Aunque pueda resultarnos quizás sorprendente, la filosofía presocrática puede ofrecernos, todavía hoy, sugerencias muy interesantes.
Aproximación filológica Felipe Martinez Marzoa |
Para interpretar esos textos pueden seguirse algunas estrategias.
Una estrategia con larga tradición es la aproximación filológica al problema. Con ello, de lo que se trata es de desgranar el significado que tenía el vocabulario utilizado en el momento en que se escribió el texto, tanto para el que escribe como para los oyentes a los que el texto se dirigía. Expresiones como arjé, apeiron, logos, etc., deben ser cuidadosamente analizadas bajo este punto de vista.
Otra estrategia muy útil consiste en atender a los contextos.
Sin duda, el primer contexto oportuno es el conjunto de textos del autor y el de los otros autores, si los hay, con los que éste discute o a los que sigue.
Afortunadamente para nosotros, gran parte de este trabajo ya está hecho: Niestzche, Heiddeger, Gadamer, Vattimo,...
De acuerdo con esta forma de ver las cosas, tenemos, por un lado, una tradición pitagórica cuyas raíces estarían en la mística órfica. Por el otro lado, la tradición que se inicia en Tales, cuya raíces se hunden en la teología racional délfica, vinculada con el oráculo de Delfos.
A su vez, estos dos caminos se oponen, y esto les da cierta unidad, a una tercera visión: la de la textualidad de los mitos tradicionales de Homero y de Hesiodo. Frente a ésta, los dos caminos son lo mismo: filosofía.
¿Cómo sabemos que estamos en una línea correcta de interpretación?
Una pista clara nos la da el hecho de que la comprensión lo es del conjunto y no de tal o cual parte concreta. Cuando todas la piezas empiezan a encajar es que estamos teniendo cierto éxito.
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