martes, 26 de febrero de 2019

HOBBES Y LOCKE CONTEXTUALIZADOS. LA GUERA CIVIL Y LA REVOLUCIÓN DE 1688.

El hombre en estado natural es antisocial por naturaleza y sólo se mueve por el deseo y el temor. Su primera ley natural, que es la autoconservación, le induce a imponerse sobre los demás; de donde se deriva una situación de permanente conflicto: «la guerra de todos contra todos», en la que «el hombre es un lobo para el hombre».

Así ve Hobbes la naturaleza humana en el Leviathan, un texto que edita en 1651.
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Una biografía breve de Hobbes:

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La fecha de la edición del Leviathan (1651) es muy significativa. Hobbes tiene dos experiencias a la vista: por un lado, la guerra civil en la islas británicas;  por otro, la también complicada situación política en Francia.

En las islas, la guerra civil estalla en 1642. Tras unos años muy conflictivos, en 1649 se celebra el juicio del que resulta la ejecución de Carlos I. Entre ese año y el siguiente, Oliverio Cromwell conquista Irlanda y se produce la masacre de Drogheda, y está en marcha también la conquista de Escocia.

En Francia, El cardenal Richelieu fallece en 1642 siendo sucedido por el Cardenal Mazarino. Meses después fallece el mismo rey, al que le sucede su hijo Luis XIV bajo la regencia de Ana de Austria.

En 1648 comienza una guerra civil francesa: la Fronda. Mazarino continua con las políticas de centralización emprendidas por su predecesor, Richelieu, aumentando así el poder real a expensas de la nobleza. 

Ese mismo año, se intenta imponer un impuesto a los miembros del Parlamento, el cual estaba constituido, principalmente, por miembros de la nobleza y altos cargos eclesiásticos. Los miembros del Parlamento no sólo rechazaron el impuesto, sino que también ordenan la quema de todos los edictos financieros de Mazarino. El cardenal ordena arrestar a algunos miembros del Parlamento. París estalló en insurrección. La reina regente huye de París con el rey y sus cortesanos. 

Ese mismo año, la firma de la Paz de Westfalia pone fin a la guerra de los Treinta Años, que permite al ejército francés asistir a Luis XIV y su corte real. Ya en enero de 1649 comienza el asedio de la rebelde París. 

La calma dura poco. Se organiza una segunda Fronda. Nobles de todo rango participan en la rebelión contra el poder real. Incluso el clero tiene  representación en la rebelión en la persona de Jean-François Paul de Gondi. Como resultado a estos días tumultuosos, en los que se dice que la reina madre tuvo que vender sus joyas para alimentar a sus hijos, Luis XIV desarrolló una gran desconfianza hacia la nobleza.

Lo que hay tanto en en las islas como en el continente es conflicto y guerra. La salida de ese estado la ve Hobbes más del lado de como están yendo las cosas en Francia que como se desenvuelven en Inglaterra, Escocia e Irlanda: más poder para el Estado y más poder para el rey.
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Dice Hobbes:

Para poder construir una sociedad es necesario que cada individuo renuncie a una parte de sus deseos y llegue a un acuerdo mutuo de no aniquilación con los demás. Se trata de establecer un «contrato social», de transferir los derechos que el hombre posee naturalmente sobre todas las cosas en favor de un soberano dotado de derechos ilimitados. Este monarca absoluto, cuya soberanía no reside en el derecho divino sino en los derechos transferidos, sería el único capaz de hacer respetar el contrato social y garantizar, así, el orden y la paz, ejerciendo el monopolio de la violencia, que desaparecería de este modo de la relación entre individuos.

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Para que este programa político sea efectivo se han de dar una serie de condiciones:

1.- El pacto contractual es irreversible. No puede ser disuelto por los ciudadanos negando su consentimiento.

2.-  El poder soberano es indivisible y no puede ser distribuido entre poderes distintos que se limiten mutuamente. La división de poderes no es conveniente pues si actúa consensuadamente, entonces lo hará en detrimento de los súbditos, y si no lo hace será fuente de conflictos.

3.-  El juicio sobre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo legal  y lo ilegal es prerrogativa de Estado, que no ha de estar condicionado por la diversidad de las opiniones de los ciudadanos.

4.- EL Estado puede exigir obediencia de un modo incondicional, incluso para las leyes injustas. No siendo admisible bajo ningún concepto el tiranicidio.

5.- El Estado no está obligado por su propia ley.

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En 1690, Cuarenta años después de la edición del Leviathan de Hobbes,  Locke escribe Dos ensayos sobre el gobierno civil, sentando los principios básicos del constitucionalismo liberal, en clara discusión intelectual con éste.

Resultado de imagen de Dos ensayos sobre el gobierno civilLocke tiene motivos personales para ello puesto que se acercó a tales ideas como médico y secretario del conde de Shaftesbury, líder del partido Whig, adversario del absolutismo monárquico en la Inglaterra de Carlos II y de Jacobo II. Convertido a la defensa del poder parlamentario, el propio Locke fue perseguido y tuvo que refugiarse en Holanda, de donde regresó tras el triunfo de la «Gloriosa Revolución» inglesa de 1688.

Locke fue uno de los grandes ideólogos de las élites protestantes inglesas que, agrupadas en torno a los whigs, llegaron a controlar el Estado en virtud de aquella revolución; y, en consecuencia, su pensamiento ha ejercido una influencia decisiva.

Mientras que el tipo de contrato social que Hobbes defiende sacrifica la libertad individual en beneficio de la paz y la seguridad, Locke defiende el contrapeso entre los poderes legislativo y ejecutivo, y conserva algunas libertades individuales, sobre todo la libertad de propiedad, y cierta  tolerancia religiosa hacia todas las sectas protestantes e incluso a las religiones no cristianas; pero excluyendo la tolerancia tanto a los ateos como a los católicos (siendo el enfrentamiento de estos últimos con los protestantes lo que Locke percibe como la clave de los conflictos religiosos que venían desangrando a las islas Británicas y a Europa entera).

Además de la trayectoria personal de Locke, entre 1650 y 1690 sucedieron cosas importantes en la islas británicas y en el continente, que contribuyen a explicar el contraste de su filosofía política con respecto a la de Hobbes.

Hobbes publicó el Leviatán en 1651, dos años después de haberse instaurado la República o Commonwealth de Cromwell que se prolongó hasta 1658.

Resultado de imagen de republica de cromwellCromwell fue durante este tiempo el Lord Protector de la República, pero restableció una fórmula absolutista disolviendo al Parlamento pues “Jehová ya no necesitaba de sus servicios”. Además, los intentos de rebelión fueron cruelmente reprimidos como “el castigo justo impuesto por Dios a los bárbaros miserables”, eliminando asimismo a los grupos extremistas, democráticos y radicalizados de su Nuevo Ejército, como los Niveladores (Levellers), Cavadores (Diggers) y otros.

Se mantuvo en el poder pese a su fórmula absolutista, porque su base de apoyo social y religiosa -burguesía y puritanismo- estaba en clara oposición a la monárquica -nobleza y anglicanismo-. Además poseía un poderoso ejército de Santos o Iron - sides, concedió importantes ventajas comerciales a la burguesía (Ley de Navegación de 1651 y tratados comerciales con Holanda y Francia) y obtuvo importantes victorias militares frente a Holanda y España.

Al morir Cromwell en 1658, había un clima de anarquía general. Los realistas consideraban a los seguidores de Cromwell como usurpadores, mientras que los parlamentarios estaban en contra de la monarquía disfrazada de sus partidarios. La única solución posible parecía ser la restauración de los Estuardo, por lo que Carlos II fue invitado por el Parlamento a volver a Inglaterra.

Con el regreso de Carlos II se inició el período de la Restauración (1660-85), inclinándose por un Estado absolutista similar al descripto en el Leviatán y una fuerte propensión hacia el catolicismo. En 1668 Hobbes publicó Behemoth, historia de las causas de la guerra civil en Inglaterra. En 1675 Locke emigró a Francia, y regresó a Londres en 1679, año de la muerte de Hobbes y de la proclamación de la Ley de Habeas Corpus por el Parlamento. 

El problema básico es la contraposición entre gobierno real absolutista y gobierno parlamentario, pero en ese momento ya estaba asegurada la supremacía social y económica de la burguesía, la cual estimaba que la estructura del Estado debía descansar en el poder legislativo (Parlamento) y no en el poder ejecutivo real.

Así las cosas, la muerte de Carlos II llevó al trono a Jacobo II (1685-88), católico declarado que pretendía el poder absoluto y que desafió frontalmente a la burguesía. 

En 1688, los protestantes ingleses se rebelan en contra de la tiranía católica y Jacobo II huye a Francia. Este episodio desencadena lo que se conoció como la “Revolución Gloriosa” de 1688-89. 

El Parlamento logra que Guillermo de Orange y su esposa María regresen a Inglaterra en noviembre de 1688 con una poderosa flota. Este rey protestante, en una incruenta incursión, gana su corona con el apoyo de los Whigs (liberales)  e incluso de los Tories (conservadores), quienes, aunque favorecían la autoridad del rey sobre el Parlamento, percibían las inconveniencias del monarca “papista”.

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Tomás Várnagy

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