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martes, 22 de julio de 2025

EL HILO QUE LLEVA DE LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA DEL XVII A KANT. CÓMO EXPLICAR LA FÍSICA DE NEWTON DESPUÉS DE HUME.

La historia de la filosofía que se desarrolla en las islas británicas durante varios siglos, a partir del siglo XIII, es la historia de su controversia con la filosofía de Aristóteles. El conceptualismo o realismo moderado de santo Tomás es puesto bajo la crítica del nominalismo de Ockam. 

Pero es más tarde, en el XVII, cuando se produce la gran deconstrucción del concepto aristotélico de sustancia, con Locke y Berkeley; y finalmente, la puntilla final, con la crítica a la noción de causa que lleva a cabo Hume. 

Esto deja las cosas en una posición de escepticismo poco moderado, ya que atacada la epistemología de Aristóteles, para la cual,  conocer algo es conocer las cosas por sus causas, si no podemos asegurar la existencia de un vinculo causal necesario, si nos movemos en el ámbito de la mera regularidad de acontecimientos, entonces cuál es el alcance de nuestro conocimiento posible. 

Por otro lado, y también en las islas británicas, ya muy avanzado el siglo XVII, Newton es capaz de componer un extenso tratado sobre filosofía natural, en el que precisamente parece poder hacer lo que no es posible: dar explicaciones que relaciones de modo determinista las causas y los efectos.  

En Alemania, la tradición filosófica había ido por un camino diferente. En la mitad del siglo XVIII nos encontramos con un cierto racionalismo dogmático heredero de Leibniz y divulgado académicamente por Wolff. En ese contexto, Kant lee a Hume, y queda persuadido de que el racionalismo dogmático tiene que ser puesto en crisis. Pero, si se abraza un posición escéptica, cómo explicar entonces que el tratado de Newton sea completamente plausible. 

Ese es el trabajo que acomete Kant: explicar cómo es posible poner entre paréntesis las ideas de yo, del mundo y de Dios; y a la vez ser capaces de elaborar una física que da cuenta de hechos como el lanzamiento de un proyectil o el giro de los astros, haciendo predicciones que se cumplen. 

La solución es en realidad bastante elaborada y pasa por introducir un concepto no trivial: el sujeto trascendental; de tal modo que la realidad no está puesta ahí delante para se descubierta, pero tampoco es una construcción subjetiva. El conocimiento de la realidad depende de algo que el sujeto de conocimiento pone, pero ese algo es intersubjetivo, que está más allá de tal o cual sujeto individual, es compartido. 

La física es el estudio del movimiento que se desarrolla en el espacio y el tiempo. El espacio y el tiempo son precisamente lo que el sujeto trascendental pone: la estética trascendental. 

Con ello, la física se aleja de Aristóteles y retoma algunos aspectos del platonismo pitagorizante que venía desarrollándose desde Galileo. Se vuelve física matemática. 



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