De lo apeiron (ilimitado) surgen los mundos, "pero cualesquiera que sean las cosas de donde
procede la génesis de las cosas que existen, en esas mismas tienen
éstas que corromperse por necesidad; pues estas últimas tienen que
cumplir la pena y sufrir la expiación que se deben recíprocamente
por su injusticia, de acuerdo con los decretos del Tiempo", (en el orden del tiempo, en el tribunal del tiempo).
Este fragmento es un joya de un valor inestimable, dice Werner Jaeger. Frente a un texto de este tipo caben no obstante diferentes actitudes.
Dejando a un lado aquellas digamos ordinarias, no expertas, no iniciadas; podemos todavía distinguir las actitudes que se inclinan por relativizar la importancia del texto de otras que ven este texto algo que vale la pena analizar con detenimiento.
Al primer grupo pertenece aquellos que apelando a que hay textos anteriores, de Hesíodo por ejemplo, que quizás por conocerlos en toda su extensión nos parecen menos profundos y menos filosóficos. Por lo tanto, habría una cierta arbitrariedad en reverenciar unos textos y no los otros. De hecho, el listado de filósofos se debe a la intencionalidad de Platón y Aristóteles, primero; y más tarde, a la de compiladores como Diógenes Laercio.
Sin embargo, desde la corriente hermenéutica, una corriente que se ha convertido quizás en la corriente filosófica principal en éste siglo XXI, se están haciendo no pocos esfuerzos por interpretar los fragmentos de los filósofos presocráticos en toda su profundidad, y especialmente este texto de Anaximandro, que por ser tan antiguo y sugerente merece singular atención.
La hermenéutica sigue para ello la estela de Niestzche (que por ejemplo interpreta el origen de la tragedia griega en términos de lo apolineo y lo dionisiaco); pero sobre todo de Heidegger; y después de él, de Gadamer, y más recientemente de Vattimo.
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Una interpretación hermenéutica del fragmento:
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Sin embargo, desde la corriente hermenéutica, una corriente que se ha convertido quizás en la corriente filosófica principal en éste siglo XXI, se están haciendo no pocos esfuerzos por interpretar los fragmentos de los filósofos presocráticos en toda su profundidad, y especialmente este texto de Anaximandro, que por ser tan antiguo y sugerente merece singular atención.
La hermenéutica sigue para ello la estela de Niestzche (que por ejemplo interpreta el origen de la tragedia griega en términos de lo apolineo y lo dionisiaco); pero sobre todo de Heidegger; y después de él, de Gadamer, y más recientemente de Vattimo.
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Una interpretación hermenéutica del fragmento:
Anaximandro de Mileto
Teresa Oñate
La temática a partir del fragmento:
Génesis vs. arjé.
Unidad en la multiplicidad. Coordinación. Armonía matemática.
Pasados con posibilidades no cumplidas y futuros posibles. Múltiples posibilidades que se dan en el presente (que se pierden pero que podrían ser recuperadas).
Big bang y evolución intuidas.
Justicia y configuraciones excluyentes. Injusticia en las configuraciones excluidas. Heidegger. Los presentes cometen injusticia contra los ausentes.
Unidad en la multiplicidad. Coordinación. Armonía matemática.
Pasados con posibilidades no cumplidas y futuros posibles. Múltiples posibilidades que se dan en el presente (que se pierden pero que podrían ser recuperadas).
Big bang y evolución intuidas.
Justicia y configuraciones excluyentes. Injusticia en las configuraciones excluidas. Heidegger. Los presentes cometen injusticia contra los ausentes.
En definitiva, queda sugerida una ontología modal, de lo posible, lo necesario y lo contingente.
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Un pequeño relato ilustrativo.
El tema de las configuraciones posibles excluyentes, de las cuales sólo una de ellas se da en el presente, podría remitir a los mundos posibles que postulan algunos desarrollos de la mecánica cuántica. Sin embargo Teresa Oñate elige para ilustrar lo que se plantea en el fragmento de Anaximandro un enfoque diferente relativo a un episodio que sucede en un pequeño asentamiento rural chino.
Aquí, es costumbre que los ancianos sintiendo cerca la muerte se alejen del poblado para morir. La señal inequívoca de que deben hacerlo es haber perdido todos los dientes. el caso es que la anciana protagonista conserva sus dientes pero siente que debe dar paso a la siguiente generación. Entonces, lo que hace es golpearse contra una piedra hasta perderlos, sin que nadie lo sepa. Es su modo de no cometer injusticia, con su presencia, contra lo ausente, que podrá hacerse así presente sin su presencia excluyente.
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¿Qué imagen implica el fragmento cuando habla de injusticia?
Dice Jaeger:
Implica la imagen de una escena en la sala de un tribunal. Cuando hay dos partes en disputa, aquella que ha tomado más de la cuenta, sea por la fuerza o por la astucia, tiene que pagar daños y perjuicios por su pleonexía a la parte a la que ha perjudicado. Para los griegos, para quienes lo justo es lo igual, esta pleonexía o tomar más de la cuenta es la esencia de la injusticia. No debemos pensar en derechos civiles ni políticos, sino simplemente en derechos de propiedad, en las querellas diarias por lo mío y lo tuyo.
En las cosas del mundo natural, que se generan y se corrompen, el juez es el Tiempo.
No sólo en el mundo político, sino en el reino entero del Ser hay exactamente tal justicia inmanente.
Algunos han tratado de leer nuestra idea actual de las leyes de la naturaleza en las palabras de Anaximandro, pero lo que hemos encontrado, dice Jaeger, es algo enteramente distinto. No hay aquí una escueta reproducción de la secuencia regular de la causa y el efecto, sino una norma universal que pide un total acatamiento, pues no es nada menos que la justicia divina misma.
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LA TEOLOGIA DE LOS PRIMEROS FILOSOFOS GRIEGOS
WERNER JAEGER
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Un pequeño relato ilustrativo.
El tema de las configuraciones posibles excluyentes, de las cuales sólo una de ellas se da en el presente, podría remitir a los mundos posibles que postulan algunos desarrollos de la mecánica cuántica. Sin embargo Teresa Oñate elige para ilustrar lo que se plantea en el fragmento de Anaximandro un enfoque diferente relativo a un episodio que sucede en un pequeño asentamiento rural chino.
Aquí, es costumbre que los ancianos sintiendo cerca la muerte se alejen del poblado para morir. La señal inequívoca de que deben hacerlo es haber perdido todos los dientes. el caso es que la anciana protagonista conserva sus dientes pero siente que debe dar paso a la siguiente generación. Entonces, lo que hace es golpearse contra una piedra hasta perderlos, sin que nadie lo sepa. Es su modo de no cometer injusticia, con su presencia, contra lo ausente, que podrá hacerse así presente sin su presencia excluyente.
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¿Qué imagen implica el fragmento cuando habla de injusticia?
Dice Jaeger:
Implica la imagen de una escena en la sala de un tribunal. Cuando hay dos partes en disputa, aquella que ha tomado más de la cuenta, sea por la fuerza o por la astucia, tiene que pagar daños y perjuicios por su pleonexía a la parte a la que ha perjudicado. Para los griegos, para quienes lo justo es lo igual, esta pleonexía o tomar más de la cuenta es la esencia de la injusticia. No debemos pensar en derechos civiles ni políticos, sino simplemente en derechos de propiedad, en las querellas diarias por lo mío y lo tuyo.
En las cosas del mundo natural, que se generan y se corrompen, el juez es el Tiempo.
No sólo en el mundo político, sino en el reino entero del Ser hay exactamente tal justicia inmanente.
Algunos han tratado de leer nuestra idea actual de las leyes de la naturaleza en las palabras de Anaximandro, pero lo que hemos encontrado, dice Jaeger, es algo enteramente distinto. No hay aquí una escueta reproducción de la secuencia regular de la causa y el efecto, sino una norma universal que pide un total acatamiento, pues no es nada menos que la justicia divina misma.
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LA TEOLOGIA DE LOS PRIMEROS FILOSOFOS GRIEGOS
WERNER JAEGER
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Interpretaciones antiguas. De Teofrasto a Cicerón.
A menudo, les parece a los estudiantes de filosofía que se va demasiado lejos con un fragmento tan corto. En realidad, la interpretación se basa también en otras fuentes. Existen fuentes secundarias que una vez pasadas por el filtro de la crítica suministran información sumamente interesante.
Fuentes de los últimos años
del período antiguo nos han dejado cierto número de notables
testimonios que se remontan con toda certeza a Teofrasto y que
por consiguiente no pueden menos de basarse en un conocimiento directo de los escritos de Anaximandro. Estos testimonios
concuerdan todos en decir que Anaximandro creía en innumerables mundos.
Se dice que Anaximandro llamaba a estos mundos "dioses",
enseñando así que hay innumerables dioses; y como estos mundos
nacen y mueren periódicamente, puede hablar Cicerón de los dioses de Anaximandro, que no eran eternos, sino que se limitaban a tener una larga vida.
la pregunta ahora es qué relación tienen esos dioses con lo divino-apeiron.
Parece que Anaximandro sigue en este punto con la concepción genésica de Hesiodo, de tal modo que estos dioses procederían del apeiron. Lo que tenemos entonces es una teogonía filosófica.
la pregunta ahora es qué relación tienen esos dioses con lo divino-apeiron.
Parece que Anaximandro sigue en este punto con la concepción genésica de Hesiodo, de tal modo que estos dioses procederían del apeiron. Lo que tenemos entonces es una teogonía filosófica.
La interpretación contemporánea de la hermenéutica.
Con todo, cabe una interpretación que tenga en cuenta que la noción de arjé ha de mantener cierta coherencia en el conjunto de propuestas presocráticas. Si el arjé no es algo que hubiera en un principio sino lo que principia, es decir, lo que legisla todo, entonces el apeiron no es el arjé, el principio que gobierna todo es precisamente el proceso de ida y vuelta desde el apeiron y hacia el apeiron, en un cambio de configuraciones que por ser mutuamente excluyentes originan una cierta injusticia por el hecho de que mientras una permanece la otra no puede presentarse.
La posibilidad de darse la vuelta lo que hace posible es el retorno de pasados que fueron sustituidos quizás prematuramente sin quedar perfeccionados, pero que al volver tienen la posibilidad de perfeccionarse, de limitarse, empleando el término limitado como lo hacen habitualmente los griegos, puesto que lo limitado es lo acabado, mientras que lo ilimitado es lo inacabado.
Lo presente es siempre contingente. Lo que es necesario es el proceso por el cual hay nacimiento y muerte. Todo lo que nace tiene que perecer necesariamente. Mientras lo presente está presente está bloqueando otras configuraciones, puesto que las posibilidades son infinitas, y con ello, está cometiendo injusticia con respecto de aquello que no está teniendo cabida.
Con todo, cabe una interpretación que tenga en cuenta que la noción de arjé ha de mantener cierta coherencia en el conjunto de propuestas presocráticas. Si el arjé no es algo que hubiera en un principio sino lo que principia, es decir, lo que legisla todo, entonces el apeiron no es el arjé, el principio que gobierna todo es precisamente el proceso de ida y vuelta desde el apeiron y hacia el apeiron, en un cambio de configuraciones que por ser mutuamente excluyentes originan una cierta injusticia por el hecho de que mientras una permanece la otra no puede presentarse.
La posibilidad de darse la vuelta lo que hace posible es el retorno de pasados que fueron sustituidos quizás prematuramente sin quedar perfeccionados, pero que al volver tienen la posibilidad de perfeccionarse, de limitarse, empleando el término limitado como lo hacen habitualmente los griegos, puesto que lo limitado es lo acabado, mientras que lo ilimitado es lo inacabado.
Lo presente es siempre contingente. Lo que es necesario es el proceso por el cual hay nacimiento y muerte. Todo lo que nace tiene que perecer necesariamente. Mientras lo presente está presente está bloqueando otras configuraciones, puesto que las posibilidades son infinitas, y con ello, está cometiendo injusticia con respecto de aquello que no está teniendo cabida.
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