La filosofía es crítica, debate y discusión. La pregunta de con quién está en discusión Jenófanes es por lo tanto oportuna y la respuesta es clara: Homero.
La tradición intelectual y moral dominante tenía en Homero su valedor, por quien había sido educada toda la Hélade. Jenófanes pensaba esto mismo: para él era Homero el hombre de quien todos los hombres han aprendido desde el comienzo. Estas palabras revelan una clara percepción de la todopoderosa autoridad de Homero dentro del área entera de la cultura griega. Y fue precisamente a causa de esta percepción por lo que Jenófanes se sintió obligado a atacar a Homero como el principal sostén de los errores que prevalecían.
Anaximandro, dice Jaeger, tuvo que sentir esta misma oposición a las deidades antropomórficas de la tradición cuando
afirmaba audazmente que lo Ilimitado era lo Divino, rehusándose
así a permitir que la naturaleza divina tomase la forma de distintos dioses individuales, pero es Jenófanes el primero que declara la guerra a los viejos dioses: Un dios, Ni en su forma, ni en su pensamiento es igual a los mortales.
Una cosa es segura para Jenófanes: el espíritu humano es una forma
inadecuada para comprender por medio de ella esa infinita unidad que lo gobierna todo: el Dios Uno.
Ahora bien, el Uno no significa el único. Jenófanes, a la vez que exalta a este Dios como más que humano, también lo califica explícitamente del "más grande entre los dioses y los hombres".
Por otro lado, y eso es muy importante, el Dios de Jenófanes está indiscutiblemente imaginado como un ser consciente, personal, hecho que lo distingue de lo que Anaximandro llama lo Divino. El Dios de Jenófanes "ve como un todo, piensa como un todo, oye como un todo".
La expresión ver, oír o pensar como un todo, dice más de lo que parece. Es consistente con que el Uno no sea antropomórfico, puesto que no oye con algo que pueda asimilarse a los órganos del oído, sino que es todo él el que oye.
El Uno no está en movimiento sino en reposo, y es omnipotente: puede hacer oscilar el mundo sólo con el poder de su espíritu.
Con todo, lo importante es que Jenófanes no fue un fenómeno aislado. Se limitó a colocar a la plena luz de la conciencia las inevitables consecuencias de la revolución filosófica para la fe religiosa a que conducían las teorías jónicas sobre la naturaleza.
Pero no se le oculta en absoluto a Jenófanes que esa fe religiosa que el promueve choca con la asentada relación de los dioses con la polis.
Por lo tanto, no será hasta el siglo IV, cuando habían muerto los dioses de la polís y esta misma iba perdiendo su identidad dentro del imperio universal de Alejandro, que pueda llegar a su plenitud la teología universalista.
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LA TEOLOGIA DE LOS PRIMEROS FILOSOFOS GRIEGOS
WERNER JAEGER
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El Uno de Jenófanes es el que nos da la mejor pista para entender el Ser de Parménides, pues a quien éste sigue y es con éste con el que Parménides hace escuela; la escuela eleática; mientras que Zenón, sin embargo, contribuye más bien a distorsionar que a aclarar el pensamiento de la escuela.
Ahora bien, el Uno no significa el único. Jenófanes, a la vez que exalta a este Dios como más que humano, también lo califica explícitamente del "más grande entre los dioses y los hombres".
Por otro lado, y eso es muy importante, el Dios de Jenófanes está indiscutiblemente imaginado como un ser consciente, personal, hecho que lo distingue de lo que Anaximandro llama lo Divino. El Dios de Jenófanes "ve como un todo, piensa como un todo, oye como un todo".
La expresión ver, oír o pensar como un todo, dice más de lo que parece. Es consistente con que el Uno no sea antropomórfico, puesto que no oye con algo que pueda asimilarse a los órganos del oído, sino que es todo él el que oye.
El Uno no está en movimiento sino en reposo, y es omnipotente: puede hacer oscilar el mundo sólo con el poder de su espíritu.
Con todo, lo importante es que Jenófanes no fue un fenómeno aislado. Se limitó a colocar a la plena luz de la conciencia las inevitables consecuencias de la revolución filosófica para la fe religiosa a que conducían las teorías jónicas sobre la naturaleza.
Pero no se le oculta en absoluto a Jenófanes que esa fe religiosa que el promueve choca con la asentada relación de los dioses con la polis.
Por lo tanto, no será hasta el siglo IV, cuando habían muerto los dioses de la polís y esta misma iba perdiendo su identidad dentro del imperio universal de Alejandro, que pueda llegar a su plenitud la teología universalista.
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LA TEOLOGIA DE LOS PRIMEROS FILOSOFOS GRIEGOS
WERNER JAEGER
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El Uno de Jenófanes es el que nos da la mejor pista para entender el Ser de Parménides, pues a quien éste sigue y es con éste con el que Parménides hace escuela; la escuela eleática; mientras que Zenón, sin embargo, contribuye más bien a distorsionar que a aclarar el pensamiento de la escuela.
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