pasado (sin violencia física, lo cual no es mérito de ella sino del contexto histórico y social), por lo tanto se debe pedir la separación entre ciencia y Estado, del mismo modo que se pide la separación entre religión y Estado.


¿Cómo lograr la separación entre la ciencia y el Estado?




Cambiando la educación. Esta, dice Feyerabend, consiste en enseñar algunos mitos básicos que sirvan para explicarlo todo. El problema viene cuando no hay una diversidad de mitos que puedan ser contrastados unos con otros. Eso es lo que sucede con la ciencia cuando es monolítica. Ni si quiera con la religión sucede eso de un modo tan acusado, puesto que se pueden comoarar las visiones de diferentes religiones.


Cambiar los objetivos educativos



Lo que hay que hacer para cambiar esta situación, dice Feyerabend, es proteger la tremenda imaginación que tienen los niños (de tres a cinco años, después es tarde) y desarrollar su espíritu de contradicción.

El progreso de la buena ciencia depende de las ideas nuevas y de la libertad intelectual, la mayoría de la veces generadas por outsiders, como se definieron a sí mismos Einstein o Bohr en algún momento de sus carreras.

Habiendo opciones para elegir, resultará más atractiva un ciencia dirigida por agentes libres que dirigida por esclavos de las instituciones y de la "razón" (la comillas son de Feyerabend).


¿Hubo algún momento en el que esto fue así?



La respuesta es afirmativa, si interpretamos bien a Feyerabend. 

En el momento fundacional de la filosofía, los presocráticos fueron capaces de proponer un conjunto de mitos alternativos al relato mítico único homérico, generando propuestas explicativas alternativas a éste. Es esa capacidad de crítica, de contradicción, la principal virtud de esa filosofía naciente, la que la legitima y la le confiere autoridad. Una autoridad que otros han heredado pero que no se han ganado. 
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SMALL IS BEAUTIFUL REVISITADO. UNA TECNOLOGÍA CON ROSTRO HUMANO



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