viernes, 24 de mayo de 2019

SAAVEDRA Y EL CONOCIMIENTO DE LA UBICACIÓN DE NUMANCIA

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Eduardo Saavedra fue destinado como ingeniero de caminos en la provincia de Soria, hacia 1850. En ese tiempo no estaba claro todavía dónde había estado Numancia. 

El conocimiento de la ubicación de Numancia se había perdido en la Edad Media y algunos hallazgos arqueológicos como un resto epigráfico con el nombre de Numantio habían contribuido a afianzar la confusión de que pudiera haber estado en Zamora. 

Saavedra, decidido a resolver la incógnita, recogió las noticias de la vías romanas que podían deducirse del Itinerario de Antonino, en el tramo concreto que se dirigía desde Asturica (Astorga) a Caesaraugusta (Zaragoza); y más concretamente, en su recorrido por la provincia de Soria, entre Uxama (Osma) y Augustobriga (Muro). Esto le llevó a realizar finalmente excavaciones en 1853, siendo el primero que demostró, con evidencias, la ubicación de Numancia en el cerro de La Muela de Garray, en un trabajo premiado por la Real Academia de la Historia, en 1861,  que, por cierto,  ya se había inclinado en 1799 por  la ubicación de Numancia en ese lugar.

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A partir de las investigaciones de Saavedra, los trabajos arqueológicos se sucedieron en la ciudad. Las primeras campañas oficiales se acometieron entre 1861 y 1867 (año de celebración del XX Centenario de la Epopeya Numantina), por una Comisión de la Real Academia de la Historia, de la que formó parte Saavedra. Estas excavaciones utilizaron el sistema de zanjas (unos 15.000 m2), afectando a nueve manzanas, relacionadas con la ciudad de época romana.

En la Memoria de estos trabajos se proponía a la Academia la continuidad de las mismas y la adquisición de los terrenos para proteger las ruinas. Pero la huida a Francia de Isabel II, en 1868, y el cambio de Gobierno, impidieron su continuidad.
No obstante, estos informes posibilitaron que el cerro de La Muela fuera declarado Monumento Nacional el 25 de Agosto de 1882, pero no se volvería a hacer excavaciones hasta bastantes años más tarde.

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Enrique Baquedano retrata aquí las repercusiones de las guerras numantinas en Roma así como en el resto del mundo antiguo. Analiza, asimismo, las diferentes etapas de las excavaciones desarrolladas desde el descubrimiento arqueológico de Numancia y destaca su interés en el contexto de la historia de España -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

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