miércoles, 17 de junio de 2015

GUERRA DE LAS CIENCIAS. MARIO BUNGE CONTRA LA "NUEVA" SOCIOLOGÍA DE LA CIENCIA

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¿Contra quién escribe Bunge? ¿A quiénes considera nuevos sociólogos de la ciencia?

En general, a la Escuela de Frankfurt, a Althusser y también a Foucault; pero específicamente a Kuhn, Feyerabend, Latour, Woolgar, Bloor, Barnes, Collins, y a todos sus seguidores, que califica de escépticos radicales, externalistas, constructivistas y relativistas, agrupados bajo la etiqueta académica de Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS).Digamos que Bunge está contra los  estudios CTS.

Les acusa de haber contribuido poco a resolver problemas interesantes que caen dentro del campo de la sociología de la ciencia, y sin embargo, haber alentado pseudociencias. Todo ello, dentro de un marco postmoderno que sigue el lema de Nietzsche Fiat vita pereat veritas: Hágase la vida aunque perezca la verdad. Mientras que  el lema que hay que seguir, cientificista y humanista es, dice Bunge: vita sine veritas vana: la vida sin verdad es vana.

En todo esto, Bunge se ratifica en 2014: Crítica de la nueva Sociología de la Ciencia. 

Definiciones

Bunge define lo que combate del siguiente modo:

Externalismo: los conceptos científicos vienen determinados por el marco de referencia social.

Constructivismo: el sujeto que investiga construye los hechos investigados.

Relativismo: no existen verdades objetivas  universales.

Las Coordenadas de Bunge: 

Universidad Nacional de la Plata, Universidad de Buenos Aires, Universidad McGill en Montreal.

Filiaciones: 

Cientificismo: el mejor conocimiento sobre la realidad es el que se obtiene a través de la aplicación del método de investigación científica.

Materialismo: todo lo que existe es material (por ejemplo, para Bunge la energía es una propiedad de la materia).

Realismo científico: ontológico (las cosas tienen existencia independientemente de que un sujeto las conozca), gnoseológico (la realidad es inteligible) y ético (hay hechos morales y verdades morales objetivas).


Sistemismo: todo lo que existe es un sistema o parte de un sistema.

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Crítica al programa fuerte  (PF) de la sociología

Bunge asegura que la sociología de la ciencia tuvo un buen momento con Merton y su escuela, pero que empezó a rodar cuesta abajo a partir de los años sesenta con el programa fuerte de Bloor, Barnes y Shapin, de la Universidad de Edimburgo.  

El programa fuerte, dice Bunge, pretende que todo el conocimiento está moldeado por la sociedad y tiene que ver de alguna forma con ella, incluso las matemáticas lo están. Es por lo tanto externalista en tanto que supone que las ideas, los procedimientos y las acciones de cada científico están determinadas por su ámbito social.

El efecto externo puede ser local (de la comunidad científica sobre el científico), o global (ejercido por la sociedad en general); y por otro lado puede ser débil o fuerte, según que se considere que el efecto externo simplemente influye o es determinante.


Bunge no tiene grandes reparos con respecto al  local moderado. Incluso podría llegar a discutir cosas con el externalismo global moderado. Lo que no a admite es ningún tipo de externalismo radical. Esto es, no admite que la ciencia natural esté constituida a imagen y semejanza de la sociedad ni tiene el objeto de reforzar el orden social.  Pero el externalismo radical global es objeto de su ataque: ¿Cuál es el contenido social de una función matemática?

Critica a la fenomenología de Husserl, al constructivismo y al relativismo

Resultado de imagen de vida en el laboratorioLa fenomenología de Husserl va la zaga , dice Bunge, de Kant, Hegel y Dilthey, y todos ellos están contra la ciencias positivas, objetivas. Escriben sobre la construcción de la realidad y no sobre el estudio de la misma. Con mayor motivo si cabe, la crítica se extiende a Berger y Luckmann.

En esa línea constructivista están Latour y Woolgar. Bunge les acusa de estudiar la actividad de los científicos como quien estudia una tribu primitiva: etnometodología de los laboratorios. Lo que ocurre, dice Bunge, es que no entienden lo que están investigando porque no entienden los objetivos del trabajo que están haciendo los científicos en los laboratorios. Ven construcciones donde hay descripciones y representaciones. Filosóficamente son victimas del idealismo.

La crítica al relativismo es una consecuencia de la crítica al constructivismo, puesto que el relativismo surge cuando no existe una realidad independiente objetiva. Entonces lo que se considera verdadero puede ser diferente en distinto tiempo y distinto lugar. 

Bunge admite un relativismo epistemológico moderado, en tanto que está dispuesto a corregir las proposiciones sobre los hechos, pero no se puede, dice, dudar de todo ni dudar cuando no hay razones para ello.

La ciencia no es algo ordinario, un discurso más

A la nueva sociología de la ciencia le parece que la ciencia no es nada especial porque no se acercan a ella sin preparación y llaman observación participante a lo que no es más que una ojeada desde la galería, que no se molesta en aprender el idioma de la tribu que pretende investigar. si se cree que la ciencia es algo ordinario, lo que se dice sobre ella también lo es.

En suma

Bunge concluye que la nueva sociología de la ciencia es responsable, junto con otros: Marcuse, Habermas,... de la adopción de doctrinas anticientíficas que alejan a los jóvenes del estudio de la ciencia y la tecnología y es causa del desastroso estado actual del alfabetismo científico. Si todo vale (Feyerabend), entonces nada vale gran cosa.
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Dificultades para mantener un cientificismo sin matices: 

Sin duda, la de Bunge es una postura que concuerda con el sentido común, esto es, con lo que la mayoría piensa sobre la ciencia, incluidos muchos de los científicos, sobre todo, los científicos naturales. Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XX se han ido viendo motivos para dudar de que la división entre la ciencia y la pseudociencia, entre las teorías científicas y otro tipo de especulaciones sea un frontera perfectamente definida y que la ciencia sea el resultado de una investigación completamente objetiva y neutral.

Lo principal de estos motivos se puede resumir con no muchas palabras.

Las teorías son simplificaciones. No contienen todos los elementos del fenómeno que se se investiga sino que se hace una selección de los datos que se consideran relevantes. Esta selección de datos es la carga teórica y depende de las hipótesis de partida del científico y en última instancia de la concepción del mundo. de una ontología, de una metafísica.

Bunge admite que la carga teórica de la observación existe, pero no llega admitir que la frontera entre la observación y los conceptos teóricos sea difusa.

Por otro lado puede suceder que la concepción de la realidad que se tenga resulte tan familiar que se piense que no hay otra posible, que daría teorías diferentes a las  que se tienen.

Por ejemplo, la hipótesis de Bunge de que toda explicación científica es reducible a la materia y que todo lo que existe es material, es una hipótesis ontológicamente fuerte, que nos remite a la pregunta de qué es la materia. 

En tanto que la concepción sobre el mundo es algo culturalmente adquirido a través de la pertenencia social, cabe decir que la sociedad no es una influencia menor ni prescindible en la generación de las teorías científicas. Aquí el problema es quizás una cuestión de grado. Bunge admite la influencia, pero cuan fuerte es esa influencia es lo que se discute. Un matiz importante es si se discute sobre la verdad de un teoría o sobre el éxito o fracaso de un teoría. ¿Es todo verificable empíricamente? 

Posiblemente, la postura anticientífica y la fobia tecnológica de algunos grupos, a los que Bunge afea la conducta, tiene menos que ver con la sociología de la ciencia que con las bombas atómicas del final de la guerra, la bomba de hidrógeno o el desarrollo nuclear en la guerra fría, o con los límites del crecimiento, la sostenibilidad o la problemática relación de tecnología y medio ambiente.

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